Viernes
30 de diciembre de 2011
LA
REFLEXIÓN DE LEONARDO BOFF
¿EL DÍA
DEL JUICIO
A NUESTRA CULTURA?
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
30 de diciembre de 2011
El fin del año ofrece la ocasión para hacer un
balance sobre nuestra situación humana en este planeta. ¿Qué podemos esperar y
qué rumbo tomará la historia? Son preguntas preocupantes pues los escenarios
globales se presentan sombríos. Una crisis de magnitud estructural se ha
instalado en el corazón del sistema económico-social dominante (Europa y
Estados Unidos), con reflejos en el resto del mundo.
La
Biblia tiene una categoría recurrente en la tradición profética: el día del
juicio se avecina. Es el día de la revelación: la verdad sale a la superficie y
nuestros errores y pecados son denunciados como enemigos de la vida. Grandes
historiadores como Toynbee y von Ranke también hablan del juicio a culturas
enteras. Estimo que estamos realmente ante un juicio global sobre nuestra forma
de vivir en la Tierra y sobre el tipo de relación que mantenemos con ella.
Considerando
la situación a un nivel más profundo, que va más allá de los análisis
económicos que predominan en los gobiernos, en las empresas, en los foros
mundiales y en los medios de comunicación, notamos cada vez con más claridad la
contradicción existente entre la lógica de nuestra cultura moderna, con su
economía política, su individualismo y su consumismo, y la lógica de los
procesos naturales de nuestro planeta vivo, la Tierra. Son incompatibles. La
primera es competitiva, la segunda, cooperativa. La primera es excluyente, la
segunda, inclusiva. La primera pone su valor principal en el individuo, la
segunda en el bien de todos. La primera da centralidad a la mercancía, la
segunda a la vida en todas sus formas. Si no hacemos algo, esta
incompatibilidad puede llevarnos a un severísimo impasse.
Robert von Ranke |
Lo que
agrava esta incompatibilidad son las premisas subyacentes a nuestro proceso
social: que podemos crecer ilimitadamente, que los recursos son inagotables y
que la prosperidad material e individual nos trae la tan ansiada felicidad.
Tales premisas son ilusorias: los recursos son limitados y una Tierra finita no
resiste un proyecto infinito. La prosperidad y el individualismo no están
trayendo felicidad sino altos niveles de soledad, depresión, violencia y
suicidio.
Hay dos
problemas que se entrelazan y que pueden convulsionar nuestro futuro: el
calentamiento global y la superpoblación humana. El calentamiento global es un
código que engloba los impactos que nuestra civilización produce en la
naturaleza, amenazando la sostenibilidad de la vida y de la Tierra. La
consecuencia es la emisión anual de miles de millones de toneladas de dióxido
de carbono y de metano, 23 veces más agresivo que el primero.
La
aceleración del deshielo del suelo congelado de la tundra siberiana
(permafrost), hace que exista en los próximos decenios el peligro de un
calentamiento abrupto de 4 a 5 grados centígrados que devastaría gran parte de
la vida sobre la Tierra. El crecimiento de la población humana hace que se
exploten más bienes y servicios naturales, se gaste más energía y se lancen a
la atmosfera más gases productores de calentamiento global.
Las
estrategias para controlar esta situación amenazante prácticamente son ignoradas
por los gobiernos y por quienes toman las decisiones. Nuestro arraigado
individualismo ha impedido que en las reuniones de la ONU se haya llegado a un
consenso. Cada país ve solamente su interés y es ciego al interés colectivo y
al planeta como un todo. Y así nos vamos acercando despreocupadamente a un
abismo.
Alnold Toynbee |
Pero la
madre de todas las distorsiones referidas es nuestro antropocentrismo, la
convicción de que nosotros, los seres humanos, somos el centro de todo y que
las cosas han sido hechas sólo para nosotros, olvidándonos de nuestra completa
dependencia de todo lo que nos rodea. Aquí radica nuestra destructividad que
nos lleva a devastar la naturaleza para satisfacer nuestros deseos.
Se hace
urgente un poco de humildad y vernos en perspectiva. El universo tiene 13,7
miles de millones de años; la Tierra, 4,45 miles de millones; la vida, 3,8
miles de millones; la vida humana, 5-7 millones; y el homo sapiens unos 130-140
mil años. Por lo tanto, hemos nacido hace solo “unos minutos”, fruto de toda la
historia anterior. Y de sapiens estamos pasando a ser demens, amenazadores de
nuestros compañeros en la comunidad de vida.
Hemos
llegado al ápice del proceso evolutivo no para destruir sino para guardar y
cuidar este legado sagrado. Sólo entonces el día del juicio será la revelación
de nuestra verdadera identidad y de nuestra misión aquí en la Tierra.
.
(*) LEONARDO BOFF es un teólogo, filósofo y
escritor nacido en Concordia, Estado de Santa Catarina, Brasil Es uno de los
fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo Gutiérrez Merino.
En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el ya cardenal
Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le silenció por un año por su libro La
Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en contra de la Doctrina de la Iglesia
Católica. Ha trabajado como profesor en los campos de teología, ética y
filosofía en Brasil, además de dar conferencias en muchas universidades en el
extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina,
París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas.
En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
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