ESE AJEDREZ DE LOS
COLOSOS BANCARIOS
Escribe
PETER THAL LARSEN (*) (foto)
(Financial Times-REUTER)
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La peor crisis financiera desde la Segunda Guerra Mundial no sólo ha obligado a los gobiernos occidentales a acudir al rescate de las grandes instituciones. También ha provocado un cambio tectónico en el centro de gravedad de la banca. Hace una década, la lista de las principales instituciones financieras mundiales estaba dominada por bancos estadounidenses y británicos. En la actualidad, sólo cuatro de los 20 primeros bancos tienen su sede central en EEUU, todavía la mayor economía mundial. HSBC, en esencia un banco de mercados emergentes, es el único representante de Reino Unido.
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Después de perder más de un billón de dólares (734.000 millones de euros) sobre complejos instrumentos de deuda y recaudar cientos de miles de millones de dólares de nuevo capital, muchos bancos han visto cómo su valor de mercado se hundía a una fracción de su nivel en el momento álgido del boom. Lo más llamativo es el nombre de los caídos. Citigroup, que dominó el panorama durante la mayor parte de la última década, languidece ahora en los puestos más bajos de la lista. Después de su erróneo rescate de HBOS, Lloyds ha decrecido demasiado como para estar presente en la clasificación.
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DOMINIO CHINO
Entretanto, aparecen nuevos nombres como surgidos de la nada. Este hecho refleja en parte el cambio en el poder económico: los tres grandes bancos de China dominan la clasificación después de salir a bolsa en 2006 y 2007. Las entidades australianas y brasileñas también han ganado importancia. Pero el cambio en la composición también aporta evidencias sobre la destreza con la que los distintos países han gestionado sus sistemas financieros. Canadá, por ejemplo, ha recibido elogios gracias a su enfoque regulador reacio al riesgo.
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Sin embargo, una comparación de ambas instantáneas oculta la destrucción de valor que se ha producido desde que estallara la crisis. Incluso los relativos triunfadores no han salido bien parados: el valor en bolsa de HSBC marcó un máximo de 234.000 millones de dólares en octubre de 2007. En la actualidad sólo vale un tercio de esa suma. Los tres mayores bancos de China también han visto su valor reducido a la mitad durante el mismo periodo. Incluso en estos 10 años, los bancos han sido inversiones discutibles. Hace una década, Banc One, Chase Manhattan, JPMorgan y Washington Mutual poseían un valor de mercado combinado de cerca de 175.000 millones de dólares. En la actualidad, el valor de JPMorgan Chase –que ha absorbido a todos estos bancos, y a otros como Bear Stearns– es inferior a 100.000 millones de dólares.
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¿Ofrece la experiencia de la última década alguna sugerencia para los bancos que esperan prosperar de aquí a 2019? Aparentemente, hay pocas lecciones estratégicas que aprender. Una década de voraz consolidación ha convertido a JPMorgan Chase en el mayor banco mundial fuera de China. Pero Royal Bank of Scotland, que también implementó una agresiva política de adquisiciones, está en la actualidad en manos del gobierno británico y su valor es considerablemente inferior a los 20.000 millones de libras (21.000 millones de euros) que el Estado bombeó al banco el pasado otoño.
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Cuando la crisis se calme y vuelva la confianza, cabe la posibilidad de que los bancos se vean obligados a reducir su tamaño y a adquirir un enfoque más doméstico. Los contribuyentes, que se han convertido en los últimos garantes del sistema financiero, serán menos tolerantes con los gigantes globales cuyo colapso podría acabar con los recursos fiscales de sus países de origen. La banca no podrá aspirar a otro boom hasta que la actual crisis haya desaparecido de la memoria.
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ACUERDOS QUE DETERMINARON
LA SUERTE DE LOS BANCOS
En 1999, Citigroup era un coloso de reciente creación. Concebido por Sandy Weill como una entidad de servicios bancarios integrados, era el presagio de un mundo dominado por un puñado de grandes instituciones financieras. Pero el desplome de Citi ha sido pronunciado. La multitud de rescates provocados por las pérdidas catastróficas sufridas en todo el sector llevaron a que sus acciones cayeran en marzo por debajo de un dólar durante un breve espacio de tiempo.
