domingo, 21 de noviembre de 2010

LUNES 22 de NOVIEMBRE, 2010


CUBA
LA SOLIDARIDAD
COMO UNA FORMA DE VIDA
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N. de R. Desde febrero están trabajando en Chile brigadas de médicos cubanos. También lo hacen en Haití. Poco se sabe o se informa de eso. Como verán en este caso, la gente del lugar en que trabajaban, en Chile, los rodeo de cariño. Levantaron firmas para que se quedaran. Ex profeso recorrimos la prensa chilena en la semana pasada y no hubo –al menos no encontramos– mención a este grupo de cubanos que dejaban el país, luego de siete meses de aporte a los afectados del terremoto. Lo damos como un dato anecdótico.

ESE TEMA DEL QUE SE HABLO POCO

REGRESA A CUBA
LA BRIGADA HENRY REEVE
DE MISIÓN EN CHILE:
“LA ISLA QUE ENSEÑA A VIVIR”
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Fuente “CubaDebate”
21 Noviembre 2010
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El IL-62M de Cubana tocó tierra exactamente a la hora advertida, 15 minutos después de la medianoche. Descienden la escalerilla del avión, en la semioscuridad de la terminal aérea, los colaboradores médicos de la Brigada Henry Reeve que prestaron servicio en Chile tras el terremoto ocurrido el 27 de febrero. Llevaban ocho meses en el país austral, pero poco se ha hablado de ellos fuera de las regiones donde trabajaron. “Sí, es fruto del esfuerzo callado de Cuba”, habría comentado unas horas antes el amigo que me advirtió de la llegada.

No se distinguen muy bien sus rostros y todos vienen con batas blancas por encima de un pulóver rojo con el distintivo de la brigada. Si se le quita el sonido a la escena, podría decirse que está ocurriendo en cualquier lugar del mundo, pero con audio hasta un marciano adivinaría que son cubanos y que el avión ha tocado tierra en la Isla. “Oye, chica, ¡qué rico estar en Cuba! ¡Qué aire más fresco!” “Yuly, pásame el creyón de labios”. “¡Avemaría, no me lo puedo creerrrr…!” Risas, pasos apurados, alguna lágrima, un sombrero que se agita en el aire.

Entran al salón de la terminal de aérea, a toda luz. Van acomodándose en los asientos y la doctora Yiliam Jiménez les habla a los de la primera fila: “Vamos a tener un pequeño acto. ¿Está bien? Pónganse lindos que van a salir en la Televisión”. La bienvenida no se hace esperar. El Dr. Juan Carlos Andux, jefe de la Brigada médica, habla en nombre de sus compañeros. Relata cómo llegaron a Chile. Ocho horas después de que la Embajadora cubana en ese país transmitiera la solicitud del gobierno de Michelle Bachelet para que la Isla enviara ayuda médica, las condiciones estaban creadas y partieron los médicos.
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En aquel primer grupo que aterrizó en Santiago el primero de marzo, iban 26 colaboradores de la salud, un hospital de campaña y 12 toneladas de equipamientos, instrumentales y medicinas para brindar los cuidados que hicieran falta. La carga y los pasajeros necesitaron dos aviones.“Instalamos el primer hospital que funcionó después del terremoto y fuimos los últimos en irnos… Allí dejamos a un pueblo que nos amó y que recogieron firmas para que no nos fuéramos. Más de mil personas fueron a darnos la despedida, lloraron cuando nos íbamos y nosotros, con ellos”, dice Andux, que más tarde conversará con CubaDebate, antes de abandonar el aeropuerto.

El ministro de Salud, el doctor Roberto Morales, felicita a la Brigada en nombre de la más alta dirección del país y del Comandante en Jefe Fidel Castro, que ha seguido día tras día el trabajo de los cooperantes y que envía un cariñoso mensaje de bienvenida. Morales hace un recorrido por las impresionantes cifras de personas asistidas y servicios que los especialistas brindaron al pueblo chileno, en dos ciudades duramente afectadas: Rancagua y Chillán.

