martes, 3 de marzo de 2009

LA VEJEZ... UN TIEMPO DE VIDA



LA VOLUNTAD

Escribe
GONZALO
CANAL RAMIREZ (*)

Las características esenciales que tipifican la definición de la especie humana son la razón y la voluntad: las facultades de informarnos, comprender y querer. Es decir de saber que vamos a hacer y decidirnos a ejecutarlo. Es consenso universal exigirle al viejo más razonamiento y más voluntad que a las anteriores edades –con base en la lógica de haber tenido más tiempo para desarrollarlas– o, al contrario, considerarlo un ser agotado sin voluntad y sin razón. Ni una ni otra posición son absolutas.

El cerebro es el órgano de mejor función en el viejo normal. Y es entonces cuando los conocimientos acumulados durante la vida –materia prima para la experiencia y sabiduría– deben permitir mejor la comprensión y el razonamiento con la dialéctica propia. Posible es también que la voluntad por haber sido ejercida tanto tiempo esté más fortificada y porque la voluntad, si es normal el viejo, está más abastecida e iluminada por la información y el conocimiento a quienes la acción sigue. “Nada hay en acto que no esté en el entendimiento”.

Pero estos principios válidos en sí, están dentro del juego circunstancial de cada viejo, la realidad concreta de su salud vegetal, animal y humana: la persona individuo que somos nosotros dentro de nuestra realidad personal. Precisamente de cuanto se nos exige (todo o nada) en materia de razón y voluntad, y concretémonos nosotros mismos a cuidar nuestro cerebro, a mejorar nuestra razón, a vigorizar nuestra voluntad, y ante todo, a la voluntad de tener voluntad, “a la voluntad de querer” como es el título del libro de V. Jankelevitch.

Contentémonos con estar listos para que nuestra voluntad sea como la voluntad e vuelo de las aves, tan bien descripta por Jankelevich: “El pájaro no es un doctor en ciencias que pueda explicar para sus cohermanos el secreto del vuelo. Mientras se discute sobre su caso, la golondrina, sin estas explicaciones, emprende el vuelo entre los doctores sorprendidos. E igualmente no hay voluntad tan sabia que pueda explicar a la academia el mecanismo de la decisión: pero en menos tiempo del necesario para decir el monosílabo (hágase), el pájaro voluntad ya ha realizado el salto peligroso, el aventurado paso, el heroico vuelo de querer; la voluntad, abandonando el apoyo del ser, se ha lanzado ya al vacío.”

En la mayoría de los casos, el viejo conoce y puede. Todo esta en precisar bien el concepto de sus posibilidades y aprovecharlas sin embarcarse en lo realmente imposible. Lo imposible...? Todos los estudiosos de las posibilidades de la tercera edad, están acordes en declararlas mayores de las presupuestadas. Si la historia no nos mostrara tantos casos, la realidad nos lo indicaría cotidianamente. Cuantas veces oímos, ante la evidencia de muchos hechos realizados por quienes menos se pensaría, el comentario “imposible”... Y sin embargo ahí están no solamente “posibles” sino cumplidos. Y ahí están los autores, los viejos. No son próceres, ni héroes ni genios. No. Gentes como usted y como yo . Y pudieron...
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.


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