Escribe
JORGE GÓMEZ BARATA (*) Fuente: ARGENPRESS.info
– 9 de abril 2013
(*)
JORGE GÓMEZ BARATA- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista
cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política
internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa,
latinoamericanos y extranjeros. Ha dicho que “En todas
las esferas del saber y de la práctica social, incluyendo la economía, la
verdad es siempre sencilla, ...”
Sesenta
y ocho años después de que el Proyecto Manhattan, realizado por alguno de los científicos más brillantes de todos los
tiempos, al fabuloso costo de 20 mil millones de dólares, produjera tres bombas
atómicas de las cuales dos fueron empleadas contra Japón, está probado que la
energía nuclear no sólo es prescindible sino aborrecida por millones de
personas. Costos, riesgos de operación, exigencias de seguridad,
gigantismo de las instalaciones, dificultades para deshacerse de los residuos y
otras desventajas, desaconsejan la utilización del átomo para producir
electricidad. A ello se añaden los
discretos logros de su empleo en la medicina, la agricultura, el transporte, la
industria aeroespacial y otras ramas donde los resultados no compensan los
gastos y los riesgos de su empleo. Por su capacidad destructiva, los riesgos que
supone su empleo
y el hecho de que en una guerra nuclear no existen
posibilidades de
victoria para ningún contendiente, las bombas atómicas han sido el arma más costosa y la menos utilizable. Hasta hoy su papel ha sido exclusivamente disuasivo.Tal vez porque modifica un status quo firmemente establecido e introduce una extraña doctrina que parece considerar posible victorias militares o ganancias políticas mediante el empleo de armas atómicas, la inesperada radicalización de la posiciones en materia nuclear de Corea del Norte ha dejado perplejo al mundo y colocado a Estados Unidos, ante una coyuntura política y militar inédita. Al declararse dispuesta de manera inminente a emplear sus armas nucleares, Corea ha hecho algo que no hizo la Unión Soviética ni ninguna otra potencia nuclear que en cada crisis: Suez (1956), Berlín (1958) y Cuba (1962), mientras mostraban sus músculos atómicos, abierta o discretamente, realizaron acciones políticas y diplomáticas tratando de evadir punto de no retorno. Desde los tiempos de Truman la retorica atómica no era tan explícita. Si las amenazas de lanzar bombas atómicas sobre Corea del Sur, Japón y los Estados Unidos fueran un farolazo, es irresponsable, si fueran ciertas son suicidas y si son una manera de obtener ganancias políticas, está por ver: ¿Cuáles son y a qué precio? Allá nos vemos.
victoria para ningún contendiente, las bombas atómicas han sido el arma más costosa y la menos utilizable. Hasta hoy su papel ha sido exclusivamente disuasivo.Tal vez porque modifica un status quo firmemente establecido e introduce una extraña doctrina que parece considerar posible victorias militares o ganancias políticas mediante el empleo de armas atómicas, la inesperada radicalización de la posiciones en materia nuclear de Corea del Norte ha dejado perplejo al mundo y colocado a Estados Unidos, ante una coyuntura política y militar inédita. Al declararse dispuesta de manera inminente a emplear sus armas nucleares, Corea ha hecho algo que no hizo la Unión Soviética ni ninguna otra potencia nuclear que en cada crisis: Suez (1956), Berlín (1958) y Cuba (1962), mientras mostraban sus músculos atómicos, abierta o discretamente, realizaron acciones políticas y diplomáticas tratando de evadir punto de no retorno. Desde los tiempos de Truman la retorica atómica no era tan explícita. Si las amenazas de lanzar bombas atómicas sobre Corea del Sur, Japón y los Estados Unidos fueran un farolazo, es irresponsable, si fueran ciertas son suicidas y si son una manera de obtener ganancias políticas, está por ver: ¿Cuáles son y a qué precio? Allá nos vemos.
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