lunes, 12 de septiembre de 2011

TEMA DEL QUE SE HABLA MUCHO… LAS PALABRAS SE VAN CON EL VIENTO… PERO SIGUE EN ALPARGATAS…

   MARTES 13 SETIEMBRE 2011  

ENSEÑANZA:
CON CARÁCTER DE GRAVE Y URGENTE
 
Escribe
RAÚL LEGNANI (*)
Urumex80@gmail.com
Fuente: “La República”, Uruguay
Lunes 12 de septiembre 2011
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(*) RAUL LEGNANI: De vocación maestro. De profesión periodista y analista político. Actúa en medios de la prensa escrita, radial, TV y en línea –“La República”, ”Compacto en AM 1410” “La Onda”, entre otros.
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El polémico tema de la enseñanza y la educación está instalado en nuestro país, no solo porque los resultados pueden no ser los mejores, sino porque los uruguayos nos estamos dando cuenta de que en la formación de nuestros ciudadanos se juega el destino de nuestra sociedad.

Nos está costando, es cierto, poder determinar con precisión cuál es el eslabón fundamental del que hay que tirar, para arrastrar a toda esta problemática y así transformar a todo el proceso educativo.

En lo personal siento que tengo esa limitación, seguramente porque me fui demasiado temprano de la enseñanza; pero como maestro frustrado sigo teniendo la suficiente sensibilidad para recoger opiniones de maestros y profesores destacados, y de padres y abuelos que viven con intensidad los procesos educativos de sus familias.
No tengo, por cierto, un proyecto global sobre qué hacer con la enseñanza, tanto en el ámbito privado como en el público. Creo, lo digo con énfasis, que hoy en Uruguay nadie lo tiene y me atrevo a agregar que muchos de nuestros problemas también se expresan en sociedades más avanzadas que la nuestra, desde el momento en que ingresamos a la sociedad de conocimiento.


Si no tengo un proyecto global, lo mejor es intentar aportar sobre algunos tópicos que tienen carácter grave y urgente, que no necesariamente tienen que ver con los más desposeídos, donde creo que el gobierno progresista muestra ideas y sensibilidades para resolver este inmenso desafío.

Tengo la sensación que desde el Poder Ejecutivo y desde las autoridades de la enseñanza se le pone poca energía a atender a muchachas y muchachos que, con un inmenso esfuerzo abrazan el estudio, pero al poco de andar se encuentran con decenas de dificultades que les impiden culminar su intento, el que implica el simple acto de obtener un título, documento fundamental para ingresar en el mercado laboral con relativo éxito.
Tengo la impresión que hoy no tenemos un seguimiento sano sobre la muchachada estudiantil. En cambio tenemos novillos con una caravana en la oreja de los que, gracias a la informática, conocemos toda su evolución biológica. Si el cuadrúpedo se detiene en su desarrollo, lo sabemos y sale marcado en la pantalla. Pero si un muchacho deja de estudiar cuando le falta un tercio para culminar su esfuerzo curricular, no nos enteramos. Hoy sabemos más del cuadrúpedo que del bípedo con capacidad de pensar, de realizar abstracciones y hasta de ser feliz o depresivo, porque la evolución de su cerebro es superior a la de los que limitan su vida a dar leche o tienen como único destino el frigorífico.

Estoy seguro de que hay condiciones en la estructura de la enseñanza y del Ministerio de Educación y Cultura para seguir de cerca la evolución de un estudiante y así saber dónde hay que ayudar e influir.
¿Alguien sabe a cuántos estudiantes les faltan dos años para terminar su carrera en UTU o en la Udelar y no lo hacen? ¿Alguien sabe por qué dejan de estudiar en el Uruguay de hoy? ¿Es por razones económicas o sicológicas o por qué razón? Si alguien lo sabe lo felicito, pero que lo haga público. Y que también me diga qué hace el Estado para ayudar a ese estudiante al que le falta poco para recibirse y no lo hace.

No propongo una caravana-informática en la oreja de los estudiantes medios y universitarios, pero entiendo que es imprescindible que haya una "trazabilidad", para que una vez que se detecte el problema se le apoye para que no se detenga en sus estudios.

Estoy convencido de que hay miles de estudiantes que están en esta situación crítica, abandonados y sin saber qué hacer. Esta parte de la juventud, que sé muy bien que no es de los asentamientos, deserta o detiene su avance en los estudios porque debe ir a trabajar, porque sus padres no pueden ayudarlos económicamente o porque saben que después de tener el título no encuentran trabajo fácilmente.

Lo que estoy afirmando lo sabe mucha gente. Conseguir trabajo con título aniversario depende mucho más de las influencias familiares que del currículum. Los estudiantes de las clases altas tienen mejores posibilidades de conseguir trabajo que los de las clases bajas, donde incluyo a las capas medias alejadas de los centro de poder.

Me pasa a diario, pero voy a poner un ejemplo de los últimos días. Llegó un muchacho a la redacción egresado hace tres años de la Udelar (comunicación) y estudiante de Bellas Artes. Junto al currículum me trajo algunos de sus dibujos y trabajos de diseño gráfico que eran una maravilla: verdaderas obra de arte.

De inmediato me pregunté por qué ese muchacho, con la calidad que exhibía, no tenía trabajo. La respuesta que se me ocurrió fue muy sencilla: "porque no tiene vínculos con quienes generan puestos de trabajo", me dije.

Este artista se gana la vida siendo salvavidas, porque la sociedad uruguaya gastó dinero en su formación, pero después lo dejó librado a la suerte del mercado y del escenario de la influencia de los que tienen poder para emplear o no.
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Sospecho que en la Universidad no saben de la suerte de este artista. Sospecho que nadie lo llamó alguna vez para preguntarle cómo le fue en la vida y en qué se le puede dar una mano.

Tanto el Ministerio de Educación y Cultura, el de Trabajo con su diálogo por el empleo como el Mides y la ANEP, tienen la suficiente sensibilidad para atender esta realidad, si las políticas educativas y de empleo también se dirigen a aquellos que no son de la generación "Ni-Ni".

Si esto no se resuelve ­ seguimiento de los estudiantes y ayuda en la búsqueda de trabajo ­ lo único que estaremos haciendo es crear nuevos pobres, pero con algunos estudios, medios o universitarios.

Porque no nos olvidemos que los 300 uruguayos que vuelven al país, a los que hay que ayudar, en la mayoría de los casos están menos formados que los residentes actuales que quedaron a un tercio de su formación profesional.

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