Interesante
nota de Ignacio Ramonet, sobre el "sadismo económico" del actual
ajuste salvaje practicado en Europa.
Agrego lo siguiente: en la última asamblea de la OIT, Mayo del 2012, la delegación patronal española propuso -con la aquiescencia de las demás- nada menos que ¡la abolición del derecho de huelga! Con la crisis la derecha se saca las máscaras y trata de regresar al mundo del siglo diecinueve.
Alemania trata de lograr la realización del sueño de Hitler de construir una Europa postrada a los pies de ese país. Si no lo consiguió con las armas tal vez lo consiga la Merkel gracias al arma más mortífera y letal de nuestro tiempo, una verdadera arma de destrucción masiva: ¡el ejército de economistas y burócratas del FMI, del Banco Central Europeo y de la Comisión Europea!
Agrego lo siguiente: en la última asamblea de la OIT, Mayo del 2012, la delegación patronal española propuso -con la aquiescencia de las demás- nada menos que ¡la abolición del derecho de huelga! Con la crisis la derecha se saca las máscaras y trata de regresar al mundo del siglo diecinueve.
Alemania trata de lograr la realización del sueño de Hitler de construir una Europa postrada a los pies de ese país. Si no lo consiguió con las armas tal vez lo consiga la Merkel gracias al arma más mortífera y letal de nuestro tiempo, una verdadera arma de destrucción masiva: ¡el ejército de economistas y burócratas del FMI, del Banco Central Europeo y de la Comisión Europea!
(ATILIO BORON- http://www.atilioboron.com.ar/)
.
SADISMO ECONÓMICO
Escribe
IGNACIO
RAMONET (*)
Fuente:
“Le
Monde Diplomatique”
Nº:
201 Julio 2012
.
(*) IGNACIO RAMONET (1943 España) Entre 1990 y 2008 fue director de Le Monde Diplomatique. Es
doctor en Semiología e Historia de la Cultura por la École des Hautes Études en
Sciences Sociales (EHESS) de París y catedrático de Teoría de la Comunicación
en la
Universidad Denis-Diderot (Paris-VII). Especialista en
geopolítica y estrategia internacional y consultor de la ONU, actualmente
imparte clases en la Sorbona de París.
¿Sadismo?
Sí, sadismo. ¿Cómo llamar de otro modo esa complacencia en causar dolor y
humillación a personas? En estos años de crisis, hemos visto cómo –en Grecia,
en Irlanda, en Portugal, en España y en otros países de la Unión Europea (UE)–
la inclemente aplicación del ceremonial de castigo exigido por Alemania
(congelación de las pensiones; retraso de la edad de jubilación; reducción del
gasto público; recortes en los servicios del Estado de bienestar; merma de los
fondos para la prevención de la pobreza y de la exclusión social; reforma laboral,
etc.) ha provocado un vertiginoso aumento del desempleo y de los desahucios. La
mendicidad se ha disparado. Así como el número de suicidios.
A pesar
de que el sufrimiento social alcanza niveles insoportables, Angela Merkel y sus
seguidores (entre ellos Mariano Rajoy) continúan afirmando que sufrir es bueno
y que ello no debe verse como un momento de suplicio sino de auténtico júbilo.
Según ellos, cada nuevo día de castigo nos purifica y regenera y nos va
acercando a la hora final del tormento. Semejante filosofía del dolor no se
inspira en el Marqués de Sade sino en las teorías de Joseph Schumpeter, uno de
los padres del neoliberalismo, quien pensaba que todo sufrimiento social cumple
de algún modo un objetivo económico necesario y que sería una equivocación
mitigar ese sufrimiento aunque sólo fuese ligeramente.
En eso
estamos. Con una Angela Merkel en el rol de “Wanda, la dominadora”, alentada
por un coro de fanáticas instituciones financieras (Bundesbank, Banco Central
Europeo, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio,
etc.) y por los eurócratas adictos de siempre (Durao Barroso, Van Rompuy, Ollie
Rehn, Joaquín Almunia, etc.). Todos apuestan por un masoquismo popular que
llevaría a los ciudadanos no sólo a la pasividad sino a reclamar más expiación
y mayor martirio “ad maiorem gloria Europa”. Hasta sueñan con eso que los
medios policiales denominan “sumisión química”, unos fármacos capaces de
eliminar total o parcialmente la conciencia de las víctimas, convertidas sin
quererlo en juguetes del agresor. Pero deberían ir con cuidado, porque la
“masa” ruge.
