Escribe
PEPE ESCOBAR (*) Fuente Al-Jazeera – “Asia Times” Traducido del inglés para “Rebelión”
por Germán Leyens – Martes 5 de diciembre 2012
(*)PEPE
ESCOBAR - Es un reconocido escritor, periodista y un documentado analista
geopolítico Corresponsal itinerante de
Asia Times y analista político para the Real News. Ha cubierto el conflicto en
Libia entre muchos otros. Autor de Globalistan: How the Globalized World is
Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of
Baghdad during the surge. Su último libro es Obama does Globalistan (Nimble
Books)
Todos
conocemos los nombres de la nueva generación, de Xi Jinping, ahora secretario
general del Partido Comunista Chino (PCCH) antes de ser consagrado como
presidente el próximo año, al vice-premier Li Keqiang. ¿Pero qué importa el nombre? No gran cosa, porque ahora en China
todo tiene que ver con el ataque estructural; cómo retocar el modelo de
crecimiento económico precipitado combinado con estancamiento político mientras
al mismo tiempo se combate la corrupción. Xi ya ha hecho una
advertencia al Politburó: “Si la corrupción aumenta en seriedad, arruinará
inevitablemente el Partido y el Estado”. Bueno, ya es tan seria que el propio
Xi no puede dormir ante la posibilidad muy real de una Primavera Árabe en
mandarín, aunque una China en rápido desarrollo no es exactamente un Egipto
económicamente subdesarrollado. Pero
la autocracia y la corrupción siguen dominando la escena. La cultura china es
una cuestión de números. Las tres principales fuentes de noches de insomnio
para la mayoría de los chinos son la inflación, la corrupción y la desigualdad.
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