martes, 3 de marzo de 2009

LA VEJEZ... UN TIEMPO DE VIDA


SENTIDOS,
SENSACIONES
Y SENTIMIENTOS


Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)

Son sus grandes amigos. Son los transportadores al cerebro de los elementos con los cuales éste trabaja para que usted sienta, oiga, vea, recuerde, piense, imagine, hable. “Nada hay en el entendimiento que antes no haya estado en los sentidos”. Es un aforismo de la filosofía tomística, no desmentido aún. El proceso del conocimiento culmina en el cerebro, pero comienza en los sentidos, para aprehender la imagen. Alguien que fuera simultáneamente ciego, sordo y sin tacto desde el nacimiento, no podría conocer.

La tercera edad agudiza los sentidos. No tanto cuantitativamente, cuanto cualitativamente. El viejo avanzado puede disminuirse en su vista y en su oído (definitivamente corregidas hoy por audífonos y lentes), pero si no ve más que antes, si no oye más que antes, entiende mejor, percibe porque sabe ver y oír, porque los otros sentidos se refinan con el tiempo, como el tacto y el gusto. Los viejos son, de ordinario, grandes catadores y grandes gustadores.

Cultive sus sentidos. Su edad es tiempo de culturización y de cultivo y calificación. Cierta moral tradicional, despectiva del cuerpo le da una significación peyorativa al adjetivo “sensual” porque ha puesto la malicia en todos los órdenes de la vida, contagiándolo todo. “Sensual” proviene de sentido, “sensus” en latín y califica la operación de los sentidos. En ninguna manera ha de confundirse con “hedonista”. Como si los sentidos no “sensorializaran” también el dolor.

Cada sentido (vista, oído, olfato, gusto, tacto) implica una operación necesaria en el obrar de la persona humana con su mecanismo propio, aporta un placer puesto por la naturaleza como un incentivo de la acción. Ese placer es bueno de por si, participa de las cualidades trascendentales del ser: bondad, unidad, verdad. El placer de ver, de oír, de olfatear, de gustar, de tocar. ¿Por qué poner malicia en estos actos elementales de nuestro ser? Solo serán malos cuando el vicio, la deformación, la aberración, la malicia los convierta en nuestro mal. La acción de los sentidos es la sensación; el sentimiento la reacción. La primera menos espiritual que la segunda. En la vejez se necesitan sensaciones y sentimientos.

En ambos casos los hay en una extensa gama, desde la material –sensación de frío, de calor... hasta la espiritual– sentimiento de tristeza, alegría... en la vejez se deben cuidar las sensaciones y los sentimientos, a fin de controlarlos, porque la exageración de unas y otros le producen traumatismos y tensión, dos de sus grandes enemigos. ¿Cómo controlarlos? El primer método es abstraerse mentalmente y extraerse físicamente de las causas que producen el descontrol. Si el ruido callejero exacerba sus sentidos, evite las calles ruidosas. Si la conversación de ciertas personas lo perturba, no se ponga delante de ellas. Si tiene que soportarlas por obligación, abstráigase. Si su cuerpo no puede escapar, su mente si. Si no puede evitar el acontecimiento, por lo menos puede moderar el efecto por él producido.
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N. de R. Mañana prosigue el autor con el punto “Extroversión”... porque las sensaciones y los sentimientos se educan, como todo en nosotros.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.



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