miércoles, 21 de julio de 2010

LA VEJEZ... ESA COSTUMBRE DE LA GENTE... Y LOS INTERESES PARA RE-CREAR LA VIDA.


LOS INTERESES
Escribe
GONZALO
CANAL RAMÍREZ
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Desde la infancia la vida nos esta formando o deformando para nuestra vejez. La estabilización en cada edad implica otros intereses. Ese es el flujo y reflujo de la vida del cual no nos podemos eximir, como el mar no puede oponerse a sus mareas. Los problemas corresponden casi siempre a nuestros intereses en la vida. Y todo es normal cuando esos intereses son verdaderamente “nuestros intereses” aunque, infortunadamente, con frecuencia nos dejamos arrastrar a una región que no es la de nuestros intereses, como el piloto apartado de ruta, desconectado de la torre de control, entre nubes tempestuosas, fuera de su rumbo y su distancia.
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El interés es la necesidad o atracción para llegar a determinadas metas, es el viento en los árboles, el agua en los molinos, la chispa en la marcha de los motores, el metabolismo en la intercomunicación celular. En el viejo es una de las principales motivaciones para vivir. Todos los especialistas del cuerpo y del espíritu del viejo están de acuerdo en afirmar el interés como indispensable terapia para la longevidad. Estar interesado por algo, es una especie de corriente eléctrica para animar, vitalizar, entonar y vivificar. Es el fluido donde la vida palpita.
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El viejo sin intereses está apagado, el interés estimula la energía y la acumula. Es normal el caso de los viejos a quienes se les ve declinar rápidamente cuando ya han perdido el interés, su atadura a la vida. Entre muchos hay un caso aleccionador: Beverly Hils es el barrio más rico en una de las ciudades más opulentas del mundo: Los Ángeles, en California, Norteamérica. La mitad de la superficie es de jardines privados (algunos más extensos que los públicos) y sus casas enormes, equipadas con todo lo que la ciencia y la técnica contemporáneas para evitar el esfuerzo del hombre y poner mundo a sus pies, para su servicio.
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Sus ocupantes, en su mayoría gentes de alguna edad, son casi todos neurópatas. Por haberlo gustado y experimentado todo, ya no tienen ningún interés por nada. Allí en Beverly Hils, está la mayor concentración “Per cápita” de siquiatras del mundo: uno para cada doscientos habitantes, con una tarifa de ochenta dólares por hora de sesión. Una de sus tareas principales: despertar en sus pacientes el interés por algo, para seguir viviendo.
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Mantenga usted su interés porque él atiza la llama de su vida, pero a su edad sepa distinguir sus intereses y calificarlos. Usted esta en la edad de calificación. Para el viejo la calidad cuesta mucho. Los zapatos no deben lastimarle los callos. Como el calor, como el frío, y como todo lo demás, sus intereses deben ser dosificados y clasificados. No podemos sobrecargarnos de nada, porque se nos revientan los resortes. Calcule su resistencia, pero úsela, porque empleándola la aumenta. No la deje enmohecer, pero tampoco galope a reventar cinchas en pos de sus intereses
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En la vejez todo se aquilata, se alquitara, se sedimenta en decantación liberadora o esclavizante. Por eso el viejo esta cerca de los intereses trascendentes, religión, política y amor, trilogía esencial a la cual, negativa o positivamente el viejo es particularmente sensible, aún en los casos excepcionales de ser ateo, apátrida o misógino. El viejo va ganando en profundidad y perdiendo en superficie, y, como tiene más tiempo, piensa y reflexiona más hondamente.
En esa hondura encuentra, de un a manera u otra, una muy grande necesidad de Dios, de su pueblo, de su pareja.
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Tres ideas y sentimientos a la vez, no para excluir ni dividir intereses, sino para multiplicarlos. La idea y el sentimiento de la eternidad, el absoluto, el infinito, la política y el amor en la montaña de la vida, cobran especiales valores. Además la política es buen instrumento para las reivindicaciones de la vejez. En el primer mundo los electores mayores de 65 años oscilan entre el 15 por ciento y el 17 por ciento de la población electoral. Una cuota muy importante, imposible de olvidar por los políticos.
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Hay fuerzas casi mecánicas, en las generaciones anteriores, que empujan al viejo y pretenden desintegrarlo en la comunidad, cuando este debe estar más integrado a ella. La política es esencial a la sociedad, porque la organiza, la conduce y define su destino. Despolitizarse en la vejez, es desintegrarse de la colectividad, hacerse más viejo. Politizarse es estar presente en ella, tener vitalidad comunitaria.
Al viejo le es particularmente útil la politización del criterio y la información, no tanto como ejercicio de proselitismo, sino como vinculación para no desafiliarse del grupo humano, y como interés para orientarse en busca de un mejor destino individual y social, para no dejarse marginar. Esto con los medios actuales de comunicación y ejercicio electoral, es un interés útil y fácil de satisfacer. Le ayudará a ocupar parte de su tiempo libre.
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(*) Gonzalo Canal Ramírez, es un reconocido especialista en temas de la Tercera Edad. De origen colombiano, esta radicado en España. Estos textos son del libro “ENVEJECER NO ES DETERIORARSE” que ha merecido innumerables ediciones y traducciones desde 1980, año de su aparición en España.

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