
EL VIEJO
EN ESTA
SOCIEDAD
SOCIEDAD
DE HOY
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
La sociedad de hoy –la de consumo o en vías de serlo– regresa un tanto a la primitiva, en la cual los elementos determinantes de la vida con los de la subsistencia, aunque subsistir no sea el problema de la de hoy, sino consumir. El consumismo ha cambiado las reglas de la vida. En los países desarrollados y en vías de desarrollo, el utilitarismo positivista define la posición del individuo en la sociedad como productor. A otra escala, el fenómeno se parece en cuanto a tratamiento de la vejez, al de las primitivas comunidades existentes aún.
Cuando el viejo deja de ser útil se le confina, se le abandona, para eliminarlo como competidor en el plato insuficiente para todos. Simone de Beauvoir en su libro sobre la vejez tiene todo un largo capítulo de historia antigua y contemporánea sobre el tema. Las sociedades progresadas del Primer Mundo desarrollado se han visto obligadas a ir modificando las políticas frente al viejo, porque la presencia de los mayores de 65 años se multiplica en nuestros días y se seguirá multiplicando.
Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)
La sociedad de hoy –la de consumo o en vías de serlo– regresa un tanto a la primitiva, en la cual los elementos determinantes de la vida con los de la subsistencia, aunque subsistir no sea el problema de la de hoy, sino consumir. El consumismo ha cambiado las reglas de la vida. En los países desarrollados y en vías de desarrollo, el utilitarismo positivista define la posición del individuo en la sociedad como productor. A otra escala, el fenómeno se parece en cuanto a tratamiento de la vejez, al de las primitivas comunidades existentes aún.
Cuando el viejo deja de ser útil se le confina, se le abandona, para eliminarlo como competidor en el plato insuficiente para todos. Simone de Beauvoir en su libro sobre la vejez tiene todo un largo capítulo de historia antigua y contemporánea sobre el tema. Las sociedades progresadas del Primer Mundo desarrollado se han visto obligadas a ir modificando las políticas frente al viejo, porque la presencia de los mayores de 65 años se multiplica en nuestros días y se seguirá multiplicando.
En Francia cuando Simone de Beauvoir escribió hace 12 años su libro (N. de R. Canal edito este libro en 1980), los viejos eran el 12 % de la población. Hoy son el 15 %. En Norteamérica ya el 20 %. Veremos en este libro como la presión de este aumento demográfico de los viejos, hasta en el campo electoral, está motivando rápidos progresos en el tratamiento social del viejo, tomados como bandera de asociaciones y sindicatos para hacer conciencia de solidaridad consigo mismo, pues los de las otras edades también un día van a ser viejos.
En un mundo utilitarista, el viejo no puede confiar en la sociedad como su protectora, si esta lo considera inútil. Y si el mismo se considera inútil. La sent5encia de inutilidad con que nuestra sociedad ha condenado a nuestros viejos ha sido eficaz para convencer al viejo mismo de ella. Sin embargo el arma de defensa del viejo es el mismo, con su utilidad en todos los campos ya demostrada. A una sociedad utilitarista no la vamos a convencer sino siendo útiles.
Las ciencias y el humanismo sobre el viejo son muy nuevas y su influencia social todavía lenta. La geriatría y la gerontología comienzan en Norteamérica en 1916, cuando Nascher, el padre de la “geriatría”, autor del primer programa en 1909, fundador en 1912 de la Sociedad Geriátrica de New York, en 1914 no consiguió editor en New York para su libro principal, punto de partida de esta ciencia del viejo.
La reeducación de la sociedad frente a la vejez, se está produciendo lentamente bajo presiones ya indicadas aquí, y quizá se agilite si el “plazo demográfico” se cumple. El gran acelerador de esa reeducación tiene que ser el viejo mismo, si logramos reeducarlo para la utilidad, el argumento contundente de hoy, mostrando sus valores, incluso para la producción.
La personalidad y tener la sensación de que se la ejerce libremente es la mejor receta de longevidad. Sentirse uno mismo dueño de su propia realización útil y satisfactoria es el gran calor contra la nieve del tiempo y la carrera contra el desmoronamiento y la erosión. Lógicamente para ello hay necesidad de una reserva moral, cultural y económica no siempre posible, porque tanto el individuo como la sociedad olvidan frecuentemente durante el decurso de la vida anterior la preparación para “vivir” hasta el último momento, y a la postre aceptan con fatalismo los últimos años.
-
(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario