martes, 18 de mayo de 2010

LA SEMANA DE MARIO BENEDETTI: Tercera entrega

UNIVERSIDAD DE ALICANTE

MARIO BENEDETTI
Doctor HONORIS CAUSA

Discurso de imposición del Titulo (LAUDATIO)
realizado por José Carlos Rovira
(Profesor Titular de
Literatura Hispanoamericana.
(Sacado de contexto por el Blog)

Señoras y Señores:
La Junta de la Escuela de Formación del Profesorado propuso en el mes de julio al poeta Mario Benedetti como Doctor Honoris Causa por nuestra Universidad, propuesta acogida por la Junta de Gobierno y que hoy vamos a desarrollar. Comenzaré diciendo que es un honor para mí, que enseño literatura hispanoamericana en esta casa, el que se me haya encargado realizar esta laudatio, en donde tengo que plantearles una reflexión lo más objetiva posible que responda a las razones por las que pedimos el Doctorado Honoris Causa para Mario Benedetti, una reflexión que se hace difícil en su tono si tenemos en cuenta que hay también, necesariamente, una dosis de emoción en todo lo que yo les pueda decir.
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A la imagen del escritor, un día sucedió la imagen del amigo que, desde hace años, está fuertemente vinculado a esta Universidad, que ha participado en cursos, recitales, diálogos en ella, que ha sido, digamos, un factor de dinamización de ese «destino latinoamericano» que nuestra Universidad quiere tener, un destino que pasa por la cooperación científica y solidaria, y por la formación de estudiantes iberoamericanos en nuestras aulas. Quisiera destacar ahora, ciñéndome a los valores principales que su obra aporta, algunos sentidos que debemos retener de la misma.
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En primer lugar, por una disposición personal más activa hacia la poesía, quiero comentarles que Mario Benedetti es un autor que definió su poética con el intento de aludir al lector y no eludirlo, con el impulso conversacional de elevar el lenguaje cotidiano, repleto de guiños cómplices, a la categoría de la expresión poética. La tensión de ese lenguaje tiene que ver con la que la palabra tenga para cada uno de nosotros. Quiero decir que la palabra se carga en Benedetti de emociones, como la ternura, el afecto, el amor, la ira, la cólera, el enojo, la indignación, respondiendo a las situaciones vivenciales de un sujeto lírico que intenta vivir conjuntamente la vida personal y la historia de cada día y de nuestro tiempo.
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Si repasamos ahora sus ensayos, que son crítica cómplice, como dice uno de sus títulos, que son además ese ejercicio de la conciencia que decía Roberto Fernández Retamar cerrando el Congreso, obtendremos sobre todo una escritura incesante, un caudal de páginas que sitúan a Mario Benedetti, a través de una veintena de títulos, como uno de los ejes de reflexión de América Latina. La osadía es quizá seguir afirmando el papel de la palabra en su valor esencial, en afirmar el cuidado que de la palabra debemos tener, pero sin que el escritor se encierre en una celda verbal, sin que la palabra sea un ámbito conventual, sino que se ejerza al aire libre, abierta a la realidad.
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Esta atención a la palabra tiene gloriosos antecesores que se llaman Darío, Rodó, Carpentier, Neruda, etc. que, sin embargo, resumen en casi todos los casos espacios de realidad. Esta atención ha llevado incansablemente a Mario Benedetti a escribir páginas críticas sobre una gran parte de sus contemporáneos, y de los problemas culturales que se afrontan. La narrativa sería el tercer recorrido que rápidamente les quiero proponer. Hay títulos de probada eficacia ante el lector. Ediciones innumerables de novelas como La tregua, una de las más bellas peripecias narrativas contemporáneas sobre la soledad y el amor.
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Anticipaciones del terror que después habría de emplazarse en Uruguay como Gracias por el fuego. Memorias del exilio, con atisbos de esperanzas, como primavera con una esquina rota. Pero volviendo a La tregua, uno de los más bellos ejemplos de la narrativa hispanoamericana contemporánea, con el que Benedetti se afincó en el mundo cansado de la burocracia, mediante un personaje, Martín Santomé y su redescubrimiento tardío del amor en Laura Avellaneda.
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Advertiré para concluir que esta laudatio tiene muchas adhesiones por el sentido de lo que pide. Más allá de ésta, algunas Universidades como la de Valladolid, en España, o la de La Habana, en Cuba, le van a otorgar, próximamente, a Mario Benedetti el mismo reconocimiento que la nuestra. Pero hay otro tipo de apoyo posible que tiene que ver con un amplio espacio de textos poéticos y ensayísticos en los que Mario Benedetti ha reivindicado la grandeza del sentimiento como mecanismo intelectual.
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Hablo ahora exclusivamente desde el mismo, desde el sentimiento. Y les digo que estoy seguro de que llegarían adhesiones desde el más allá si éstas fueran posibles, porque desde el cielo, la nada, o donde se encuentren, estarán mandando faxes de adhesión seguramente Julio Cortázar, Roque Dalton o Juan Carlos Onetti entre otros, y por supuesto que también Zelmar Michelini, monseñor Óscar Arnulfo Romero, Salvador Allende y Ernesto Che Guevara.
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Así pues, considerados y expuestos todos estos hechos, dignísimas autoridades y claustrales, solicito con toda consideración y encarecidamente ruego que se otorgue y confiera al Sr. D. Mario Benedetti, el supremo grado de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante.
(BREVE SÍNTESIS DEL DISCURSO DEL PROFESOR ROVIRA)

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