miércoles, 23 de marzo de 2011

LO QUE SE OPINA DE ENERGIA ATOMICA PASANDO EL CHARCO...…

POLÍTICA NUCLEAR
CON MENOS SECRETO
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Escribe
DIEGO HURTADO (*)
“Clarin.com” digital
22 de marzo 2011
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(*) Diego Hurtado de Mendoza. Investigador. Enseña y escribe. es Doctor en Física de la Universidad de Buenos Aires. Decano de la Escuela de Humanidades de la UNSAM. "La pregunta de qué país queremos se responde en los laboratorios ...”. Sobre esto investiga, enseña y escribe Diego Hurtado de Mendoza, Director del Centro de Estudios de Historia de la UNSAM. ...
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El desarrollo nuclear en la Argentina tiene una historia con claroscuros, pero de saldo positivo. No conviene repetir la crítica de los países centrales tras el desastre de Japón, sino abrir la discusión sobre los usos del conocimiento y la tecnología.
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Un indicador utilizado por los economistas para medir el grado de desarrollo económico de un país es su consumo de energía eléctrica . Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la energía eléctrica del planeta se produce en su mayor parte quemando gas o petróleo, utilizando la capacidad de los ríos y mares para mover turbinas, o fisionando (rompiendo) átomos de uranio.
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Las severas alteraciones locales del medioambiente o el calentamiento global son algunas de las consecuencias del crecimiento económico. Por su propia naturaleza, la tecnología tiene un costo. Los riesgos sociales y ambientales del desarrollo tecnológico se integran como parte de estos costos en la ecuación de los “expertos” en crecimiento económico. Este dogma de la economía cabe en cuatro palabras: más energía eléctrica o pobreza.
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De esta forma, el “gerenciamiento” de la dupla inescindible tecnología-riesgo es un componente crucial de la dinámica económica global. Incluso, no es exagerado hablar hoy de una economía del riesgo cuando se piensa en la importancia política que tiene para los países avanzados el desplazamiento de alguna de las industrias más contaminantes a los países de la periferia económica.

Ahora bien, en la ecuación riesgo-crecimiento, para la economía japonesa la energía nuclear es necesaria . Luego del accidente de los reactores nucleares de Fukushima Daiichi, se podría preguntar: ¿a qué costo? Desde el actual modelo económico hay una sola respuesta: a cualquier costo. El crecimiento económico está por encima de cualquier otra consideración. El accidente de las centrales japonesas es otra de las muchas evidencias de los límites del actual modelo económico global .

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La indignación y la mirada severa de los gobiernos europeos hacia Japón es la cuota de hipocresía que exige el protocolo para la ocasión . Su verdadera preocupación son los fantasmas nucleares que resurgen del inconsciente colectivo construido por los ciudadanos europeos a lo largo de tres décadas de resistencia a la tecnología nuclear en un momento de reactivación de sus planes nucleares.

¿Cómo impacta este escenario sobre la reactivación del desarrollo nuclear en la Argentina? Si partimos del supuesto que el crecimiento económico dentro del modelo global dominante es necesario, un primer punto a considerar es que el desarrollo nuclear en la Argentina es una historia con saldo positivo. Sinuosa y con claroscuros, pero con una lista importante de logros. Un país que asume que uno de sus grandes traumas es la imposibilidad de completar el proceso de industrialización fue capaz de consolidar cincuenta años de inversiones en el área nuclear exportando reactores nucleares para investigación y usos médicos.

Hoy el área nuclear en la Argentina se puede pensar como un sistema sectorial de innovación con algunos rasgos que deberían poder trasladarse a escala de la economía nacional. Un segundo punto es que el plan nuclear argentino no tiene la magnitud del plan nuclear francés, alemán, norteamericano o japonés. Hoy la Argentina tiene sólo dos centrales de potencia, espera poner en marcha una tercera y está en carpeta una cuarta. También proyecta para 2014-2015 tener listo el primer reactor de baja potencia para pequeñas poblaciones de diseño y fabricación totalmente nacional. Esto plantea una situación muy diferente a la que enfrentan los países desarrollados y sería un error replicar en la Argentina los criterios de evaluación y crítica que se aplican a las economías avanzadas.

Por otra parte, el desarrollo nuclear argentino –siguiendo la tendencia de las potencias– adoleció de una tendencia histórica al secreto que la consolidación de la democracia matizó en “poca información”. Así, hoy se avanza sobre el tema nuclear comunicando la “superficie” de las decisiones : qué se va a hacer. Persiste cierto temor a “abrir” el tema con todos sus aspectos problemáticos. Pero la historia de la tecnología enseña que una vez que las inversiones están en marcha, el surgimiento de conflictos puede ser más costoso y hasta traumático.

En este sentido, la trayectoria singular del desarrollo nuclear en la Argentina puede ser una oportunidad para avanzar sobre la construcción colectiva de representaciones sociales sobre los usos del conocimiento y el desarrollo tecnológico. Una contribución distintiva y relevante en la consolidación democrática. Es una decisión política transformar el tema nuclear en una oportunidad para la discusión pública sobre orientaciones tecnológicas, riesgos y beneficios, criterios para decidir áreas relevantes o inversiones, o colaboración con los
países de la región.

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