Artigas supo sacrificar el disfrute de una pseudo gloria, maculada y perecedera, a la ardua gloria de su insobornable dignidad. Miraba a su pueblo con cariño y no con menosprecio. Era valiente, era honesto, era lúcido. ¿Qué pasaría si el pueblo uruguayo decidiera afirmarse en esos rasgos? ¿Qué pasaría si ese mismo pueblo reclamara que quienes dirigen su destino, tuvieran presente el ideario artiguista?
Tal vez sea eso lo más justo: que Artigas diga la última palabra. Una última palabra que pueda encontrarse dondequiera se busque; por ejemplo en el artículo sexto del Reglamento Provisorio:
“Por ahora el Sr. Alcalde Provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos disponibles; y los sujetos dignos de esa gracia, con prevención, que los más infelices sean los más privilegiados. En consecuencia los negros libres, los zambos de esa clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suerte de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la Provincia.”
Que los más infelices sean los más privilegiados ¿Tendrán acaso las disposiciones artiguistas el mismo tufillo foráneo olfateado por Benito Nardone en las palabras “reforma agraria” que desde hace un tiempo viene conmoviendo la antigua, agotadora estructura de América Latina? De todos modos, en 1815 faltaban tres años para que naciera Marx, de manera que parece improbable que Artigas pueda ser llamado filocomunista o cretino útil. (sacado de contexto)
(Mario Benedetti, de “El corazón de oro” “El país de la cola de paja” Ed. ARCA Junio d e 1960
“Por ahora el Sr. Alcalde Provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos disponibles; y los sujetos dignos de esa gracia, con prevención, que los más infelices sean los más privilegiados. En consecuencia los negros libres, los zambos de esa clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suerte de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la Provincia.”
Que los más infelices sean los más privilegiados ¿Tendrán acaso las disposiciones artiguistas el mismo tufillo foráneo olfateado por Benito Nardone en las palabras “reforma agraria” que desde hace un tiempo viene conmoviendo la antigua, agotadora estructura de América Latina? De todos modos, en 1815 faltaban tres años para que naciera Marx, de manera que parece improbable que Artigas pueda ser llamado filocomunista o cretino útil. (sacado de contexto)
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