
http://www.youtube.com/watch?v=mLdGj4hn5SE
DUBAI
EL JEQUE SORTEA LA CRISIS
INAUGURANDO EL HIPÓDROMO
MÁS FASTUOSO DEL MUNDO
“El Periódico” Catalunya - JOSÉ I. CASTELLÓ
BARCELONA - 2 de febrero 2009

Dos meses ha sido el tiempo que ha tardado el jeque Mohamed bin Rashid al Maktoum para demostrarle al mundo que por mucha deuda, crisis o quiebra que aceche a su emirato, nada ni nadie acabará con su firme propuesta de convertirse en el hombre más importante de caballos de carreras del siglo XXI. Ochenta días después de que su Gobierno declarase que Dubái había pedido la suspensión del pago de sus deudas, inauguró el recinto deportivo más lujoso del planeta: el hipódromo de Meydan.
Aunque sea un tópico decirlo, Meydan es la meca de los caballos. Otro exceso dubaití que quita el hipo con solo verlo en Youtube y que va más allá de la imaginación del ser humano. Un hipódromo prodigioso hecho para envidiar. Rinde homenaje al purasangre en sus siete millones de metros cuadrados.
Ubicado en el antiguo hipódromo de Nad al Sheba, el nuevo complejo deportivo es como una ciudad que mira al caballo. «Es lo mejor de lo mejor. Algo superlativo, 10 o 15 veces más grande que el recinto hípico que han tenido hasta ahora», afirma Alfonso Ramos Covarrubias, dueño de la agencia hípica internacional Canter.
Meydan, en árabe sitio de reunión, ha necesitado, según las primeras estimaciones, 893 millones de euros y la mano de obra de 4.500 trabajadores para que esté construido. Los caballos y los jockeys salen por un lujoso túnel de vestuarios, como si fuesen estrellas de la NBA. El público ve las carreras en alguna de las 60.000 plazas de una tribuna de 1,6 kilómetros de largo. «Es impresionante. La T-4 de Barajas se queda pequeña a su lado», dice Ramos Covarrubias.
Si no se quiere seguir la carrera desde la grada se puede reservar alguna terraza de las 290 habitaciones cinco estrellas del único hotel que se ubica dentro de un hipódromo o, mejor todavía, desde una marina para megayates que permite seguir la competición sin desembarcar. La pista de hierba es de 2.400 metros, la más grande del mundo. Hay, como no, otra de hierba artificial, de fibra, de 1.750 metros. El videomarcador mide igual que el terreno de juego del Camp Nou. Diez restaurantes, un museo, un teatro Imax, la sede del Club Racing Dubái y 10.000 plazas de aparcamiento completan el recinto, donde apostar está prohibido por la religión musulmana.
El hipódromo es una apuesta personal de Mohamed al Maktoum. El jeque árabe ha ideado el mejor escenario para ver ganar siempre a alguno de sus 1.500 purasangres. El pasado año consiguió vencer en 202 carreras y embolsarse 14 millones de euros en premios. Meydan ya se ha encargado de dispensar un trato exquisito para que los rivales del jeque siempre estén contentos. «Las atenciones alcanzan unos límites inimaginables, por eso la gente vuelve cada año», cuenta Ramos Covarrubias. El ejemplo está en los 200 purasangres de 21 naciones que acudirán estos meses, entre ellos tres españoles, que quieren como locos inmortalizarse en el estreno de esta gran maravilla hípica.
Ganar ya es otra cosa. El Dubai Carnaval, como se denomina el ciclo de carreras con el que se inauguró la pasada semana, ha doblado los premios para esta edición y reparte 22 millones de dólares. La fiesta hípica se cerrará, el 27 de marzo, con la 15ª edición de la Dubai World Cup, la prueba de los 7 millones de dólares, la competición deportiva más lucrativa del mundo.
Cuando pocos días antes de la inauguración le preguntaron a Mohamed bin Rashid al Maktoum cómo el país podía asumir un gasto así, el jeque dijo que «una cosa es el dinero de Dubái y otra cosa muy distinta mi dinero, y esta obra ha sido pagada con mi dinero».
