UNA “EDAD DE HIELO NUCLEAR”
Escribe
KOSUKE TAKAHASHI (*)
Asia Times Online
Publicó “Rebelion”
5 de abril 2011
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(*) KOSUKE TAKAHASHI (1968 en Kawasaki, Kanagawa) Es un escritor y analista japones. Ex funcionario en el Asahi Shimbun . Tuvo diversas responsabilidades en Fujitsu Limited por 10 años, sobre el desarrollo de estrategias regionales web y mundial y Noticias Bloomberg. Es ademas cotizado periodista con sede en Tokio, que escribe en Inglés y Japonés. Columnista en Asia Times Online, el Asahi Shimbun y Profesor en la Universidad de Escuela de Periodismo de Columbia y SIPA.
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La era del renacimiento nuclear se acabó. El shock de Fukushima marca el comienzo de la “Edad de Hielo nuclear”.
La actual crisis nuclear en la planta nuclear Fukushima Daiichi de Japón después de un terremoto y un tsunami está causando revuelo en la política energética de casi todos los países que utilizan energía nuclear. Las repercusiones de Fukushima se sienten con fuerza dentro y fuera del país, tal como las réplicas siguen sintiéndose en el norte de Japón, incluido Tokio.
La actual crisis nuclear en la planta nuclear Fukushima Daiichi de Japón después de un terremoto y un tsunami está causando revuelo en la política energética de casi todos los países que utilizan energía nuclear. Las repercusiones de Fukushima se sienten con fuerza dentro y fuera del país, tal como las réplicas siguen sintiéndose en el norte de Japón, incluido Tokio.
Hay 432 plantas nucleares que operan en 30 países en todo el globo y 66 reactores en construcción. El primer ministro Naoto Kan dijo el jueves pasado que revisará desde los cimientos el plan del gobierno de construir por lo menos 14 reactores nucleares más hasta 2030, mientras Japón se apresura a superar su peor crisis nuclear.
En EE.UU., la posición pro nuclear del presidente Barack Obama es objeto de escrutinio. Sus planes de seguir adelante con más plantas nucleares en en país se enfrentan a una oposición cada vez mayor.
EE.UU. tiene 104 reactores nucleares comerciales, la mayor cantidad del mundo. De estos, 23 se construyeron con un diseño idéntico al de los reactores nucleares estropeados de Fukushima. Todos utilizan el “sistema de contención Mark I”, diseñado por General Electric hace décadas.
ABC News y New York Times, entre otros medios, informaron el mes pasado de que los expertos habían criticado desde hace tiempo la capacidad de ese sistema de contención de resistir a los problemas que resultan de lo que expertos nucleares llaman un “apagón de estación”, en el que la pérdida total del sistema eléctrico inhabilita el sistema de refrigeración del reactor. Esta perspectiva del “apagón de estación” tuvo lugar por desgracia cuando un gran tsunami destruyó todos los sistemas eléctricos de emergencia en la planta de Fukushima.
En Alemania, el shock de Fukushima obligó a la canciller Angela Merkel a cambiar su posición pro nucleares. Suspendió los planes del gobierno de alargar la vida de las 17 plantas nucleares de la nación hasta que se complete una exhaustiva investigación de tres meses de duración de la seguridad de los reactores. También ordenó el cierre de las siete plantas que iniciaron sus operaciones antes de 1980.
El presidente francés Nicolas Sarkozy también se enfrenta al asunto. Francia tiene 59 reactores nucleares, cinco más que Japón. Debido al apoyo del sector público y privado, la energía nuclear abastece actualmente casi un 80% del suministro de energía eléctrica. Es la mayor dependencia del mundo de la energía nuclear que sobrepasa el 29% de Japón, el 20% de EE.UU. y el 18% del Reino Unido. Para Francia, los reactores nucleares, el combustible y los servicios constituyen una exportación importante.
Por eso Sarkozy y Areva NC, el gigante francés de la energía nuclear, aumentan su ayuda para enfriar los reactores de Fukushima y para encontrar una solución para el agua contaminada que se filtra de la instalación nuclear averiada. Aparte de un punto humanitario, se trata de control de daños para los negocios franceses.
