EL RECURSO DE LA CHACOTA
-
Escribe Mario Benedetti
De “El país de la cola de paja”
Edición ARCA 1960.
La octava edición fue en 1970.
-
Cuando las cosas andan mal, hay por lo menos un gremio que esta de parabienes: el de los humoristas. Naturalmente, no hay que creer a pie juntillas en su versión deformada y satírica; pero en el caso especial de un medio como el nuestro seriamente atacado de pusilanimidad y, en los casos más graves, de franca cobardía, puede ser útil examinar como funciona ese peculiar mecanismo de la gracia.
-
Escribe Mario Benedetti
De “El país de la cola de paja”
Edición ARCA 1960.
La octava edición fue en 1970.

-
Cuando las cosas andan mal, hay por lo menos un gremio que esta de parabienes: el de los humoristas. Naturalmente, no hay que creer a pie juntillas en su versión deformada y satírica; pero en el caso especial de un medio como el nuestro seriamente atacado de pusilanimidad y, en los casos más graves, de franca cobardía, puede ser útil examinar como funciona ese peculiar mecanismo de la gracia.
.
El humorismo siempre ha sido un género peligrosamente representativo. Por lo general, el público está en condiciones de entender que un chiste puede constituir un símbolo, pero no siempre acierta en el reconocimiento de que cosa simboliza. En realidad un mismo chiste a costa del gobierno puede simbolizar tanto una actitud valiente como una prescindente o cobarde.
El humorismo siempre ha sido un género peligrosamente representativo. Por lo general, el público está en condiciones de entender que un chiste puede constituir un símbolo, pero no siempre acierta en el reconocimiento de que cosa simboliza. En realidad un mismo chiste a costa del gobierno puede simbolizar tanto una actitud valiente como una prescindente o cobarde.
.
En la Argentina, por ejemplo, no era lo mismo burlarse públicamente de Perón en la época en que, por mucho menos, cualquiera podía ir a parar a un calabozo, que desarrollar y ampliar esa misma burla en los meses que siguieron a la revolución, frente a una sala adicta, ansiosa de desquite.
En la Argentina, por ejemplo, no era lo mismo burlarse públicamente de Perón en la época en que, por mucho menos, cualquiera podía ir a parar a un calabozo, que desarrollar y ampliar esa misma burla en los meses que siguieron a la revolución, frente a una sala adicta, ansiosa de desquite.
.
En el Uruguay, el humorismo tiene un carácter bastante definido y autónomo. Humoristas y público parecen haberse puesto de acuerdo sobre que debe escribirse –o dibujarse para que los creadores tengan éxito y el público se encu
entre con su risa. Eso claro, da cierta coherencia a los diversos estilos y provoca casi una standardización del chiste, pero también puede llegar a representar un estado de ánimo colectivo, una actitud que, con mayor o menor conciencia, la mayoría esta dispuesta a asumir.
En el Uruguay, el humorismo tiene un carácter bastante definido y autónomo. Humoristas y público parecen haberse puesto de acuerdo sobre que debe escribirse –o dibujarse para que los creadores tengan éxito y el público se encu
entre con su risa. Eso claro, da cierta coherencia a los diversos estilos y provoca casi una standardización del chiste, pero también puede llegar a representar un estado de ánimo colectivo, una actitud que, con mayor o menor conciencia, la mayoría esta dispuesta a asumir. .
(...) Ahora bien, si vigilamos esa orientación de nuestro humorismo, quizá encontremos de paso la explicación de alguna de nuestras aparentes contradicciones. Por lo pronto, debemos admitir que existe contradicción entre dos elementos fácilmente comprobables de nuestra vida política y sus repercusiones más populares.
(...) Ahora bien, si vigilamos esa orientación de nuestro humorismo, quizá encontremos de paso la explicación de alguna de nuestras aparentes contradicciones. Por lo pronto, debemos admitir que existe contradicción entre dos elementos fácilmente comprobables de nuestra vida política y sus repercusiones más populares.
.
El primero: durante cuatro años el uruguayo se queja sostenidamente del o e los partidos que gobiernan. El segundo: cuando le llega la hora de ejercer su derecho ciudadano, ese mismo quejoso, y todos sus colegas, votan en abrumadora mayoría por los mismos parecidos que tan demoledoramente criticaron.
El primero: durante cuatro años el uruguayo se queja sostenidamente del o e los partidos que gobiernan. El segundo: cuando le llega la hora de ejercer su derecho ciudadano, ese mismo quejoso, y todos sus colegas, votan en abrumadora mayoría por los mismos parecidos que tan demoledoramente criticaron.
.
La contradicción existe, la explicación también. Necesariamente, esta no puede ser muy elogiosa para el ciudadano. El empleo público es, ya se sabe, un poderoso argumento que todo principismo partidario lleva en sus entrelineas y el electorado montevideano (el del interior también, pero en un grado considerablemente menor ha demostrado ser sensible a esa razón de pesos.
