Escribe
IGNACIO RAMONET (*) Fuente “Le Monde Diplomatique” En Español Nº 208 – Febrero
2013
(*) Ignacio Ramonet (1943 España) Entre 1990 y
2008 fue director de Le Monde Diplomatique. Es doctor en Semiología e Historia
de la Cultura por la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de
París y catedrático de Teoría de la Comunicación en la Universidad Denis-Diderot
(Paris-VII). Especialista en geopolítica y estrategia internacional y consultor
de la ONU, actualmente imparte clases en la Sorbona de París.
En primer lugar se halla la reivindicación nacionalista tuareg. Los tuaregs, u “hombres azules”, no son ni árabes ni bereberes. Son los habitante históricos del Sahara, del que controlan, desde hace miles de años, las rutas caravaneras. París no dice palabra de otros dos argumentos que probablemente hayan contado a la hora de activar la operación Serval. Uno es económico y estratégico: el control duradero de Azawad por organizaciones salafistas habría entrañado, en mayor o menor plazo, una ofensiva sobre el norte de Níger, donde se hallan las principales reservas de uranio explotadas por la empresa gala Areva y de las cuales depende todo el sistema nuclear civil de Francia. París no puede permitirlo. El otro es geopolítico: cuando, por primera vez en la historia, Alemania domina Europa y la dirige con mano de hierro, Francia, al exhibir su fuerza en Malí, quiere mostrar que continúa siendo, por su parte, la primera potencia militar europea. Y que hay que contar con ella.
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