En
España, donde el Gobierno de Mariano Rajoy está aplicando políticas salvajes de
austeridad al límite precisamente del “sadismo”, las expresiones de descontento
social se multiplican. Y eso en un contexto de enorme desconcierto, en el que,
de repente, los ciudadanos constatan que a las crisis económica y financiera se
suma una grave crisis de gobernación. Simultáneamente, varios pilares
fundamentales del edificio del Estado se resquebrajan: la Corona (con el
tétrico asunto de la caza del elefante en Bostwana), el Poder judicial (con el
cochambroso caso Dívar), la Iglesia (que no paga el Impuesto sobre Bienes
Inmuebles, IBI), el sistema bancario (del que nos afirmaban que era el “más
sólido” de Europa y constatamos que se desmorona), el Banco de España (incapaz
de alertar sobre Bankia y otras quiebras espectaculares), las Comunidades
Autónomas (sumidas algunas de ellas en abismales escándalos de corrupción), los
grandes medios de comunicación (excesivamente dependientes de la publicidad y
que ocultaron las calamidades por venir)...
Sin
hablar del propio Gobierno cuyo Presidente, en un momento en el que España (con
Grecia) se ha convertido en el eje de los problemas del mundo, parece avanzar
sin brújula. Y quien, frente a preguntas fundamentales, o da la callada por
respuesta o contesta con expresiones surrealistas (“Vamos a hacer las cosas
como Dios manda”), o sencillamente sostiene contraverdades . Mariano Rajoy y su
equipo económico tienen una gran responsabilidad en el desastre actual.
Luis de Guindos |
Han
dirigido la crisis bancaria con evidente torpeza; han dejado descomponerse el
caso de Bankia; han transformado una clara situación de quiebra en un pulso con
Bruselas, el Banco Central Europeo y el FMI; han practicado el negacionismo más
necio, pretendiendo hacer pasar un rescate de consecuencias gravísimas para la
economía española como un crédito barato y sin condiciones (“Es un apoyo
financiero que no tiene nada que ver con un rescate”, declaró Luis de Guindos;
“Lo que hay es una línea de crédito que no afecta al déficit público”, afirmó
Rajoy).
Todo
esto da la penosa impresión de un país que naufraga. Y cuyos ciudadanos
descubren de pronto que tras as apariencias del “éxito económico español”,
pregonado durante lustros por los gobernantes del PSOE y del PP, se escondía un
modelo (el de la “burbuja inmobiliaria”) carcomido por la incompetencia y la
codicia.
En
cierta medida, comprendemos ahora –muy a expensas nuestras– uno de los grandes
enigmas de la historia de España: ¿cómo fue posible que, a pesar de las
montañas de oro y plata traídas de América por el Imperio colonizador y
explotador, el país se viese convertido, a partir del siglo XVII, en una suerte
de “corte de los milagros “llena de mendigos, desamparados y pordioseros? ¿Qué
se hizo de tamaña riqueza? La respuesta a estas preguntas la tenemos hoy ante
los ojos: incompetencia y miopía de los gobernantes, codicia infinita de los
banqueros.
Y el
castigo actual no ha terminado. Después de que la agencia Moody’s, el pasado
junio, rebajara la nota de la deuda española en tres escalones, desde A3 hasta
Baa3 (uno por encima del “bono basura”), la prima de riesgo llegó hasta límites
insostenibles. La solvencia española está en la pendiente que conduce a un
rescate. Y tanto el rescate de la banca como el rescate de la deuda pública
tendrán un coste social terrorífico.
En su
informe anual sobre España, el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, ya
está reclamando que el Gobierno suba el IVA y que apruebe lo antes posible una
nueva disminución del sueldo de los funcionarios para reducir el déficit.