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La clasificación actual está liderada por los tres mayores bancos de China: Industrial and Commercial Bank of China, China Construction Bank y Bank of China. Lanzados a bolsa entre 2006 y 2007, sus acciones han resistido en mejores condiciones que las de muchos rivales occidentales, aunque tienen poco peso fuera de su mercado nacional. La ralentización de la economía china supondrá su primera gran prueba como empresas públicas. No hace mucho, Bank of America disputaba la corona a Citi, pero en la actualidad ha caído en el listado como consecuencia de desafortunadas adquisiciones, especialmente su absorción de Merrill Lynch el verano pasado.
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En un principio, Ken Lewis, el consejero delegado de Bank of America, consideró que el acuerdo era un golpe maestro. Pero los débiles balances de Merrill obligaron al banco a buscar la ayuda del gobierno. El británico Lloyds es otro ejemplo de un acuerdo equivocado. Estaba bien posicionado para beneficiarse de la crisis, pero una fusión precipitada con su rival HBOS el año pasado le inundó de activos tóxicos, obligándole a caer bajo control estatal. Hace 10 años, JPMorgan corría riesgo de abandonar la primera división de la liga.
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Pero dos fusiones, con Chase Manhattan en el año 2000 y con Banc One en 2004, dieron lugar a un banco que ha capeado la tormenta mejor que la mayoría. Bajo el liderazgo de Jamie Dimon, el banco ha rescatado a Bear Stearns en Wall Street y a Washington Mutual, una entidad de créditos hipotecarios. Banco Santander, en España, es otro próspero depredador. Bajo la guía de Emilio Botín, su infatigable presidente, las adquisiciones han introducido a la entidad en Latinoamérica, EEUU y –mediante una opa sobre Abbey National en 2004– Reino Unido. Su interés en la banca minorista hace que haya sufrido menos problemas que el resto.
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(*) PETER THAL LARSEN fue editor en temas bancarios en el “Financial Times” por 10 años. Actualmente está en la Agencia de Noticias Reuters, teniendo la responsabilidad global de la agencia en la cobertura en el área de banca comentario en el escenario europeo.
COLOSOS BANCARIOS
Escribe
PETER THAL LARSEN (*) (foto)
(Financial Times-REUTER)
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La peor crisis financiera desde la Segunda Guerra Mundial no sólo ha obligado a los gobiernos occidentales a acudir al rescate de las grandes instituciones. También ha provocado un cambio tectónico en el centro de gravedad de la banca. Hace una década, la lista de las principales instituciones financieras mundiales estaba dominada por bancos estadounidenses y británicos. En la actualidad, sólo cuatro de los 20 primeros bancos tienen su sede central en EEUU, todavía la mayor economía mundial. HSBC, en esencia un banco de mercados emergentes, es el único representante de Reino Unido.
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Después de perder más de un billón de dólares (734.000 millones de euros) sobre complejos instrumentos de deuda y recaudar cientos de miles de millones de dólares de nuevo capital, muchos bancos han visto cómo su valor de mercado se hundía a una fracción de su nivel en el momento álgido del boom. Lo más llamativo es el nombre de los caídos. Citigroup, que dominó el panorama durante la mayor parte de la última década, languidece ahora en los puestos más bajos de la lista. Después de su erróneo rescate de HBOS, Lloyds ha decrecido demasiado como para estar presente en la clasificación.
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DOMINIO CHINO
Entretanto, aparecen nuevos nombres como surgidos de la nada. Este hecho refleja en parte el cambio en el poder económico: los tres grandes bancos de China dominan la clasificación después de salir a bolsa en 2006 y 2007. Las entidades australianas y brasileñas también han ganado importancia. Pero el cambio en la composición también aporta evidencias sobre la destreza con la que los distintos países han gestionado sus sistemas financieros. Canadá, por ejemplo, ha recibido elogios gracias a su enfoque regulador reacio al riesgo.
