NUEVO PAPA, ECONOMÍA Y POBREZA
Escribe
JULIO C. GAMBINA (*) Fuente BLOG del autor - - 15 de marzo 2013
(*)GAMBINA JULIO CESAR – Dr en Ciencias
Sociales (UBA) Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional de Rosario, Presidente de la Fundación de Investigaciones
Sociales y Políticas, FISYP, e Integrante del Comité Directivo del consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Miembro del Consejo Académico de
ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios Formación de la Federación
Judicial Argentina.
Nadie
duda sobre la importancia y el impacto generado en el mundo y en la propia
Argentina por la designación de Jorge Bergoglio, desde ahora el papa Francisco.El nombre evoca a la pobreza, sin duda el
principal efecto de la explotación capitalista, una cuestión exacerbada con la
crisis mundial en curso. Parte del fenómeno es el desempleo, la precariedad y
flexibilidad laboral, algo por lo cual las calles se llenan de protestas, ayer
nomás en Argentina con la CTA y la CGT. La ONU tiene entre sus
principales objetivos el combate a la
pobreza. El Banco Mundial ha dedicado programas durante años sobre la pobreza,
la desigualdad y la cohesión social. Desde
muchos ángulos se acusa al Banco y organismos financieros internacionales de
corresponsables en la gestación y extensión del fenómeno relativo a la pobreza.
La FAO, organización sobre alimentos de la ONU acusa la existencia de 1.000
millones de hambrientos en nuestro tiempo, un 15% de la población mundial, pese a la gran expansión de la producción
agrícola, ahora compartida en su uso como alimento y para la energía. La
pobreza convive con la opulencia, por lo que los gestos de austeridad de la
jerarquía eclesial impactan. El
interrogante es si la Iglesia, como institución milenaria asume el desafío más
allá de lo gestual. Mucho se habla de la riqueza de la Iglesia, de sus
cuantiosos ingresos y gastos para sostener un gigantesco patrimonio
inmobiliario construido en largo trayecto.
La Revista The Economist, en agosto del 2010 señaló que la Iglesia
católica de Estados Unidos empleaba a 1 millón de trabajadores en entidades de
salud, educación y en las propias diócesis eclesiales. El artículo destaca una capacidad de empleo equivalente al gigante
Walt Mart y superior a la cadena Mc Donalds, la empresa General Electric, o la
automotriz General Motors. Puede inferirse así una cifra millonaria de
trabajadores en todo el mundo. La iglesia como un gran empleador global. Las
sospechas de corrupción y negociados se asocian a la actividad financiera del
Instituto para la Obra Religiosa, el IOR, conocido como el Banco del Vaticano. Un
interrogante será si las primeras señales de austeridad del papa, relativas a
su nombre, su vestimenta y modo de transporte se generalizan respecto de la
institución, y especialmente en el debate sobre el orden mundial capitalista en
crisis.
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