PRIORIZAR TRATADOS DE INTEGRACIÓN REGIONAL.
NO A LOS DE
LIBRE COMERCIO CON LOS EEUU.
ANTEPONER RESCATE DEL ESTADO.
NO A LA CENTRALIDAD
DEL MERCADO
Escribe
EMIR SADER (*)
Fuente:
BLOG del autor
en Público.es España
23 de Mayo 2015
(*) EMIR SADER (BRASIL 1943): Sociólogo y científico. Es
profesor Y Doctor de Ciencia Politica de la Universidad de São Paulo (USP) y de
la Universidad do Estado do Río de
Janeiro (Uerj), miembro de CLACSO
(Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Reseña las consecuencias del
modelo neoliberal que dejó a América Latina sumida en la precarización laboral
en su Blog que es “Carta Maior”
A lo largo de muchos años, la izquierda –en sus múltiples variantes–
resistió a la avalancha aparentemente imparable del neoliberalismo. Defendió
los derechos de las personas, denunció su expropiación por
los gobiernos y
movilizó a los afectados. Cumplió, a fin de cuentas, con el rol histórico de la
resistencia popular como función clásica de la izquierda. Hasta que los
fracasos del modelo económico neoliberal situó a la izquierda ante el dilema de
atreverse a ganar o tener miedo a hacerlo. El rol de la izquierda testimonial
es más cómodo: garante de los argumentos y de la coherencia, se duerme en los
laureles. Se pierde, pero se mantiene en las posiciones históricas de la
izquierda. Otra vez será. O nunca. El miedo a la victoria es el
miedo a
enfrentar la realidad como ella es y no como nos gustaría que fuera o como un
día fue. Es encarar las herencias dejadas por los gobiernos tradicionales
—especialmente las más crueles, las de los gobiernos neoliberales—. Es no poder
entregarse a la construcción inmediata de los sueños, sino rescatar a los
sectores más olvidados, recomponer estructuras de gobiernos desechas y negociar
acuerdos que permitan ser mayoría parlamentaria. En resumen, tener el coraje de
agarrar la realidad por los pelos, manipularla para que derive en una sociedad
menos injusta, más solidaria, democrática y
pluralista. Partir de esa herencia
maldita y transformar los ejes que la articulan y que dieron lugar a la
precarización de las relaciones de trabajo, el consumismo, el egoísmo, la
lógica de los centros comerciales, la violencia, el narcotráfico y la intolerancia.
Los gobiernos posneoliberales en América Latina han tenido ese coraje de
priorizar la atención a los olvidados socialmente, opción más que justa en el
continente más desigual del mundo, en el continente que tuvo más gobiernos
posneoliberales y los más radicales. Opción que probablemente tenga que ser
hecha por todos los gobiernos que
triunfen después de la devastación de
derechos llevada a cabo por el neoliberalismo. En Europa, continente que ha
tenido el más generoso Estado de bienestar social y que sufre su final en manos
de los gobiernos de la austeridad, las fuerzas —como ha sucedido en Grecia— que
triunfen electoralmente, van a tener, además, que enfrentarse a toda la
correlación europea de fuerzas, centradas en las políticas de ajuste, dispuestas
a impedir cualquier alternativa. Van a tener que generar la correlación de
fuerzas que cree sus espacios de maniobra para poder adquirir soberanía sobre
sus destinos.Se trata, como se ha hecho en América Latina, de establecer
alianzas para producir mayorías
institucionales que hagan posibles políticas
sociales y no de ajuste fiscal; políticas que prioricen los tratados de
integración regional frente a los de libre comercio con los EEUU y que
antepongan el rescate del Estado frente a la centralidad del mercado; políticas
que sean capaces de quebrar la hegemonía del capital especulativo, que
democraticen los medios de comunicación y que pongan en marcha
reformas
tributarias socialmente justas. Hay que tener el coraje de correr los riesgos
de hacer la travesía entre la herencia neoliberal y los gobiernos
antineoliberales. Para ello es necesario saber construir la hegemonía
posneoliberal, produciendo nuevos equilibrios, inestables bajo ciertos
aspectos, pero con la predominancia de la ruptura de los preceptos
fundamentales del neoliberalismo. Esos son los desafíos de las izquierdas del
siglo XXI. Ganar para transformar democraticamente a nuestras sociedades.
(…Texto completo aquí)
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