ESPECULACIÓN CON EL HAMBRE
Escribe
JEAN ZIEGLER (*)
Znet/Le Monde Diplomatique
Publico “Rebelion”
Jueves 15 de marzo 2012
Tradujo: German Leyens.
.
(*)JEAN ZIEGLER, exprofesor de sociología en
la Universidad de Ginebra y en la Sorbona de París, es miembro del comité
asesor del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En el período
2000-2008 fue Relator Especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la
Alimentación.
Los especuladores financieros invirtieron en
futuros relacionados con alimentos incluso antes del gran crac de 2008,
aumentando los precios de alimentos a niveles peligrosos. Esto se puede y se
debe parar.
La carretera de asfalto era recta y monótona.
Los baobabs pasaban unos tras otros y la tierra era amarilla y polvorienta, a
pesar de la temprana hora. El aire en el viejo Peugeot negro era asfixiante.
Iba viajando hacia el norte, a las grandes plantaciones de Senegal, con Adama
Faye, agrónomo y asesor de desarrollo en el extranjero de la embajada suiza, y
su conductor Ibrahima Sar. Queríamos evaluar el impacto de la especulación
financiera sobre los alimentos, y teníamos las últimas estadísticas del Banco
de Desarrollo Africano. Pero Faye sabía que nos esperaba otro tipo de evidencia.
En la aldea de Louga, a 100 km de Saint-Louis el coche se detuvo abruptamente.
“Venga y vea a mi hermanita”, dijo Faye. “No precisa sus estadísticas para
explicar lo que sucede”.
Había unos pocos puestos al borde de la ruta,
un pobre mercado: montones de frijoles y yucas, algunos pollos cloqueando en
jaulas, cacahuates, tomates viejos, patatas, naranjas españolas y clementinas.
No había mangos, que dan fama a Senegal. Detrás de un puesto una joven con
caftán y pañuelo amarillo conversaba con sus vecinos. Era Aisha, la hermana de
Faye. Estaba dispuesta a responder preguntas y se enojó mientras hablaba.
Enseguida una ruidosa multitud de niños, jóvenes y ancianas se reunió a nuestro
alrededor.
Un saco de 50 kilos de arroz importado había
subido a 14.000 francos CFA (27 dólares), por lo tanto hubo que aguar más la
sopa, con unos pocos granos flotando en la superficie. Las mujeres pasaron a
comprar arroz por copa. En los últimos años una pequeña bombona de gas había
subido de 1.300 a 1.600 francos CFA, un kilo de zanahorias de 175 a 245 y una
barra de pan de 140 a 175, mientras una bandeja de 30 huevos había aumentado en
un año de 1.600 a 2.500. Lo mismo valía para el pescado. Aisha reprendió a sus
vecinos por ser demasiado tímidos en sus relatos. “¡Decid al tubab [hombre
blanco] lo que pagáis por un kilo de arroz! ¡Decidle! No tengáis miedo. Los
precios aumentan casi todos los días”.
Así las altas finanzas hambrean lentamente al
pueblo mientras la gente sigue ignorando los mecanismos de especulación.
CONSUMES MÁS DE LO QUE VENDES
El comercio de productos agrícolas es
diferente de cualquier otro: es un mercado en el cual se consume más de lo que
se vende. El economista Olivier Pastré estima que “el comercio internacional de
cereales apenas representa un poco más del 10% de la producción, tomando en
cuenta todos los cultivos (7% en el caso del arroz). El menor aumento o caída
en la producción global podría perturbar todo el mercado”. Mientras la demanda
ha aumentado, el suministro (la producción) no solo se ha fragmentado, sino que
además es extremadamente susceptible al tiempo, la sequía, los incendios y las
inundaciones.
Por eso se inventaron los derivados en Chicago
a principios del Siglo XX. Su valor es “derivado” de otro activo “subyacente”,
como acciones, bonos y otros instrumentos financieros. Originalmente debían
permitir que los agricultores del medio oeste de EE.UU. vendieran sus productos
a un precio fijado antes de la cosecha, el agricultor estaba protegido; si el
precio aumentaba, los inversores obtenían un beneficio.
