LA COMIDA (1)Escribe
GONZALO
CANAL RAMÍREZ (*)
Es una necesidad, puede ser un placer. Para usted debe ser ambas cosas. Sus papilas gustativas están más desarrolladas, y su paladar es más capaz de paladeo. Sus platos favoritos le tientan más. No se prive de ellos. El Dr. Mosqueira los aconseja y el Dr. Ulene también, pero agregan: variándolos y adecuándolos y combinándolos y dosificándolos. La vejez es tiempo de selección. No coma sin hambre, y lo sacie nunca hasta el hartazgo. No sobrecargue nunca su cuerpo, ni su espíritu.
Los gerontólogos están unánimes: para una digestión disminuida las tres comidas rituales no son rigurosas. Los provectos deben comer cuando tienen hambre, y abstenerse cuando no la tienen, aunque llegue la hora de costumbre y los llamen a la mesa... Muchas de las enfermedades graves tienen su origen en la comida sin balanceo, sin proporciones y sin adecuación.
¿QUE COMER?
Ante todo lo que le guste y solo cuando tenga hambre. Después lo conveniente a su estado, y con variedad y variaciones para las diferentes necesidades de su organismo. Este es un compuesto de muchas substancias químicas que debemos conservar o acrecentar nutriéndolas a todas, no solamente con sólidos, sino también con líquidos. La mayor parte de nuestro organismo es líquido. Beber es tan importante como comer. Y no se deje impresionar por los prejuicios populares e comida y bebida, si el médico no los justifica.
Nuestro cuerpo es un verdadero laboratorio de transformación, cuya materia prima viene de fuera y cuya puerta es la boca o los músculos y las venas, mediante inyecciones, cuando la boca no funciona. ¿Se ha dado la pena –o mejor el gusto– de conocer el recorrido de un trozo de queso a través de su organismo, desde cuando lo ingiere hasta cuando se convierte en un miligramo de calcio en sus huesos? ¿O el de una porción de carne, hasta mutarse en proteínas para su vitalidad? ¿O el de un cubo de azúcar hasta convertirse en calorías para su calefacción?
Ningún proceso de transformación de materia prima en energía, así sea nuclear, es comparable en perfección a este nuestro organismo en la ingestión, la digestión, la absorción y la asimilación de los alimentos. El proceso del mejor motor, para transformar combustible en energía y esta en movimiento, parece un juego de niños al lado de este mecanismo invisible para nutrir el cuerpo humano a través de esa red inmensa de arterias, venas, arteriolas, tejidos, cartílagos, fibras, filamentos, células, nervios, con miles de kilómetros, que es nuestro organismo.
La comida, pues, es fundamental a la salud. Un organismo mal nutrido está enfermo o a punto de enfermarse. Desgraciadamente la estupidez humana –ayudada por la ignorancia– es contradictoria. Con mucha frecuencia las gentes eligen sus vestidos, sus automóviles, sus satisfacciones, pero no la comida, ni la bebida de la cual dependen. En esto cuenta un factor cultural. Conocen su coche, pero desconocen su cuerpo, su salud. Una ignorancia imposible para nosotros, porque nos van en ella los más o menos años para vivir, y la satisfacción para vivirlos.
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(CON ESTE TEMA SEGUIMOS MAÑANA)
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*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.
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