HOY SABEMOS QUE MILLONES HAN MUERTO
POR ENFERMEDADES CAUSADAS POR EL TABACO.
¿ESPERAMOS QUE ESO VUELVA EN OTROS MILLONES PARECIDOS,
¿ESPERAMOS QUE ESO VUELVA EN OTROS MILLONES PARECIDOS,
ANTES DE ACEPTAR LA REALIDAD DEL
CAMBIO CLIMÁTICO?
Escribe
NAOMI ORESKES (*)
Fuente “TomDispatch”
Publica “Rebelión”
Tradujo Carlos
Riba García.
Martes 23 de junio 2015
(*) NAOMI ORESKES- Una de las principales historiadoras del
mundo de la ciencia. Profesora de Ciencias del Planeta, en la Universidad de
Harvard. Con Eric Conway son co-autores de “Merchants of
Doubt: How a Handful of Scientists Obscured the Truth on Issues from Tobacco
Smoke to Global Warming”.( Los comerciantes de la duda: ¿Cómo un puñado
de científicos oscurece la verdad desde Cuestiones de Humo de Tabaco al
calentamiento global) Su libro más reciente, escrito junto con Eric Conway, es
“The Collapse of Western Civilization: A View from the Future” (El colapso de
la civilización occidental: una visión desde el futuro) dijo que…”los que
luchan contra el cambio climático no se
están centrando en la ciencia, sino en la economía”.
Para mi nieto, que todavía no tiene tres años, pasárselo
bien es jugar al escondite: esconderse de pronto tras un arbusto demasiado
pequeño para ocultarlo o en la entrada de una casa donde está a la
vista
mientras yo doy vueltas y vueltas preguntando en alta voz en qué sitio estará.
En este juego hay una especie de pensamiento mágico y de negación de la
realidad que tiene su gran encanto. Cuando similares acciones de negación son
cometidas por adultos, cuando se niegan a ver lo que está delante de sus ojos
–las aceras y carreteras derritiéndose en India, los embalses casi vacíos en
una reseca California, las lluvias extremas y las inundaciones en Texas y
Oklahoma, las noticias de que el calentamiento global de año pasado fue un
record histórico
y que este año ya amenaza ser otro, o la de que Alaska acaba
de pasar el mayo más caluroso de su historia, o la de que 13 de los 14 años
desde que las temperaturas empezaron a registrarse han tenido lugar en este
siglo XXI, o la de que la supuesta “pausa” en el proceso de calentamiento del
planeta después de 1998 fue una fantasía– el encanto se esfuma rápidamente.
Cuando descubres que detrás de este negacionismo de la realidad hay por lo
menos 125
millones de dólares de dinero negro, ese encanto se esfuma aún más
rápidamente. En apenas tres años, fuentes conservadoras sin identificar han
volcado cifras alucinantes en un sitio web de laboratorios de ideas y grupos de
activistas dedicados a impulsar la negación del cambio climático (en esas
cifras no están incluidas las enormes sumas que la Gran Industria Energética
continúa aportando a la promoción del negacionismo, como lo viene haciendo
desde los ochenta del siglo
pasado). En otras palabras, algunos de los
intereses más poderosos y lucrativos del mundo están resueltos a negar la
realidad con una notable ferocidad con el fin de confundir al público y poner
obstáculos a cualquier acción o movimiento que pretenda proteger el medio
ambiente del planeta que siempre ha alimentado a la humanidad. Es un
espectáculo carente de todo encanto. La
verdad es que ellos, los negacionistas, son el engaño y de momento, allí donde
miremos veremos que ahí están en la entrada de
una casa cercana, crudamente
desnudos y bien a la vista. Aun así, con el respaldo de tanto dinero, controlan
el Partido Republicano y el Congreso con mayoría republicana en ambas cámaras
(hoy, por ejemplo, el 72 por ciento de los senadores republicanos niega el
cambio climático). Esto significa que para el grupo cada día más nutrido de
candidatos a la presidencia por el Partido Republicano, la frase “Yo no soy
científico, sin embargo...” seguida de dudas o del rechazo a la ciencia del
clima será un tópico del año electoral 2016. No podría ser un cuadro más
sombrío, aunque cada día es más posible que en las
décadas que vienen vivamos
un cambio cada día más veloz del clima debido a la emisión de gases de efecto
invernadero. Esto significa, por supuesto, que enfrentarse directamente con los
negacionistas del cambio climático no puede ser más importante. Por esta razón,
TomDispatch tiene la suerte de poder contar otra vez con la historiadora de la
ciencia Naomi Oreskes –que ha testimoniado recientemente ante la comisión del
Congreso controlada por los republicanos en la que
militan numerosos
negacionistas del clima– para hacerse cargo de sus falsos reclamos, fantasías y
mentiras. Junto con Erik Conway, ella es coautora del ya clásico Merchants of
Doubt sobre los procedimientos utilizados por la corporación de los
combustibles fósiles, como ya lo había hecho antes la industria del tabaco,
para crear una sensación de pública incertidumbre sobre el peligro de sus
productos. Más recientemente, otra vez junto con Conway, escribió The Collapse
of
Western Civilization: A View from the Future, una mirada retrospectiva a los
efectos del calentamiento global y el negacionismo climático desde el punto de
vista de un historiador de 2393. En las últimas décadas, ciertamente, los
republicanos han dado un golpe de timón hacia la derecha en muchos temas y
ahora atacan regularmente los hallazgos científicos que amenazan su plataforma
política. En los ochenta, cuestionaron de obviedad de la lluvia ácida; en los
noventa, los ataques fueron contra la ciencia que se ocupaba del ozono; y en lo
que va de este siglo, lanzaron los ataques más feroces no solo contra la
ciencia que estudia el clima sino también personalmente contra los propios
científicos de esta disciplina.
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