El índice de precios de 2008 de la
Organización de Alimentos y Agricultura de la ONU (FAO) promedió un 24% por
sobre la cifra de 2007 y un 57% más que en 2006. La producción de bioetanol en
EE.UU. –impulsada por subsidios anuales de 6.000 millones de dólares para los
productores de “oro verde”– redujo considerablemente el suministro de maíz
estadounidense al mercado mundial. Ya que el maíz es importante para
alimentación de los animales, su escasez, en circunstancias en que la demanda
de carne aumentaba, también contribuyó al aumento de precios a partir de 2006.
“El otro principal cereal alimentario, el arroz, siguió más o menos la misma
tendencia”, dijo el economista Philippe Chalmin, “y en Bangkok los precios aumentaron
de 250 a más de 1.000 dólares la tonelada”. El mundo se dio cuenta
repentinamente de que en el Siglo XXI, decenas de millones de personas estaban
muriendo de hambre. Pero se dijo o hizo poco.
ALARMA EN EL SENADO DE EE.UU.
La especulación de los alimentos ha aumentado
después de la crisis financiera: volviendo la espalda al lío que habían creado,
los especuladores –especialmente los fondos de alto riesgo– entraron en los
mercados agrícolas. Para ellos todos los recursos del planeta son terreno fértil
para la especulación, incluyendo alimentos básicos como el arroz, el maíz y el
trigo, que en conjunto representan un 75% del consumo alimentario global (un
50% en el caso del arroz). Según el informe de la FAO de 2011, solo un 2% de
los contratos de futuros de materias primas terminan con la entrega efectiva
del producto. El 98% restante es comercializado por especuladores antes de la
fecha de expiración.
El fenómeno alcanzó tales proporciones que
causó preocupación en el Senado de EE.UU. y en julio de 2009 denunció “excesiva
especulación” del trigo, criticando el hecho de que algunos negociantes tenían
hasta 53.000 contratos de futuros de trigo en un momento dado. El Senado
también se quejó de que seis fondos de índice estaban autorizados para tener
130.000 contratos de trigo en un momento dado, 20 veces más que el límite
autorizado para operadores financieros estándar.
El Senado de EE.UU. no es el único que se
alarma. En enero de 2011 otra institución describió el aumento de los precios
de materias primas, en especial de los alimentos, como una de las cinco mayores
amenazas para el bienestar de las naciones, junto a la guerra cibernética y los
terroristas con armas de destrucción masiva. Esa institución fue el Foro
Económico Mundial (WEF) de Davos.
La crítica es sorprendente a la vista del
método de reclutamiento del exclusivo grupo. El fundador del WEF, el economista
suizo Klaus Schwab, no dejó al azar la membresía de su club de 1.000 miembros.
Solo se invita a participar a jefes de compañías con una cifra de negocios de
más de 1.000 millones de dólares. Los miembros pagan una cuota de 10.000
dólares que les da acceso a todas las reuniones. Entre ellos hay numerosos
especuladores.
Los discursos de apertura de Davos en 2011
describieron claramente el problema. Los delegados condenaron enérgicamente a
“especuladores irresponsables que solo buscan ganancias, destruyen mercados
alimentarios y aumentan la hambruna global". El tema se discutió en
seminarios, conferencias, cócteles y reuniones privadas en hoteles. Parece
extraño que el hambre global encuentre su público más atento en los
restaurantes de fondue, bares y bistrós de Davos.
Flassbeck presentó una solución radical para
derrotar a los especuladores y proteger las materias primas agrícolas de sus
repetidos ataques: sacar los alimentos de su control. Propone que la ONU dé a
Unctad el control mundial de la fijación de las cotizaciones de materias primas
agrícolas. Solo productores, negociantes y usuarios de esas materias podrían
intervenir en los mercados de futuros. Cualquiera que comercie con trigo, arroz
o aceite, tendría que entregar los productos. También sería recomendable
imponer un alto nivel mínimo de autofinanciamiento a los negociantes.
Cualquiera que no haga uso del producto negociado sería excluido de la bolsa.
Si se implementara el “método Flassbeck” se
eliminaría la especulación de la base de la supervivencia, y se impediría la
financialización de los mercados alimentarios. Una coalición de organizaciones
no gubernamentales apoya vigorosamente la propuesta de Flassbeck y Unctad. Pero
los gobiernos carecen de la voluntad necesaria para implementarla.
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