Sarkozy y el primer ministro japonés, Naoto Kan, dijeron el jueves pasado que la próxima reunión del Grupo de Ocho de los países industrializados el 26 y 27 de marzo considerará el tema de la seguridad nuclear global y discutirá la necesidad de un estándar de seguridad global para plantas nucleares.
El shock de Fukushima también causa interferencia extranjera en asuntos internos. El presidente griego, Karolos Papoulias, instó el pasado mes a la vecina Turquía a que reconsidere sus planes de construir sus primeras estaciones de energía nuclear.
En Corea del Sur, el debate se ha concentrado en un “acuerdo de cooperación nuclear” con EE.UU., que debe expirar en 2014, que prohíbe que Corea del Sur posea instalaciones de reprocesamiento de combustible nuclear usado. Corea del Sur tiene actualmente 20 reactores nucleares y la energía nuclear produce cerca de un 40% de la electricidad del país.
El mayor problema de Seúl es que a sus plantas de energía nuclear se les acaba el espacio para almacenar combustible nuclear usado. Se dice que Corea del Sur probablemente establecerá instalaciones provisionales de almacenamiento, pero el asunto volverá convertirse en un tema importante a medida que se aproxime el fin del acuerdo.
Y la lista suma y sigue. Exportadores de plantas de energía nuclear como EE.UU., Francia, Canadá, Rusia, Japón y Corea del Sur se ven ante una contracorriente importante.
El “renacimiento nuclear disminuirá”, dijo el viernes a Asia Times Online Tetsuya Endo, ex gobernador del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). “Si ocurre algún accidente nuclear en cualquier parte del mundo, se convierte en un accidente de todo el globo”.
Amplia revisión del ciclo de combustible nuclear de Japón
Japón vive una gran ironía de la historia. El único país del mundo que ha sufrido a causa de bombas atómicas se enfrenta ahora a un desastre nuclear causado por la naturaleza. La situación en la planta nuclear sigue siendo precaria, mientras los ingenieros de la planta, miembros de las Fuerzas de Autodefensa (SDF), los bomberos y la policía continúan sus desesperados esfuerzos por enfriar los reactores sobrecalentados y el combustible usado.
Incluso si el país logra controlar la planta, emocionalmente el público recelará para siempre de la energía nuclear.
El pueblo japonés ya se mostraba extremadamente susceptible con respecto a todo lo nuclear por ser el único país en la historia humana que fue atacado con armas nucleares. Las generaciones mayores especialmente tienen una “alergia nuclear” después del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki. Sus recuerdos de las bombas atómicas siguen vivos.
A pesar de este resentimiento hacia la tecnología nuclear, Japón se vio obligado a expandir la generación de energía nuclear después de los dos shocks del petróleo de los años setenta, que sacaron a la luz la fuerte dependencia que tenía Japón de Medio Oriente para recursos energéticos.
El petróleo suministraba en 1970 cerca de un 60% de toda la electricidad de la nación, pero ahora sólo provee cerca de un 10%. Japón importa casi el 99% de su petróleo. Aunque Japón quiso reducir su dependencia del petróleo de Medio Oriente después de los shocks del petróleo, todavía importa cerca de un 90% del petróleo de Medio Oriente.
La planta de Fukushima se dejará sin servicio activo y es probable que ningún gobierno local o comunidad acepte la construcción de una nueva planta de energía nuclear en su zona.
El accidente de Fukushima será un fuerte revés para el ciclo de combustible nuclear de Japón, dijo Endo. El ciclo de energía nuclear comienza con la extracción de uranio y termina con la eliminación de los desechos nucleares. Con el reprocesamiento del combustible usado, las etapas forman un verdadero ciclo. Japón ha implementado este programa desde 1956, según Endo.
Sin embargo, la nación no ha logrado ubicar un lugar para la segunda planta de reprocesamiento nuclear después de la Planta de Reprocesamiento Rokkasho de la prefectura Aomori, que logró escapar indemne del terremoto del 11 de marzo.
Takashi Hirose, un conocido escritor japonés sobre problemas nucleares, ha señalado que hay cerca de 3.000 toneladas de combustible nuclear radioactivo usado almacenados en Rokkasho que podrían sobrecalentarse y comenzar a arder si fallan los sistemas de refrigeración. Esa cantidad podría propagar contaminación nuclear o “cenizas de muerte” a todo el mundo, dijo.
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