50 AÑOS
“PELODURO”
“PELODURO”
DECIA ESTO.
AUDICION
de CX 14:
Los años, todos los años, por propio fatalismo constitucional, tienen los días contados. Este de 1958, que hemos vivido hasta con alguna excepcionalidad histórica, tiene ya las horas contadas. Los minutos. Al que todavía pisamos se habrá ido al óbol de los recuerdos (si es que alguien quiere memorarlo) y estaremos, entonces, transitando 1959, tan animosos como siempre... Porque si es cierto que los años se acaban, no ocurre lo mismo (a Dios gracias y el vuelto a la virgen, como suele decir Marietta Caramba) no ocurre lo mismo con la esperanza, la esperanza es felizmente porfiada y sobrevive (debe sobrevivir) a todas las decepciones, malgré los matices que recorremos, transitando del optimismo al pesimismo, en el curso de cada almanaque.
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Los años, todos los años, por propio fatalismo constitucional, tienen los días contados. Este de 1958, que hemos vivido hasta con alguna excepcionalidad histórica, tiene ya las horas contadas. Los minutos. Al que todavía pisamos se habrá ido al óbol de los recuerdos (si es que alguien quiere memorarlo) y estaremos, entonces, transitando 1959, tan animosos como siempre... Porque si es cierto que los años se acaban, no ocurre lo mismo (a Dios gracias y el vuelto a la virgen, como suele decir Marietta Caramba) no ocurre lo mismo con la esperanza, la esperanza es felizmente porfiada y sobrevive (debe sobrevivir) a todas las decepciones, malgré los matices que recorremos, transitando del optimismo al pesimismo, en el curso de cada almanaque.
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El hombre tendrá esperanzas, mientras esté de pié sobre el tiempo. Y tiempo tiene el hombre, por delante. Sin violencia alguna (como no sean las de la propia fantasía con que el hombre adornó el tránsito) pasaremos de un año al otro, seguros de que al quitar el pié de 1958, podremos apoyarlo, sin aprensión alguna, que hemos de encontrar el terreno de 1959, dispuesto a acogernos.
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¡Solo un sueño neurótico pudo hacernos, alguna vez temer el vacío del tiempo, esa Nada tremenda, que solo pensarla nos sobrecoge! ¡Que llegáramos, (por ejemplo) que llegáramos al borde del año, al borde del último segundo del último minuto de año y no estuviera el otro, el año nuevo, pronto a recibirnos! ¡Que no hubiera nada (que espantoso, che, las cosas que se me ocurren!) y nos cayéramos a un precipicio de siglos negativos! ¡Espantoso, che, espantoso
¡(Esperate que me voy a reponer con un buche de agua y....)
---------aquí había una tanda-----------------------
Pero no hay que temer y esto es pura especulación de quien tiene que venir a decirles”Feliz Año Nuevo” en un espiche de cinco minutos. No hay que temer porque esa provisión está más allá de las atribuciones del hombre y, por ende, fuera de las responsabilidades del gobierno. Yo se que algún opositor (de los que hoy ya están limpiándose las suelas de los zapatos en el felpudo del neo-oficialismo) algún opositor de esos habrá pensado, alguna vez, lo que sería, si, por ejemplo, cada año nuevo para uso de la república, hubiera que elaborarlo por las vías de la administración nacional. Si cada país tuviera que arreglarse con su propio año, producido por si misma.
-¡(Esperate que me voy a reponer con un buche de agua y....)
---------aquí había una tanda-----------------------
Pero no hay que temer y esto es pura especulación de quien tiene que venir a decirles”Feliz Año Nuevo” en un espiche de cinco minutos. No hay que temer porque esa provisión está más allá de las atribuciones del hombre y, por ende, fuera de las responsabilidades del gobierno. Yo se que algún opositor (de los que hoy ya están limpiándose las suelas de los zapatos en el felpudo del neo-oficialismo) algún opositor de esos habrá pensado, alguna vez, lo que sería, si, por ejemplo, cada año nuevo para uso de la república, hubiera que elaborarlo por las vías de la administración nacional. Si cada país tuviera que arreglarse con su propio año, producido por si misma.
Pasaría (piensa el tipo, estoy seguro) pasaría como con las papas. Estaríamos a esta altura de un agonizante diciembre y todavía no tendríamos ni asomo del Año Nuevo, necesario para seguir en la historia. A último momento, por gestiones urgidas por la situación, estaríamos gestionando, desesperadamente, la importación de un Año Nuevo que pudo haberle sobrado a Holanda, por ejemplo, que es tan previsora. Pero se cursarían cables dramáticos, en los que se nos diría que aquel gobierno está dispuesto a vendernos un año, pero que no estaría pronto hasta la segunda quincena de enero.
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Y entonces los orientales nos veríamos condenados a sentarnos, todos apretados, en los últimos días de diciembre (que no los podríamos tirar, desde luego, al fondo del pasado) a esperar ese Año Nuevo que nos mandarían de Holanda. Tal vez intervinieran los EE.UU. (en generosa práctica panamericanista) prestándonos tres meses viejos, para que fuéramos tirando, mientras nos llegaba el Año Nuevo. Pero esto no es más que fantasía de una oposición ya fuera de curso. Hay Año Nuevo, amigos, y, por él, les mando desde aquí un vale e felicidad por doce meses, a contar de la fecha. ¡Hasta el año que viene, amigos!
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