lunes, 1 de octubre de 2007

EL TEMA PARA PENSAR


LA PLANTA DE BOTNIA
Y EL MEDIO AMBIENTE


El diputado Jorge Patrone acaba de participar de un seminario internacional sobre el calentamiento global en Brasil. Se trata de un tema esencial en el mundo de hoy. De un reportaje realizado por Antonio Pippo en “La República” de ayer 1º de octubre, sacamos de contexto situaciones del problema en nuestro país, así como aspectos claves del conflicto por Botnia.

Uruguay asumió, con responsabilidad, a partir de la década de 1990, en los protocolos de Montreal y de Kyoto, obligaciones muy claras. El de Montreal tiene que ver con los HPC justamente, o CFC, los clorofluorcarbonados, que dañan la capa de ozono; es un protocolo que tiene que ver con la sustitución de los refrigerantes. Uruguay, en relación con este protocolo, antes de 2010 va a cumplir las metas establecidas para 2015; en ese sentido somos líderes en todo el continente, ya no hablo sólo de América Latina, incluyo por supuesto a Estados Unidos, Canadá.
Con relación al protocolo de Kyoto, o sea la búsqueda del desarrollo limpio, tiene que ver con la aplicación de las mejores tecnologías disponibles. Por ejemplo, Uruguay, en un caso de desarrollo industrial como el tan controvertido caso de Botnia, está a salvo: las exigencias, desde ese punto de vista, van a ser las que la Unión Europea recién pondrá en práctica a partir de este año para todo su desarrollo productivo. En ese campo estamos bastante bien. Lo que sí nos queda, todavía, son algunas industrias del pasado que tienen que adaptarse al cambio.
Lo hemos visto, con gran satisfacción, en el caso de Fanapel, en Juan Lacaze, que ya hoy tiene una tecnología de aplicación totalmente libre de cloro, acción impulsada también por el mejoramiento que se está dando a nivel global. Y el caso de Pamer, que sigue siendo la mancha desde el punto de vista del tratamiento ambiental, quedará solucionado a partir de la puesta en marcha de Botnia, porque todo el licor negro que hoy se ha venido tradicionalmente volcando al río Negro será trasladado y procesado en la planta de Fray Bentos. Como consecuencia, las playas de Mercedes disfrutarán otra vez de niveles de excelencia.
Pero lo tenemos como parte que somos de la cuenca hidrográfica del Río de la Plata, que comprende a los ríos Paraná y Uruguay. Fíjese que no he escuchado a ninguna organización ambientalista, ni uruguaya ni argentina, hablar de la planta atómica de Atucha, en el brazo del Zárate, que precisamente genera ese tipo de problemas. Tampoco se habla de adónde van los residuos nucleares de Atucha. No digo que esté pasando nada y pienso que se habrán tomado las medidas adecuadas de prevención.
Pero de nosotros sospechan permanentemente de que no haremos las cosas bien, y sin embargo nadie duda de lo que está pasando en Argentina. No es que yo dude ni sospeche, porque Argentina tiene experiencia y debe estar haciendo una buena gestión, pero, digo, el vertimiento de agua y todo lo demás ocurre. Los residuos nucleares existen. Es igual a la capacidad que hoy tiene el Riachuelo en vertimiento de contaminación extrema en el Río de la Plata. De esto no hablan los ambientalistas.
Da la sensación de que hay una suerte de sesgo. Si así fuese, entonces el problema no es tan ambiental, sino que están en juego otros intereses...Yo diría que hasta geopolíticos. Y han logrado otra contaminación: han envenenado a generaciones jóvenes con el odio, un efecto que será de muy difícil reversión. Si a un escolar yo lo adoctrino diciéndole "mira, los vecinos de enfrente están generando una máquina infernal que matará a tu abuelita y a tu madre"... eso es irreversible. Porque introducimos, en lo que debería ser un espíritu de cooperación, un veneno que no será fácil de erradicar.
Además, estamos matando una de las oportunidades más importantes desde el punto de vista geopolítico, del Mercosur, de crear las sinergias, la complementación entre Uruguay y Argentina tanto en la producción de madera como de celulosa o papel. No olvidemos que Argentina es el primer exportador de celulosa del Cono Sur. Yo creo que para que salgamos todos bien de esto no se puede caer en la lógica del que gana y el que pierde.
Tenemos que ganar todos y tiene que haber un esfuerzo de cooperación, no un resultado de vencidos y vencedores. Yo le haría un llamado a los vecinos de Gualeguaychú en ese sentido: esto no es una imposición para el mal porque las principales víctimas de una supuesta contaminación no van a ser ellos, sino los vecinos de Fray Bentos y los propios finlandeses y trabajadores de Botnia. Debemos crear la convicción de que no habrá ese daño que dicen.

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