Además, en un documento de trabajo, los expertos del Fondo recomiendan a España
que rebaje aún más el despido, reclaman el contrato único y que se evite la
actualización automática de los sueldos.
La
Comisión Europea recomienda igualmente la subida del IVA, y la adopción de
nuevas medidas “austeritarias”: el retraso de la edad de jubilación, el control
del gasto en las Comunidades, el endurecimiento de las prestaciones por
desempleo, la eliminación de la desgravación por vivienda y la reducción del volumen
de la Administración Pública. Todo antes de 2013. Ya que no se puede devaluar
el euro, se trata de devaluar a todo un país, rebajando su nivel de vida de un
20 a un 25%...
Mariano Rajoy |
Por su
parte, la canciller alemana exige que España continúe con las profundas reformas
económicas y fiscales. A pesar de la canina fidelidad que le manifiesta Rajoy,
Merkel se opone con uñas y dientes a cualquier medida del Gobierno que suponga
para España ceder en el camino de la austeridad y de las reformas
estructurales. Berlín quiere aprovechar el “shock” creado por la crisis, y la
posición dominante de Alemania para conseguir un viejo objetivo: la integración
política de Europa a las condiciones germanas. “Nuestra tarea hoy –declaró
Merkel en un discurso ante el Parlamento alemán– es compensar lo que no se hizo
[cuando el euro fue creado] y acabar con el círculo vicioso de la deuda eterna
y de no cumplir las normas. Sé que es arduo, que es doloroso. Es una tarea
hercúlea, pero es inevitable”. Algunos comentaristas hablan ya del IV Reich...
Porque,
si se produce el “salto federal” y se avanza hacia una unión política, eso
significa que cada Estado miembro de la UE tendrá que renunciar a considerables
partes de su soberanía nacional. Y que una instancia central podrá interferir
directamente en los presupuestos y los impuestos de cada Estado para imponer el
cumplimiento de los acuerdos. ¿Cuántos países están dispuestos a abandonar
tanta soberanía nacional? Si ceder parte de la soberanía es inevitable en un
proyecto de integración político como la Unión Europea, existe sin embargo una
diferencia entre federalismo y neocolonialismo...
En los
Estados sometidos a rescates –España, entre otros– estas importantes pérdidas
de soberanía ya son efectivas. Desmintiendo a Rajoy, el ministro alemán de
Finanzas, Wolfgang Schäuble, afirmó que la troika (BCE, Comisión Europea y FMI)
controlará la reestructuración de la banca en España.
Esa troika
gobernará la política fiscal y macroeconómica para seguir imponiendo reformas
y recortes y para asegurar la prioridad del cobro de la deuda que los bancos
españoles tienen con la banca europea, y principalmente alemana . España
dispone pues, desde junio pasado, de menos libertad, menos soberanía de su
sistema financiero y menos soberanía fiscal.
"Manos a la obra herr Benito..." |
Todo
ello sin ninguna garantía de salir de la crisis. Al contrario. Como lo
recuerdan los economistas Niall Ferguson y Nouriel Rubini: “La estrategia
actual de recapitalizar los bancos a base de que los Estados pidan prestado a
los mercados nacionales de bonos –o al Instrumento Europeo de Estabilidad
Financiera (IEEF) o a su sucesor, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)–
ha resultado desastrosa en Irlanda y Grecia: ha provocado una explosión de
deuda pública y ha hecho que el Estado sea todavía más insolvente, al tiempo
que los bancos se convierten en un riesgo mayor en la medida en que más parte
de la deuda pública está en sus manos”
Pero
entonces, si no funcionan ¿por qué se mantienen esas sádicas políticas de
“austeridad hasta la muerte”? Porque el capitalismo se ha puesto de nuevo en
marcha y se ha lanzado a la ofensiva con un objetivo claro: acabar con los
programas sociales del Estado de bienestar implementados después del final de
la Segunda Guerra Mundial y de los que Europa es el último santuario.
Pero,
como decíamos más arriba, debería ir con cuidado. Porque las “masas” están
rugiendo...
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