ALEMANIA AFIRMA SU IMAGEN DE POTENCIA.
INCLUSO EMPUJA GRECIA HACIA RUSIA
ASÍ ESTADOS UNIDOS POTENCIA EL FLANCO
MILITAR
EUROPEO EN BENEFICIO ALEMÁN.
Escribe
JUAN TORRES LÓPEZ (*)
Fuente:
BLOG en
“Público.es”
12 de Julio 2015
(*) JUAN TORRES LÓPEZ –ESPAÑA
(Granada 1954) - Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
Ha escrito alrededor de 15 libros, algunos de referencia, como el manual
Economía Política o Análisis Económico del derecho: Panorama doctrinal, entre
otros. Sobre la crisis económica ha escrito varias obras de gran divulgación.
entre las que destacan entre otros de “El gran despilfarro: La crisis bancaria
en España” “Banco Central Europeo: un pirómano al servicio de la banca
privada”” Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero.” .
El Gobierno griego prácticamente ha renunciado
a sus ideales y aspiraciones iniciales pero Europa le pide más, como seguiría
ocurriendo si Tsipras volviera a renunciar y presentase una nueva propuesta.
Cuanto mayores sean sus renuncias, más le van a exigir, tal y como decía en sus
memorias Rosa Parker que le ocurría a los negros en Estados Unidos: “Cuanto más
obedecimos, peor nos trataron”. En primer lugar, quizá no sea exagerado decir
que el euro ya ha muerto, al menos tal y como lo hemos conocido hasta ahora.
No fracasará cuando salga un país
sino que lo ha hecho ya, desde el momento en que no ha sido capaz de evitar la
quiebra y la destrucción de economías que lo conforman (y mucho más cuando no
se trata precisamente de las más grandes y difíciles de controlar). No estoy
seguro, sin embargo, de que sea para mejor. Las potencias europeas no van a
dejar que Grecia salga del euro, por mucho que amenacen con ello.
Alemania,
porque es la principal beneficiaria de que países como Grecia, Portugal o
España formemos parte de una unión monetaria conscientemente mal diseñada para
que actúe en su favor.
También porque sabe que después
de un periodo de sufrimiento (incluso quizá no mayor del que ya ha pasado)
Grecia recobraría su economía y niveles de bienestar, mostrando así a otros
países que, más allá del
euro alemanizado, hay otro mundo más satisfactorio económicamente
y con menos problemas para la gente –esto último se podría lograr a muy corto
plazo, por cierto, con una moneda complementaria al euro dedicada a realizar
pagos del circuito económico interno–. Pero, a pesar de ello, tampoco se puede
descartar que Alemania tensa al máximo la situación para reforzar su imagen de
potencia europea todopoderosa e incluso para empujar a Grecia hacia Rusia y
obligar así a que Estados Unidos potencie el flanco militar europeo en
beneficio alemán.
Por eso Francia y los demás
países se opondrían a que los alemanes acosen en exceso a Grecia, pues
quieren
evitar que a su potencia económica e institucional se sume un papel aún mayor
como gendarme y potencia militar europea que ya sabemos cómo utilizó en otras
ocasiones. Desgraciadamente para todos, el único plan y la única alternativa
con la que juega la mayoría del Eurogrupo es imponer su solución al Gobierno
griego aunque para ello tenga que hacer saltar por los aires los resortes más
básicos de la estabilidad financiera, económica y social del país heleno. Los
grandes grupos económicos no quieren otra cosa y los dirigentes europeos y los
políticos, los economistas y los periodistas que conforman los valores y la
opinión
pública en Europa, no saben pensar de otro modo.
No entienden que haya otro camino
y, aunque quisieran y les agobie la situación, su ceguera les impedirá
encontrarlo. Syriza sabe que están dispuestos a destruir a su país y que pueden
hacerlo, así que lo más seguro es que termine aceptando lo que le imponga el Eurogrupo.
El cual, además, tratará de hacerlo con la mayor humillación posible y con el
máximo desgaste político de Syriza
, pues las políticas de austeridad no se
aplican solamente para conseguir distribuir la renta y la riqueza a favor de
los más ricos sino también para someter y disciplinar a la población. Sabemos
que Grecia pierde porque las medidas económicas que se le imponen forman parte
de un protocolo de actuación que se ha aplicado docenas de veces en todo el
mundo desde hace años y cuyos efectos están perfectamente estudiados.
Isabel Ortiz y Matthew Cummins,
por ejemplo, han estudiado lo que ha ocurrido en 181 países después de aplicar
medidas de austeridad como las que
exige el Eurogrupo a Grecia (The Age of
Austerity: A Review of Public Expenditures and Adjustment Measures in 181
Countries). Gracias a su estudio sabemos
que la disminución de salarios públicos se ha llevado a cabo en 74 países de
bajo ingreso y en 23 de alto; la reducción o eliminación de subsidios, en 78
países de bajo ingreso y 22 de alto; el incremento de impuestos al consumo, en
63 de bajo ingreso y 31 de alto; la reforma de las pensiones y de los sistemas
de salud, en 47 de bajo ingreso y 39 de alto; las reformas en los sistemas de
protección social orientadas a limitar su alcance, en 55 países de bajo ingreso
y 25 de alto, y la flexibilización del mercado de trabajo, en 32 países según
el FMI o en 40 según la OIT…
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