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Sin embargo, una comparación de ambas instantáneas oculta la destrucción de valor que se ha producido desde que estallara la crisis. Incluso los relativos triunfadores no han salido bien parados: el valor en bolsa de HSBC marcó un máximo de 234.000 millones de dólares en octubre de 2007. En la actualidad sólo vale un tercio de esa suma. Los tres mayores bancos de China también han visto su valor reducido a la mitad durante el mismo periodo. Incluso en estos 10 años, los bancos han sido inversiones discutibles. Hace una década, Banc One, Chase Manhattan, JPMorgan y Washington Mutual poseían un valor de mercado combinado de cerca de 175.000 millones de dólares. En la actualidad, el valor de JPMorgan Chase –que ha absorbido a todos estos bancos, y a otros como Bear Stearns– es inferior a 100.000 millones de dólares.
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¿Ofrece la experiencia de la última década alguna sugerencia para los bancos que esperan prosperar de aquí a 2019? Aparentemente, hay pocas lecciones estratégicas que aprender. Una década de voraz consolidación ha convertido a JPMorgan Chase en el mayor banco mundial fuera de China. Pero Royal Bank of Scotland, que también implementó una agresiva política de adquisiciones, está en la actualidad en manos del gobierno británico y su valor es considerablemente inferior a los 20.000 millones de libras (21.000 millones de euros) que el Estado bombeó al banco el pasado otoño.
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Cuando la crisis se calme y vuelva la confianza, cabe la posibilidad de que los bancos se vean obligados a reducir su tamaño y a adquirir un enfoque más doméstico. Los contribuyentes, que se han convertido en los últimos garantes del sistema financiero, serán menos tolerantes con los gigantes globales cuyo colapso podría acabar con los recursos fiscales de sus países de origen. La banca no podrá aspirar a otro boom hasta que la actual crisis haya desaparecido de la memoria.
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ACUERDOS QUE DETERMINARON
LA SUERTE DE LOS BANCOS
En 1999, Citigroup era un coloso de reciente creación. Concebido por Sandy Weill como una entidad de servicios bancarios integrados, era el presagio de un mundo dominado por un puñado de grandes instituciones financieras. Pero el desplome de Citi ha sido pronunciado. La multitud de rescates provocados por las pérdidas catastróficas sufridas en todo el sector llevaron a que sus acciones cayeran en marzo por debajo de un dólar durante un breve espacio de tiempo.
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La clasificación actual está liderada por los tres mayores bancos de China: Industrial and Commercial Bank of China, China Construction Bank y Bank of China. Lanzados a bolsa entre 2006 y 2007, sus acciones han resistido en mejores condiciones que las de muchos rivales occidentales, aunque tienen poco peso fuera de su mercado nacional. La ralentización de la economía china supondrá su primera gran prueba como empresas públicas. No hace mucho, Bank of America disputaba la corona a Citi, pero en la actualidad ha caído en el listado como consecuencia de desafortunadas adquisiciones, especialmente su absorción de Merrill Lynch el verano pasado.
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En un principio, Ken Lewis, el consejero delegado de Bank of America, consideró que el acuerdo era un golpe maestro. Pero los débiles balances de Merrill obligaron al banco a buscar la ayuda del gobierno. El británico Lloyds es otro ejemplo de un acuerdo equivocado. Estaba bien posicionado para beneficiarse de la crisis, pero una fusión precipitada con su rival HBOS el año pasado le inundó de activos tóxicos, obligándole a caer bajo control estatal. Hace 10 años, JPMorgan corría riesgo de abandonar la primera división de la liga.
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Pero dos fusiones, con Chase Manhattan en el año 2000 y con Banc One en 2004, dieron lugar a un banco que ha capeado la tormenta mejor que la mayoría. Bajo el liderazgo de Jamie Dimon, el banco ha rescatado a Bear Stearns en Wall Street y a Washington Mutual, una entidad de créditos hipotecarios. Banco Santander, en España, es otro próspero depredador. Bajo la guía de Emilio Botín, su infatigable presidente, las adquisiciones han introducido a la entidad en Latinoamérica, EEUU y –mediante una opa sobre Abbey National en 2004– Reino Unido. Su interés en la banca minorista hace que haya sufrido menos problemas que el resto.
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(*) PETER THAL LARSEN fue editor en temas bancarios en el “Financial Times” por 10 años. Actualmente está en la Agencia de Noticias Reuters, teniendo la responsabilidad global de la agencia en la cobertura en el área de banca comentario en el escenario europeo.
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