Mal que bien, la burocracia representa para unos la seguridad, para otros la esperanza, y contribuye poderosamente a que no abunden quienes, en el fondo de su alma y de su presupuesto, deseen realmente que se opere un cambio radical en ese statu quo.
.
PROLOGO A LA CUARTA EDICIÓN
DE “EL PAIS DE LA COLA DE PAJA”
Esta cuarta edición no la debo por cierto a los críticos sino a los lectores. Quiero creer que éstos estuvieron siempre más cerca que aquéllos de mi intención más honda y más sincera. En realidad, mientras los críticos vapulearon casi unánimemente un tratado de sociología que nunca pretendí escribir, los lectores en cambio demostraron interesarse por un libro que es, sobre todo, testimonio y preocupación personales. Confieso que este durable eco ha representado para mi una de las mayores satisfacciones de mi vida literaria, y hoy me sirve para compensar el ácido recuerdo de algunas frases agraviantes que en 1960 me dedicaron algunos comentaristas.
La contradicción existe, la explicación también. Necesariamente, esta no puede ser muy elogiosa para el ciudadano. El empleo público es, ya se sabe, un poderoso argumento que todo principismo partidario lleva en sus entrelineas y el electorado montevideano (el del interior también, pero en un grado considerablemente menor ha demostrado ser sensible a esa razón de pesos.
Mal que bien, la burocracia representa para unos la seguridad, para otros la esperanza, y contribuye poderosamente a que no abunden quienes, en el fondo de su alma y de su presupuesto, deseen realmente que se opere un cambio radical en ese statu quo.
.
PROLOGO A LA CUARTA EDICIÓN
DE “EL PAIS DE LA COLA DE PAJA”
Esta cuarta edición no la debo por cierto a los críticos sino a los lectores. Quiero creer que éstos estuvieron siempre más cerca que aquéllos de mi intención más honda y más sincera. En realidad, mientras los críticos vapulearon casi unánimemente un tratado de sociología que nunca pretendí escribir, los lectores en cambio demostraron interesarse por un libro que es, sobre todo, testimonio y preocupación personales. Confieso que este durable eco ha representado para mi una de las mayores satisfacciones de mi vida literaria, y hoy me sirve para compensar el ácido recuerdo de algunas frases agraviantes que en 1960 me dedicaron algunos comentaristas.
.
Se que este es un libro lleno de imperfecciones y rengueras, pero en cierto sentido me importa más que otras obras, definitivamente literarias, que he publicado. Sobre esto le debo una explicación al lector: me importa más, porque en realidad este libro es el reflejo de una estupefacción muy particular, y también porque la simple operación de escribirlo contribuyó a aclarar algunas de mis dudas y me ayudó a tomar decisiones.
Se que este es un libro lleno de imperfecciones y rengueras, pero en cierto sentido me importa más que otras obras, definitivamente literarias, que he publicado. Sobre esto le debo una explicación al lector: me importa más, porque en realidad este libro es el reflejo de una estupefacción muy particular, y también porque la simple operación de escribirlo contribuyó a aclarar algunas de mis dudas y me ayudó a tomar decisiones.
.
Todo ello justifica que ahora, al encarar la posibilidad de esta cuarta edición, me resista a efectuar al menor cambio, en el texto original. Si, por una parte, no creo que sea honesto corregir, retroactivamente aquellas afirmaciones que el tiempo se ha encargado de rectificar, por otra, tampoco quiero enfatizar ciertas opiniones, o ciertos aspectos de la crisis moral denunciada, que ese tiempo ha ido confirmando. O sea que el libro sigue siendo la misma rebanada que corté para el lector, y para mi mismo, en junio de 1960. Solo al margen de ella, y en carácter de parcial actualización, he agregado una posdata 1963, que en realidad es la versión grabada de una charla que di en la sede del Partido Socialista en mayo de este año.
Noviembre 1963
Todo ello justifica que ahora, al encarar la posibilidad de esta cuarta edición, me resista a efectuar al menor cambio, en el texto original. Si, por una parte, no creo que sea honesto corregir, retroactivamente aquellas afirmaciones que el tiempo se ha encargado de rectificar, por otra, tampoco quiero enfatizar ciertas opiniones, o ciertos aspectos de la crisis moral denunciada, que ese tiempo ha ido confirmando. O sea que el libro sigue siendo la misma rebanada que corté para el lector, y para mi mismo, en junio de 1960. Solo al margen de ella, y en carácter de parcial actualización, he agregado una posdata 1963, que en realidad es la versión grabada de una charla que di en la sede del Partido Socialista en mayo de este año.
Noviembre 1963
No hay comentarios:
Publicar un comentario