Domingo
30 de Octubre de 2011
CUESTIÓN
DE ESPACIO-TIEMPO
EDGAR
BORGES (*)
Publico
“ARGENPRESS”
29 de
octubre de 2011
.
(*)
EDGAR BORGES.
Escritor y periodista venezolano (Caracas, 1966).Radicado en España Ha
trabajado el relato, la novela, la crónica y la dramaturgia. Autor del monólogo
“Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante” que recién acaba de publicarse
en Venezuela. Autor de la radio serie La fuga de don Quijote. Enrique
Vila-Matas asegura que Borges entiende la literatura como un complot contra la
realidad”. Ha publicado varios libros. Periodista que escribe en importantes
medios... Con la novela “La Contemplación”, obtuvo el I Premio Internacional “Albert Camus
2010”. Acredita varios otros premios y distinciones.
.
De niño
veía por una ventana el ir y venir de los adultos. Recuerdo que no comprendía
muy bien ese diario movimiento que por frenético me parecía absurdo. ¿Eso era
vida? ¿Esa sería mi vida de adulto? Y, como suele ocurrir en estos (y en otros)
casos, me hice adulto y entré en la rueda del absurdo.
De
generación en generación nos han ido robando la lógica de la calma. Todos, de
una manera u otra, hemos aceptado que el sistema capitalista es algo
(invisiblemente) equivalente a lo que nos enseñaron como destino. Abuelos,
padres e hijos asisten a la derrota de su rutina. Cada uno le entrega al
siguiente la inercia como señal de vida.
Mas,
sin embargo, el asunto no es casual; la famosa rueda del ciclo social forma
parte de una educación global (e histórica) instrumentada para el dominio. Si
la velocidad de la luz es la misma, ¿por qué subvivimos como si los días ya no
tuvieran 24 horas? ¿Qué clase de adoctrinamiento invisible nos han impuesto
para que el tiempo no nos alcance ni para pensar?
Mucho
se ha dicho sobre los diversos instrumentos que utiliza el clan del capitalismo
para dominarnos. No obstante, poco, muy poco, se ha estudiado la utilización
del espacio-tiempo como vía determinante para despojarnos de la ofensiva y
arrojarnos al pantano de la inercia. Bastaría con que alguien analizara la
dinámica de su vida para que se diera cuenta de que el enredo de sus 24 horas
le impide toda capacidad de respuesta. ¿Me despierto? ¿No me despierto? ¿Llevo
los niños al colegio? ¿Qué es el colegio? ¿Dónde está la casa? ¿Era tan pequeña
mi habitación de niño? ¿Puedo salir esta noche con mi esposa? ¿Esa mujer que
corre tanto o más que yo es mi esposa? Y, de lo mucho que nos avasalla la
confusión, pasamos a la no pregunta.
Aceptamos
lo que tenemos (el ir y venir) porque no hay tiempo de construir una vida más
justa y por ende más digna. Hemos asumido la reacción como norma divina. ¿Quién
dijo que esto tiene que ser así? (Me interrogo como el niño que aún se hace
preguntas rebeldes frente a la ventana). ¿Por qué yo no puedo participar, desde
lo mínimo (que soy yo) en un cambio de ruta? (Mi cambio de ruta).
En su constante mutación, el capitalismo nos
sigue cegando la mirada interior. A las palabras primero nos las enseñaron como
dogmas, luego les quitaron su importancia; al tiempo (bendito tiempo) le están
restando sensación y significado. No obstante, el gran factor de dominación se
centra en lo que hay detrás del concepto espacio-tiempo.
ESPACIO-TIEMPO.
Imaginemos un escenario en el cual se desarrollan todos los eventos del universo. El espacio-tiempo, desde el valor de cada perspectiva, sirve para determinar el dónde y el cuándo de las situaciones. La teoría de la relatividad y otras teorías físicas lo definen como una “entidad geométrica”. La perspectiva de este valor relativo siempre dependerá de la ubicación del observador. Para que el escenario tenga coherencia colectiva, se hace necesario unificar la localización geométrica en el tiempo y en el espacio. (En ese escenario se han creado poderosas ficciones y realidades mediocres). Todo esto tiene sentido si aceptamos el trabajo de la física en beneficio de la conformación de una dinámica social sana y realmente evolutiva.
Imaginemos un escenario en el cual se desarrollan todos los eventos del universo. El espacio-tiempo, desde el valor de cada perspectiva, sirve para determinar el dónde y el cuándo de las situaciones. La teoría de la relatividad y otras teorías físicas lo definen como una “entidad geométrica”. La perspectiva de este valor relativo siempre dependerá de la ubicación del observador. Para que el escenario tenga coherencia colectiva, se hace necesario unificar la localización geométrica en el tiempo y en el espacio. (En ese escenario se han creado poderosas ficciones y realidades mediocres). Todo esto tiene sentido si aceptamos el trabajo de la física en beneficio de la conformación de una dinámica social sana y realmente evolutiva.
