Escribe
VÍCTOR J. SANZ (*)
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6 de Mayo, 2011
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(*) Victor J. Sanz (Alicante, España) Periodista especializado en temas de Política Internacional, con acento en las realidades sociales. Medios en los que participa: KAOSenlaRed. Rebelion, Terecera Información, Agencia Latinoamericana de información, Webislam, Aporrea, De igual a igual, La Haine, Cuba Información, Revista Fusión, Revista Amauta,
De sobra conocido es el dicho latino “panem et circensis”, que significa literalmente “pan y circo”. En su versión más moderna se utilizan expresiones equivalentes como “pan y espectáculo” o “pan y fútbol”. En resumen: “alimento y entretenimiento” que suministran o canalizan de alguna manera los gobernantes a los gobernados. Entretenido el estómago y distraída la mente, los gobernantes operan con total impunidad a su conveniencia y a la de quien quiera y pueda pagarla.
En la actualidad, los gobiernos no regalan el pan al pueblo como hicieran los emperadores romanos. Antes al contrario, el precio del pan, como sinónimo generalizado de sustento, se está poniendo cada vez más caro para gran parte de la población. Y no solo más caro, sino también más difícil de alcanzar para quienes no tienen oportunidad alguna de ganarlo a través del esfuerzo propio u honrado.
España cuenta en este apartado con un nutrido contingente de 5.000.000 de personas. Sin embargo, y para mayor escarnio de éstos y vergüenza de todos, aquellos que “ganan” el pan con el esfuerzo ajeno, lo tienen cada vez más fácil.
Además de esta realidad, es triste ver cómo cada vez más gente confunde un deber y un derecho constitucional como es el trabajo (ver artículo 35 de la Constitución), con un subproducto de la caridad. Todos hemos visto alguno de esos diálogos que forman parte de cada vez más informativos y que podrían ser un calco de este:
PERIODISTA: Entonces, ¿ningún miembro de vuestra familia tiene trabajo?
CIUDADANO: Pues no, a ver si alguien nos da trabajo, aunque no sea gran cosa y esté mal pagado.
Tal vez solo sea una forma de hablar, pero creo que lo llamativo de este tipo de noticias, no es solo que existan tantas familias con todos sus miembros en paro (camino de 1,5 millones de familias), sino que estas familias y muchas más, tengan del trabajo un concepto tan pobre como el que se desprende de estas declaraciones.
Por alguna extraña circunstancia, o tal vez no tan extraña, la realidad se las apaña para simultanear estas crecientes dificultades en la obtención del pan, con la creciente oferta mediática de circo. La gravosa insistencia de los medios en magnificar cada polémica surgida a raíz de los denominados partidos del siglo de fútbol entre Real Madrid y Barcelona, o en meternos con embudo cada detalle sin importancia sobre la boda sin importancia del príncipe Guillermo, han propiciado que la población tenga más base para opinar y criticar sobre tales encuentros de fútbol y sobre bodas sin importancia, que para hacerlo sobre el verdadero problema que impide conciliar el sueño con normalidad a 5.000.000 de españoles.
Los emperadores romanos, además del pan, regalaban entradas para el circo. Hoy ni te regalan el pan ni mucho menos el circo que, aunque te lo traen a casa a través de los medios de difusión masiva, estos no son del todo gratis. Será mejor dejar para otro día una reflexión sobre la calidad del pan y la calidad del circo, lo que sin duda nos ayudará a determinar la calidad de los gobernantes y las tragaderas de los gobernados.
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