“En Chile dejaron una huella más allá de nuestros servicios médicos: la huella de un pueblo, de una Revolución. Un pueblo que no da lo que le sobra, sino que comparte lo que tiene. Por eso fuimos los primeros en llegar y los últimos en irnos”, añade el Ministro.

PIEL A PIEL
“Rancagua y Chillán son dos escenarios diferentes”, han sido las primeras palabras del doctor Juan Carlos, cuando nos sentamos -están él y otros de sus compañeros- en una salita del aeropuerto, a la espera de una prometida taza de café para distraer el sueño y el cansancio. Algunos llevan más de 48 horas sin dormir y están locos por abrazar a su familia. Son más de la una de la madrugada.

La Brigada médica ha estado, efectivamente, en dos ciudades muy diferentes, aunque con el mismo clima mediterráneo, de implacable invierno que llega hasta -6 grados centígrados, y de veranos que en enero pueden ser abrasadores. Rancagua está al sur de Santiago de Chile, más próxima al arenal de la interminable costa chilena, mientras Chillán se encuentra al norte, a menos de 100 kilómetros del epicentro del terremoto.

Les propongo ir desde el principio, el momento en que los dos aviones cubanos aterrizaron en Santiago de Chile, en el Aeropuerto del Ejército chileno. Algunos compañeros se quedaron esperando la descarga de las 12 toneladas y el grueso de la brigada (26 colaboradores), atravesaron primero la ciudad a oscuras y luego avanzaron unos 450 kilómetros al norte en tinieblas. Llegaron a Rancagua en la madrugada, con vientos helados, sin saber exactamente adonde iban a ubicar los hospitales de campaña.

“Nos sorprendió lo que vimos cuando llegamos a Rancagua. En apariencias no había pasado nada, a juzgar por los edificios. Se mantenían en pie. Como en Chile han ocurrido terremotos devastadores de más de 8 grados en la escala de Richter, ellos durante años desarrollaron una sistema constructivo antisísmico, muy sólido, que ha permitido disminuir los efectos de este tipo de fenómeno natural.” Juan Carlos reconoce que llegaron impactados por las imágenes que habían visto por la televisión de un Puerto Príncipe en ruinas, tras el terremoto del 11 de enero.

“Por eso en la trayectoria desde Santiago hasta Rancagua nos decíamos: ¡pero aquí no hay terremoto!” La realidad se impondría poco después. Prácticamente toda la infraestructura hospitalaria había sufrido severos daños. El Hospital Regional de Rancagua, de 506 camas, perdió más de 300. Colapsó totalmente. “Nos ubicaron al lado de una estructura dañada de ese centro de salu. Ahí nos dimos cuenta de que las autoridades civiles chilenas no tenían experiencia en hospitales de campaña. Les explicamos por qué un hospital de campaña no podía ubicarse al lado de aquel edificio medio en ruinas, con una altura de 8 pisos, ya medio inclinado.

La actividad sísmica no había terminado y con otra réplica fuerte, se iría abajo y nos mataría a todos. Comprendieron en el acto y nos ubicamos en el estadio de fútbol”, añade. Apenas amaneció el 1 de marzo, comenzaron a armar el Hospital de campaña en el Complejo Deportivo Patricio Mekis. Algunos tenían temores de que los pobladores no iban a mirar con buenos ojos que los cubanos se instalaran precisamente en el estadio de fútbol. Rancagua se conoce como “la ciudad celeste” o “del capo de provincia”, denominaciones referentes al equipo de fútbol O’Higgins, el club con mayor cantidad de seguidores fuera de Santiago de Chile.
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AUN QUEDA UNA EXTENSA PARTE PARA LA QUE NO CONTAMOS CON ESPACIO. LAMENTABLEMENTE.
En la parte que no se puede publicar hay comentarios muy interesantes, sobre la forma de trabajo, sobre la realidad en que debieron trabajar. También hay material sobre las brigadas que siguen trabajando en HAITI. RECOMENDAMOS LA LECTURA DE ESO.
Puede acceder a la nota completa en este enlace:
http://www.cubadebate.cu/especiales/2010/11/21/regresa-a-cuba-brigada-henry-reeve-que-presto-servicios-en-chile/

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