martes, 3 de marzo de 2009

EN ESTA AMERICA NUESTRA

PARAGUAY:
TERERÉ INSULSO

JOSÉ ANTONIO VERA-
martes 3 de marzo de 2009
(ESPECIAL PARA ARGENPRESS.INFO)
(SACADO DE CONTEXTO)
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Infusión indispensable bajo los tórridos 40 grados promedio del largo verano paraguayo, intensificado por el creciente recalentamiento del planeta, el tereré es la bebida nacional por excelencia, cuyos elementos de base son la yerba mate y el agua helada. Después viene la cerveza.

Ello no significa un mate helado, de ninguna manera. El tereré es uno de los rasgos distintivos, si los hay, de la identidad paraguaya, pero el que, para agradar al paladar, depende mucho de su aderezo con yuyitos diversos, como el cocú, la menta-í, el capi-í katí, la verbena, el burrito, el taropé, ysy-poperé, las batatillas y el cedrón capi-í, entre otros muchos, en cuya denominación predomina el guaraní.

Notables diferencias hay en el temario durante las permanentes rondas de tereré. Los albañiles hablan de la escasez de empleo, lo poco que ganan y la carestía de la vida, los pocos científicos verdaderos debaten conocimientos, los tecnólogos se enfrascan en los nuevos modelos informáticos, y los empresarios en lo de siempre, cómo hacer para aumentar su fortuna. Disminuir los salarios y el personal, es la fórmula que primero les viene a la cabeza.

Hace diez meses y medio, el 20 de abril, el tereré consumido por la aplastante mayoría de la población sabía a delicia y el país festejaba la victoria electoral del ex Obispo Fernando Lugo, quien terminaba seis décadas de gobiernos del Partido Colorado, omnipresente, tiránico, demagogo, paternalista, corrupto e incapaz.

Las legítimas y eternas reivindicaciones populares de pan y trabajo serán satisfechas, afirmaba, y se propenderá a dignificar a los humildes y terminaremos con el humillante exilio económico, que a expulsado al exterior a cerca del 20 por ciento de los seis millones de compatriotas.

La mayoría del pueblo, víctima del empobrecimiento material y cultural, con un masivo trabajo informal, alimentado en gran parte por el contrabando de mercaderías brasileñas y argentinas, estaba harto del Partido Colorado y se volcó a favor de la candidatura de Lugo y sus discursos que prometían renovación.


A seis meses y medio de la asunción de Lugo a la Presidencia, es muy poco el cambio y gana cuerpo una clara decepción entre quienes militaron para cambiar la situación del país. A menudo se oye confesar con dolor que “me equivoqué” o “es más de lo mismo”, al referirse al comportamiento de algunas autoridades nuevas.
Los principales titulares de las carteras que deben obedecer a Lugo, en algún raro descuido de gentileza, intentan disculpar su inoperancia por la carencia de colaboradores aptos, cosa que es relativamente cierto, dado el bajo nivel cultural y de capacitación profesional, pero también es muy cierto que en la mayoría de los organismos estatales continúan prestando servicios, en general con los más altos cargos y salarios, funcionarios del puro estronismo cavernario y amoral.

Los sindicatos y organizaciones campesinas, reclaman aumento de salarios, pero la patronal, en su conjunto, levanta el grito al cielo y amenaza con despedir personal y aumentar el precio de todos los productos, alimentación, útiles escolares y transporte, en especial, sin que el gobierno se decida por controlar los costos, para frenar la usura.

Al interior de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), que Lugo preside, las rencillas persisten y obstaculizan el funcionamiento del Ejecutivo, saboteado por los otros dos poderes, el Legislativo y el Judicial, cuya mayoría de miembros se divide entre adversarios y enemigos declarados del mandatario.

El tereré está soso y, aunque Lugo tiene la yerba y algunos buenos elementos para aderezarlo, lo está cebando con agua tibia y no utiliza algunos de los yuyitos mejores, lo que genera malestar, disgusto, desánimo, abandono y la sensación de que poco importa que la esperanza esté decayendo en forma peligrosa.

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