domingo, 2 de enero de 2011

LA ISLA REACOMODA ESCENARIOS HACIA EL FUTURO

CUBA:
EN BUSCA DE LA EFICIENCIA


Escribe
JORGE
GÓMEZ BARATA
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(Especial para
ARGENPRESS.info)
29 diciembre, 2010

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(*) Jorge Gómez Barata- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa, latinoamericanos y extranjeros.
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Para la economía de un país la tasa de desempleo puede ser del 10 por ciento, aunque para cada desempleado de ese mismo lugar es del ciento por ciento. Quien tiene un empleo y lo pierde no perdió un porcentaje sino todo. La dialéctica entre los indicadores macroeconómicos y la solvencia individual es mucho más compleja y, de alguna manera está presente en las reflexiones que en torno a los Lineamientos para el Desarrollo Económico y Social se debaten en Cuba y respecto a los cuales los trabajadores por cuenta propia no son el pollo del arroz con pollo.


El impacto de la introducción en escala significativa del trabajo por cuenta propia y la posibilidad de crear micro empresas privadas en Cuba tiene un enorme impacto social debido, entre otras cosas, a que crea opciones de empleo para miles de trabajadores que no caben en las plantillas estatales y librarán así el sustento familiar, aunque la influencia de este hecho en la economía global no debe exagerarse. Muchas personas pueden ganarse la vida en el sector terciario de la economía donde no se crean valores y en tareas tan prescindibles como fregar carros, forrar botones o mecanografiar impresos.

Para el Estado significa sustraerse de tareas que no aportan lucros sustantivos, liberarse de una compleja intendencia que obliga a sostener, abastecer, fiscalizar y preservar a decenas de miles de timbiriches y atender a sus trabajadores, dejar de asumir tareas en las cuales no es eficiente, disminuyendo el gasto público a la vez que incrementa los ingresos fiscales. De algún modo en lo adelante el Estado cobrará por lo que antes pagaba y deja de ser responsables por la calidad y la eficiencia de ciertos servicios. La mala noticia es que para la población muchas cosas serán más caras.

Los trabajos realizados y los productos ofertados por los trabajadores por cuenta propia casi siempre son más caros que los brindados por el Estado. Un plomero (fontanero) privado puede cobrar hasta 100 pesos por hora de trabajo y en ocho horas ganar más que un cirujano en un mes. La paradoja sigue siendo que cuando necesite al galeno este le trepanará el graneo, le trasplantará el corazón o lo resucitará a cuenta de los fondos estatales. Tal vez con el aporte de todos los trabajadores por cuenta propia de La Habana no se cubran los gastos de ninguno de sus grandes hospitales donde casi todo, excepto los salarios, cuesta divisas.


De modo que si bien se trata de una excelente política que debe ser aplaudida, perfeccionada y respaldada, nadie debe esperar que, al menos por ahora, el trabajo por cuenta propia obre milagros ni signifique un aporte sustantivo al producto interno bruto ni al bienestar general.

En lo adelante, en mayor medida de lo que lo fue en el pasado, los avances, el bienestar y el futuro económico de Cuba dependerán de la eficiencia que alcance lo que en lo adelante tal vez llamemos el sector socialista de la economía cubana integrado por las empresas y entidades estatales y el sector cooperativo el cual, además de por las cooperativas agropecuarias, se sumarán otras formas de asociación no estatales constituidas principalmente en sectores secundarios de la economía.

Esas circunstancias explican los énfasis puestos por los lineamientos en tratar de impulsar políticas y medidas que cambien el actual estado de cosas en la economía estatal, eje del sistema social socialista y donde las cosas no marchan bien.

Con total transparencia y sin ocultar matices críticos y autocríticos, al presentar su informe al parlamento acerca del cumplimento del plan del presente año que, de cierta manera, constituye una radiografía del Estado de la economía, el ministro del ramo informó que si bien el desempeño económico general era mejor que el del pasado año, lográndose un crecimiento del PIB del 2,1 por ciento y hubo mejoría en ciertos indicadores, se registraron incumplimientos en:

Doce producciones agropecuarias entre ellas: arroz, carne de cerdo, huevos, viandas, hortalizas, frijoles, cítricos y madera, cosa que obligó a importar 63 millones de dólares adicionales cediéndose en el propósito de sustituir importaciones. A pesar de ser sumamente discretos, no se alcanzaron los objetivos en la zafra azucarera, lo que significó dejar de ingresar unos 68 millones de dólares. El incumplimiento en la producción de níquel implicó que no se facturan otros 120 millones. Se quedaron cortos los planes de inversiones, circulación mercantil y transporte de cargas y pasajeros.

Fue aleccionador escuchar al Ministro de Economía declarar que el sector agropecuario estatal de un país, esencialmente agrícola, que cuenta con miles de hectáreas de excelentes tierras, cientos de instalaciones productivas, un enorme parque de maquinaria agrícola y vehículos, rebaños de todos los tipos de ganado, granjas avícolas y empresas agrícolas, centros genéticos, sistemas de riego y drenaje, centros de investigación, una universidad agrícola y varios centros tecnológicos e instituciones de investigación propios y absorbe el 18 por ciento de la fuerza de trabajo empleada en Cuba, aporta apenas el ¡4 por ciento del Producto Bruto Interno!

Seguramente el VI Congreso del Partido, además de adoptar los lineamientos pertinentes, tomará cuantas acciones sean necesarias para poner fin a esta situación y colocar la economía cubana de cara a un progreso sostenido, todo ello a pesar del bloqueo y bajo la consigna de Si, se puede. Allá nos vemos.
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