viernes, 16 de septiembre de 2011

DE JAPON POCO SE HABLA… PERO LA REALIDAD QUE ES MUY PORFIADA… SIGUE ESTANDO PRESENTE…


   SABADO 17 SEPTIEMBRE 2011  

  FUKUSHIMA, SEIS MESES DESPUÉS
VERDADES, FALSEDADES Y HECATOMBES NUCLEARES  

Escribe
SALVADOR
LÓPEZ ARNAL (*)
Publico “Rebelión” 16–09–011
(SACADO de CONTEXTO por el BLOG)
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(*) Salvador López Arnal (Barcelona, 1954) licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y licenciado y doctor en Historia ... profesor-tutor de Matemáticas de la UNED y profesor de informática de ciclos formativos en el IES Puig Castellar. Profesor de Física e Ingeniería Nuclear de la Universidad Politécnica de Catalunya
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Se han cumplido recientemente los seis primeros meses de la hecatombe nuclear de Fukushima. El ministro japonés de Economía se ha visto obligado a dimitir por haber hablado de “ciudades muertas” al referirse a los alrededores desérticos de la central durante su visita. “Es triste decirlo, pero esas poblaciones son como ciudades muertas, sin un alma a la vista” Yoshio Hachiro, el ministro en cuestión, “hizo el gesto de rozar su traje con un periodista diciendo que corría el riesgo de contaminarse con radioactividad” [2]. ¡Era una broma, una estúpida broma! Un “chist” de que diría el Montilla de “Polònia”.

¿Es razonable la dimisión del ministro? Lo es. La insensibilidad y las falsedades se han ido acumulando. Uno de los peores capítulos de esta obra inacabada puede servir de obertura wagneriana. El Gobierno japonés permitió que miles de personas se expusieran a dosis de radiación extremas durante los días posteriores al tsunami que destrozó la central de Fukushima-Daiichi. Lo más lamentable es que no hizo nada para evitarlo. “Mientras los evacuados de la ciudad de Namie, a escasos 8 kilómetros de la central, se refugiaban en la región de Tsushima, considerada por todos un lugar seguro, lo que en realidad hacían era colocarse justo en la dirección en la que el viento transportaba millones de partículas radiactivas”.
¿Por qué? Porque todo el mundo estaba convencido de que el viento soplaba hacia el sur (Tsushima está al noroeste del país). ¿Todos? “Todos salvo Tokio, que supo gracias a sus sistemas de medición que el viento giraba hacia Tsushima y no dijo nada”. ¿Por qué? Para ahorrarse, la pela es la pela, “los enormes gastos de tener que ampliar mucho más el radio de evacuación y para impedir que surgiera una nueva oleada de críticas”. Durante las semanas posteriores a la catástrofe de marzo de 2011, miles de personas hicieron “vida normal”, sin que el gobierno “llegara nunca a abrir la boca. Como si se tratara de cobayas humanas o un simple daño colateral, un peaje que hay que pagar para conservar la imagen del Gobierno” y, añado yo, la escasa peligrosidad de la industria nuclear y, por descontado, la imagen del logo TEPCO.

NO ESTÁ MAL PARA EMPEZAR. HAY MÁS.
Más de 155.000 personas se han quedado sin casa tras abandonar ciudades como Minamisoma y Namie, según ha publicado el Mainichi Shimbun, uno de los rotativos más importantes de Japón . Muchos ciudadanos jamás volverán a ver sus hogares, después de que Naoto Kan, ex primer ministro, reconociera por primera vez, días antes de dejar, el cargo que el entorno afectado permanecerá inhabitable durante décadas (sin precisar) debido a la alta radiación. Con el objetivo de deshacerse de la basura tóxica, ha señalado Javier Salas, se ha planteado la posibilidad de hacer de la necesidad virtud y aprovechar la situación de Fukushima para convertir el lugar en un depósito de residuos radiactivos. El legado de la industria (nuclear) es el legado de la industria (nuclear).
El portavoz del nuevo primer ministro, Yoshihiko Noda, ha señalado que Japón tendrá que gastar unos 2.000 millones de euros en las primeras labores –vale la pena insistir: en las primeras labores- de “descontaminación de las áreas residenciales, en la recogida de los residuos y en la limpieza de los terrenos afectados”. Junto a los más de 100.000 evacuados forzosos, las autoridades admiten que a lo largo de estos seis meses otras 55.000 personas han abandonado otras áreas de la prefectura de Fukushima (que no están dentro de las zonas de exclusión gubernamentales). Han decidido marcharse de sus viviendas por sus propios motivos; una importante razón para ello: la desconfianza.
(SACADO de CONTEXTO)

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