SITUACION ACTUALDE LOS VIEJOS...
Escribe
GONZALO
CANAL RAMÍREZ (*)
Mientras la ciencia médica prolonga la longevidad útil y satisfactoria, el nuevo humanismo, necesario ante la deshumanización de la técnica, ha habilitado también la imagen del viejo tan deteriorada por los tabúes y prejuicios de una sociedad cada vez más idólatra de los dioses del vigor, la fuerza, la velocidad, es decir de la juventud y el campeonismo. El caso de Norteamérica es palmariamente indicativo. En aquel país donde se alardea tanto del culto a la juventud, el viejo aunque no lo parezca, recobra su influencia hasta en las principales empresas.
Quienes a la postre deciden en el mundo del comercio, la industria, las finanzas, la política y la guerra no son los jóvenes. Los generales de 28 años, después de Napoleón y José María Córdova, no se repiten. El poder de decisión no es juventud. El nuevo humanismo junto con la ciencia, comienza a situar al viejo en su verdadero lugar: un hombre, con todos sus derechos y deberes de la persona humana, como es natural dentro de la escala, como tienen su escala propia la primera y segunda edad.
Uno de los grandes pasos en la rehabilitación social del viejo lo ha dado la política. El aumento de longevidad ha multiplicado la presencia del viejo en todas partes, incluso en las urnas electorales. El viejo ya no es la curiosidad buscada con linterna. Hay hombres y mujeres de la tercera edad en todo, por todo y para todo, en pleno ejercicio de si mismos. Se les ve en todos los campos, incluso en los del amor, en terreno inexplicablemente vedado para ellos por la dictadura social, hasta hace poco.
En Francia son el 15 % del electorado y el 20 % en Estados Unidos, donde diariamente cuatro mil personas cumplen 65 años, y donde la medicina y la higiene y la nutrición alargan cada año, como en otros países del primer mundo, el promedio de la vida. La presencia masiva del viejo en las elecciones ha despertado el interés de los políticos quienes comenzaron a incluir en sus programas capítulos atañederos de los derechos e intereses de la ancianidad.
La economía comienza a obrar también en ese sentido. El significado económico de la vejez es hoy muy grande. Ya la jubilación la pensión de retiro, los subsidios o ayudas de las cajas de compensación y fondos especiales son insuficientes, porque mientras de un lado la cuota de personas de la tercera edad a quienes el retiro les impide trabajar pudiendo, crece y crece, los nacimientos disminuyen, lo que daría como conclusión la falta de mano de obra activa en un futuro inmediato, el del “plazo demográfico”.
La mano de obra activa es la que alimenta la cadena de la Seguridad Social. El fenómeno de superávit de ancianos y déficit de niños, debilita los eslabones intermedios, es decir, el sostén financiero de jubilaciones y pensiones que son los trabajadores. Las seguridades sociales de los países comienzan a ubicarse ante el problema, con perspectivas amenazantes.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
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