El
físico Albert Einstein explicaba: 1) Si la medición de la velocidad de la luz
es constante en todas las direcciones e independiente del estado de movimiento
del observador; 2) Si para mantener esta constancia es necesario cambiar
nuestras nociones de espacio y tiempo de modo que éstas dependan del estado de
movimiento del que efectúa las medidas y 3) Si las leyes del electromagnetismo
concuerdan mejor con estas ideas que con las del espacio absoluto de Newton.
Entonces lo que ocurre es que: 1) No existe éter, ni espacio absoluto (un sistema
de referencia privilegiado), ni tiempo absoluto, y 2) el tiempo y el espacio
son relativos, dependen del estado de movimiento de quien efectúa las medidas.
LA
COLONIZACIÓN ESPACIO-TEMPORAL
Los
planteamientos de Einstein (a los cuales siempre el sistema les quiere buscar
caída) dan lugar a muchas preguntas. ¿Por qué se pretende cambiar la dinámica
cotidiana con respecto a la noción tradicional que teníamos del tiempo?
¿Ganamos algo con ir más rápido? ¿Más rápido hacia dónde? Si el espacio y el
tiempo son valores relativos que requieren el estado de movimiento de quien
efectúa las medidas, ¿por qué la maquinaria capitalista nos esta llevando, con
fuerza salvaje, hacia la aceleración de ambas nociones? ¿Qué gana la maquinaria
con tal fin?
Todo lo
que acontece actualmente, cuando sentimos que avanzamos hacia la nada, forma
parte del más alto grado de colonización que haya conocido el planeta y que
tiene su centro justamente en la noción de espacio-tiempo. Ambos conceptos
pueden ser relativos, pero, para la convivencia social (la lógica que nos
permite ser parte del colectivo), es necesario asumir un punto de referencia.
El nuevo orden (el desmantelamiento de lo humano) todo lo trabaja en milésimas
de segundo, todo lo ejecuta a una velocidad imperceptible a la mirada humana.
Desde
el control central de la uniformidad se fabrican efectos no coherentes con la
necesaria lentitud de la sabiduría humana. (Y se altera el tic tac de la
convivencia. El ritmo de las noticias se parece al ritmo de las malas
películas; en la tarde merendamos contentos con el drama informativo con el que
nos hicieron sufrir en la mañana; todo va, nada viene; el invento de ayer se
estrella con el de mañana; ¿y dónde dejé mi hoy?, ¿en Facebook?, ¿en Twitter?
¿Debajo de la almohada?).
De
pronto (en los años 80 del siglo XX) algo cambió. Fue como si de pronto
hubiesen puesto a correr a la comprensión en una carrera de rayos láser. Y
ocurre que esa no era nuestra competencia. Y mientras corríamos, como el
desperado maratonista de distancias largas que, ingenuamente, se dispone a
ganar la batalla (ajena) de los 100 metros planos, nos secuestraron el espacio
(la geografía) y nos descolocaron en el tiempo (la memoria).
CAPACIDAD
DE RESPUESTA.
La
salida a esta nueva forma de colonización global, que invisiblemente nos está
llevando a la condición de supervivientes de la desmemoria, no es sencilla.
Pero lo será menos aún si continuamos respondiendo desde la vieja práctica de
la defensa. Los movimientos populares y los liderazgos de izquierda no pueden
seguir atrapados en las cuerdas del cuadrilátero que fabricó el sistema. Hay
que ser lo suficientemente meticuloso (y estratégico) para abandonar esa forma
de batalla (ahí nunca vamos a ganar) y emprender una nueva dimensión de
respuesta.
Se nos
hace creer que el conocimiento no produce dividendos. Como si de una propaganda
masiva se tratara se le hace creer al pueblo que estudiar pasó de moda (que de
la sabiduría al hambre hay medio paso). Sin embargo, con esta promoción sólo se
pretende distanciarnos de la única forma de dominación y liberación que existe:
el conocimiento. El poder le genera mala fama al intelecto para que no lo
rentabilice el pueblo. Que nadie se equivoque, el capitalismo gobierna a través
de una sofisticada inteligencia. La izquierda (o cualquier nueva forma de
respuesta) sólo podrá salir de las cuerdas si abandona la carrera (engañosa) y,
mientras deja correr al monstruo hacia su propio derrumbe, diseña un nuevo
modelo realmente alternativo.
Desde América Latina, por ejemplo, no tiene sentido asumir la misma noción de desarrollo que hoy mantiene en colapso a los llamados países del primer mundo. Eso, más temprano que tarde, nos convertiría en una réplica de lo que hoy cuestionamos. Hace falta voluntad política y voluntad educativa para generar una nueva lógica cultural que nos permita construir ese otro mundo con el cual, hasta ahora, sólo dibujamos utopías mientras la maquinaria capitalista nos impone realidades miserables.
Desde América Latina, por ejemplo, no tiene sentido asumir la misma noción de desarrollo que hoy mantiene en colapso a los llamados países del primer mundo. Eso, más temprano que tarde, nos convertiría en una réplica de lo que hoy cuestionamos. Hace falta voluntad política y voluntad educativa para generar una nueva lógica cultural que nos permita construir ese otro mundo con el cual, hasta ahora, sólo dibujamos utopías mientras la maquinaria capitalista nos impone realidades miserables.




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