jueves, 30 de julio de 2009

COMUNIDAD NEGRA EN URUGUAY



DE ESCLAVAS A DOMÉSTICAS.
SOBRE LAS MUJERES
AFRODESCENDIENTES
EN URUGUAY
.
Escribe
Silvina Santillán (*)
28 de JULIO de 2009
------- (NOTA DOS)

Publicado en
Boletín “UN-MUNDO.org. America latina

Para Beatriz Ramírez, titular de la Secretaría de la Mujer Afrodescendiente, el suyo es un país con características particulares: “primero, se auto identifica como muy integrador, muy igualitario, pero si comenzás a rascar un poco comienza a mostrar que no ha sido tan así su historia. Inclusive cuando se hacen estudios o encuestas, claramente te muestran datos concretos de cómo la población se resiste a la convivencia con la población afrodescendiente”. La Secretaría que maneja Ramírez es una conquista del gobierno de izquierda del Frente Amplio, primero socialista en la historia del país que encabeza el presidente Tabaré Vázquez desde marzo de 2005. Ella, de 52 años, ha tenido otras conquistas: es una de las fundadoras de Mundo Afro, una emblemática organización no gubernamental nacida hace 20 años.

Motor de la concreción de algunas de las muchas reivindicaciones de un colectivo que a veces parece acostumbrado, con fatalismo a su postergación, Mundo Afro realizó también en 1996 el primer Diagnóstico sobre la Condición de la Mujer Negra. “A 152 años de la abolición de la esclavitud, el 50 por ciento de las mujeres ocupadas incluidas en este estudio trabaja en el servicio doméstico (…) la misma actividad que desempeñaban mayoritariamente las mujeres negras en la época de la esclavitud”. Las conclusiones del documento siguen hoy vigentes. Las mujeres negras en su mayoría se dedican a “trabajos menos calificados y por lo tanto con menos ingresos y menos posibilidad de movilidad ocupacional, lo que determina el ciclo de pobreza y exclusión que la población afro descendiente vive, con una jefatura femenina en promedio alta”, explica Ramírez.

Contrario al resto de la sociedad uruguaya, la población negra se recuesta en los tramos más jóvenes y tiene una natalidad más alta. En cuanto a la permanencia y acceso a la educación, los jóvenes desertan el doble que el resto, fundamentalmente las mujeres que tempranamente ingresan al mercado laboral y asumen responsabilidades de manutención de sus familias.

También el aumento de mujeres negras encarceladas por delitos vinculados al narcotráfico y la rapiña, es un fenómeno de los últimos años debido al empuje de la crisis de 2002. Como efecto dominó de la hecatombe financiero-institucional que atravesó en 2001 la Argentina, país vecino y del cual Uruguay tradicionalmente ha dependido en materia económica, los orientales cayeron en picada con un desempleo que llegó al 25 por ciento.

Tambores negros

Y es que la ecuación mujer más negra suma problema y resolverlo es “el primer desafío así como velar por nuestras oportunidades”, sostiene Claudia de los Santos, de 40 años, coordinadora nacional de Mundo Afro, donde las mujeres también “nos juntamos para seguir desarrollándonos y no ser siempre empleadas domésticas. Queremos algo más”.

Aunque este año concretará posiblemente su traslado hacia otra zona capitalina, de momento Mundo Afro desenvuelve su actividad en un amplio y reciclado a pulmón predio municipal montevideano, contiguo al bar Fun-Fun donde en 1933, cuenta la leyenda, cantó Carlos Gardel, la voz mayor del tango del Río de la Plata. Lágrima Ríos (Lidia Melba Benavides Tabares) la “Perla Negra” del tango rioplatense y voz privilegiada del candombe, fallecida en 2006 a los 82 años, fue la emblemática presidenta de esta organización que hoy enarbola su figura como bandera; igual que la de otras dos mujeres potentes: Rosa Luna (1939-1993) y Martha Gularte (1919-2002), dos de las más rutilantes hembras que alumbró el carnaval uruguayo, una de las expresiones culturales más importantes del país y seguramente la única donde, durante un mes, la negritud es rey, alma y motor.
Pero no siempre fue así. A fines de los años 70, la dictadura acrecentó las distancias raciales en la expresión más literal del término cuando, disfrazada de razones edilicias, expulsó a parte de la población afro de sus barriadas capitalinas más populosas, Sur, Palermo y Cordón, hacia áreas más periféricas.

El eco de los tambores resuena omnipresente en las calles Isla de Flores y Cuareim, próximas a lo que fue el Conventillo “Medio Mundo” en el barrio Sur. Construido en 1885 en la actual calle Zelmar Michelini, con el tiempo el lugar que inicialmente albergó a la inmigración europea se transformó en uno de los centros más importantes de producción cultural afrouruguaya, junto con los conventillos de Ansina y Gaboto, todos ya demolidos.

Allí, en la pieza 38, un 2 de julio de 1953, nació Carmen Pereyra. “Vivíamos unas 300 personas… Se vivía en condiciones humildes, no precarias. Todos ahí eran trabajadores”. Brazos cruzados sobre el pecho, recostada en un sillón que conoció épocas mejores, Carmen mira pasar la tarde acompañada de su nieta y de otros vecinos que toman el aire y charlan a pocas cuadras de lo que fue el Medio Mundo, hoy un edificio de 44 apartamentos no totalmente terminado.
A unos metros de la rambla capitalina, uno de sus paseos más atractivos, basurales, suciedad y muchachotes casi tirados en las veredas campean al atardecer en esta barriada, tan diferente a las zonas acomodadas de Pocitos, Carrasco o Punta Gorda.
(CONTINUA EN NOTA TRES)

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