“EL OCIO ES OXIDACIÓN
EN LA VEJEZ
Y EN LOS METALES...”
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Escribe
GONZALO CANAL RAMIREZ (*)
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El tiempo libre ha sido una de las aspiraciones constantes del hombre, y la falta de tiempo una e sus perennes angustias. El tiempo personal es ese preciosos “ínterin” entre el “antes” y el “después” en que nos realizamos. Sin tiempo no hay realización de sí mismo. El poeta alemán de la prosperidad cantaba: “Ahora tenemos pan, casa, mujer, hijos, trabajo. ¿Qué nos falta? Tiempo”.
Si usted lo piensa bien, su tiempo es usted mismo durante su carrera por la vida. Sin tiempo libre, usted no es libre. Gran parte de su tiempo es cautivo y usted con él: las ocho horas del sueño, las ocho horas del trabajo, las dos horas para comer, las dos horas para transportarse. Y ya no nos quedan sino cuatro horas para obligaciones sociales, familiares, personales... y otros menesteres de rutina en nuestros hábitos cotidianos... ¿Dónde está el tiempo libre? Escasea seguramente en la jornada ordinaria y se refugia en los días festivos que, si está fatigado, tampoco son enteramente libres, porque el descanso inactivo se impone. Trabajar para comer, descansar para trabajar... un ciclo peligroso.
El tiempo libre ha sido una de las aspiraciones constantes del hombre, y la falta de tiempo una e sus perennes angustias. El tiempo personal es ese preciosos “ínterin” entre el “antes” y el “después” en que nos realizamos. Sin tiempo no hay realización de sí mismo. El poeta alemán de la prosperidad cantaba: “Ahora tenemos pan, casa, mujer, hijos, trabajo. ¿Qué nos falta? Tiempo”.
Si usted lo piensa bien, su tiempo es usted mismo durante su carrera por la vida. Sin tiempo libre, usted no es libre. Gran parte de su tiempo es cautivo y usted con él: las ocho horas del sueño, las ocho horas del trabajo, las dos horas para comer, las dos horas para transportarse. Y ya no nos quedan sino cuatro horas para obligaciones sociales, familiares, personales... y otros menesteres de rutina en nuestros hábitos cotidianos... ¿Dónde está el tiempo libre? Escasea seguramente en la jornada ordinaria y se refugia en los días festivos que, si está fatigado, tampoco son enteramente libres, porque el descanso inactivo se impone. Trabajar para comer, descansar para trabajar... un ciclo peligroso.
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La inquietud por el tiempo libre, individualmente tan antigua como el hombre, socialmente es nueva, casi de nuestro siglo. En la tercera edad hay más tiempo libre, porque se suponen suspendidos los horarios fijos y el trabajo bajo reloj. Y es precisamente en esa edad cuando el tiempo libre es más necesario, entendiendo bien que solo es libre el tiempo aquel durante el cual podemos hacer lo que queremos, sin subordinación a nadie, sin depender de nada. El tiempo absolutamente a nuestra disposición. Sentirlo así es importante, para los que ya no son jóvenes, pero especialmente para el viejo, que con ello afirma su personalidad y la confianza en sí mismo. El tiempo nuestro, las horas propias sin cronograma. ¿Es suyo su tiempo?
La inquietud por el tiempo libre, individualmente tan antigua como el hombre, socialmente es nueva, casi de nuestro siglo. En la tercera edad hay más tiempo libre, porque se suponen suspendidos los horarios fijos y el trabajo bajo reloj. Y es precisamente en esa edad cuando el tiempo libre es más necesario, entendiendo bien que solo es libre el tiempo aquel durante el cual podemos hacer lo que queremos, sin subordinación a nadie, sin depender de nada. El tiempo absolutamente a nuestra disposición. Sentirlo así es importante, para los que ya no son jóvenes, pero especialmente para el viejo, que con ello afirma su personalidad y la confianza en sí mismo. El tiempo nuestro, las horas propias sin cronograma. ¿Es suyo su tiempo?
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La ocupación del tiempo libre es hoy un fenómeno al estudio de psicólogos, educadores, pedagogos, siquiatras y sociólogos, porque, de solución se ha convertido en problema. El exceso de tiempo cautivo lleva a la tendencia peligrosa de usar el tiempo libre solo para el ocio, entendido este en el concepto vulgar de no hacer nada. El hacer nada...implica para el viejo unos peligrosos vacíos, entre otras razones porque tanto la mente como el cuerpo en la tercera edad necesitan ejercitación continua y fuga del repliegue sobre sí mismo, que, como no es de reflexión y meditación, conduce al pesimismo y de ahí a la neurosis, pues el viejo es aprehensivo. El ocio es oxidación en la vejez y en los metales. Usted tiene muchos recursos para llenar, sin matar, su tiempo libre. El primero de todos considerándolo verdaderamente libre, y a su elección. El que hacer será de su libre escogencia según su personalidad, formación, cultura, usos, costumbres, hábitos, circunstancias. Pero en todo caso, nada inútil, nada desagradable, nada insatisfactorio.
Los temas continúan... hasta mañana...
La ocupación del tiempo libre es hoy un fenómeno al estudio de psicólogos, educadores, pedagogos, siquiatras y sociólogos, porque, de solución se ha convertido en problema. El exceso de tiempo cautivo lleva a la tendencia peligrosa de usar el tiempo libre solo para el ocio, entendido este en el concepto vulgar de no hacer nada. El hacer nada...implica para el viejo unos peligrosos vacíos, entre otras razones porque tanto la mente como el cuerpo en la tercera edad necesitan ejercitación continua y fuga del repliegue sobre sí mismo, que, como no es de reflexión y meditación, conduce al pesimismo y de ahí a la neurosis, pues el viejo es aprehensivo. El ocio es oxidación en la vejez y en los metales. Usted tiene muchos recursos para llenar, sin matar, su tiempo libre. El primero de todos considerándolo verdaderamente libre, y a su elección. El que hacer será de su libre escogencia según su personalidad, formación, cultura, usos, costumbres, hábitos, circunstancias. Pero en todo caso, nada inútil, nada desagradable, nada insatisfactorio.
Los temas continúan... hasta mañana...
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(*)Del libro
"ENVEJECER NO ES DETERIORARSE"
Gonzalo Canal Rodriguez. Ed. España
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