EL JEQUE SORTEA LA CRISIS
INAUGURANDO EL HIPÓDROMO
MÁS FASTUOSO DEL MUNDO
“El Periódico” Catalunya - JOSÉ I. CASTELLÓ
BARCELONA - 2 de febrero 2009

Dos meses ha sido el tiempo que ha tardado el jeque Mohamed bin Rashid al Maktoum para demostrarle al mundo que por mucha deuda, crisis o quiebra que aceche a su emirato, nada ni nadie acabará con su firme propuesta de convertirse en el hombre más importante de caballos de carreras del siglo XXI. Ochenta días después de que su Gobierno declarase que Dubái había pedido la suspensión del pago de sus deudas, inauguró el recinto deportivo más lujoso del planeta: el hipódromo de Meydan.
Aunque sea un tópico decirlo, Meydan es la meca de los caballos. Otro exceso dubaití que quita el hipo con solo verlo en Youtube y que va más allá de la imaginación del ser humano. Un hipódromo prodigioso hecho para envidiar. Rinde homenaje al purasangre en sus siete millones de metros cuadrados.
Ubicado en el antiguo hipódromo de Nad al Sheba, el nuevo complejo deportivo es como una ciudad que mira al caballo. «Es lo mejor de lo mejor. Algo superlativo, 10 o 15 veces más grande que el recinto hípico que han tenido hasta ahora», afirma Alfonso Ramos Covarrubias, dueño de la agencia hípica internacional Canter.
Meydan, en árabe sitio de reunión, ha necesitado, según las primeras estimaciones, 893 millones de euros y la mano de obra de 4.500 trabajadores para que esté construido. Los caballos y los jockeys salen por un lujoso túnel de vestuarios, como si fuesen estrellas de la NBA. El público ve las carreras en alguna de las 60.000 plazas de una tribuna de 1,6 kilómetros de largo. «Es impresionante. La T-4 de Barajas se queda pequeña a su lado», dice Ramos Covarrubias.
Si no se quiere seguir la carrera desde la grada se puede reservar alguna terraza de las 290 habitaciones cinco estrellas del único hotel que se ubica dentro de un hipódromo o, mejor todavía, desde una marina para megayates que permite seguir la competición sin desembarcar. La pista de hierba es de 2.400 metros, la más grande del mundo. Hay, como no, otra de hierba artificial, de fibra, de 1.750 metros. El videomarcador mide igual que el terreno de juego del Camp Nou. Diez restaurantes, un museo, un teatro Imax, la sede del Club Racing Dubái y 10.000 plazas de aparcamiento completan el recinto, donde apostar está prohibido por la religión musulmana.
El hipódromo es una apuesta personal de Mohamed al Maktoum. El jeque árabe ha ideado el mejor escenario para ver ganar siempre a alguno de sus 1.500 purasangres. El pasado año consiguió vencer en 202 carreras y embolsarse 14 millones de euros en premios. Meydan ya se ha encargado de dispensar un trato exquisito para que los rivales del jeque siempre estén contentos. «Las atenciones alcanzan unos límites inimaginables, por eso la gente vuelve cada año», cuenta Ramos Covarrubias. El ejemplo está en los 200 purasangres de 21 naciones que acudirán estos meses, entre ellos tres españoles, que quieren como locos inmortalizarse en el estreno de esta gran maravilla hípica.
Ganar ya es otra cosa. El Dubai Carnaval, como se denomina el ciclo de carreras con el que se inauguró la pasada semana, ha doblado los premios para esta edición y reparte 22 millones de dólares. La fiesta hípica se cerrará, el 27 de marzo, con la 15ª edición de la Dubai World Cup, la prueba de los 7 millones de dólares, la competición deportiva más lucrativa del mundo.
Cuando pocos días antes de la inauguración le preguntaron a Mohamed bin Rashid al Maktoum cómo el país podía asumir un gasto así, el jeque dijo que «una cosa es el dinero de Dubái y otra cosa muy distinta mi dinero, y esta obra ha sido pagada con mi dinero».
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