EVITAR EL COLAPSO
DE LA CIVILIZACIÓN GLOBAL?
Escribe
GONZALO ANDRADE Profesor Asociado, Instituto de Ciencias
Naturales, Universidad Nacional de Colombia. Colectivo Novecento
Publicó “Rebelión” 26 de abril 2013
Publicó “Rebelión” 26 de abril 2013
Durante las próximas décadas la humanidad va
a enfrentarse a innumerables problemas ambientales y sociales cuyas
consecuencias pueden conducirnos al colapso global. Para evitar esta situación no
solo es necesario poner en marcha determinadas acciones, sino también promover
un profundo cambio social y político que enmarque las mismas y las haga
realmente eficaces. El cambio
climático, la extinción acelerada de especies animales y vegetales, la
degradación de la tierra cultivable, los cambios en el uso del suelo de
regiones enteras, la dispersión de componentes químicos nocivos en el ambiente,
la acidificación de los océanos y la escasez de agua potable son tal vez los
problemas más importantes a los que se enfrenta la humanidad hoy en día.
Todos estos problemas están interconectados entre sí, tienen importantes
consecuencias en los sistemas naturales y socio-económicos del planeta,
y su
acción combinada puede dar lugar al colapso de la “civilización global” durante
las próximas décadas. Por lo menos
esto afirman Paul y Anne Ehrlich, ambos investigadores y docentes en la
Universidad de Stanford (EEUU), en un esclarecedor artículo que ha sido
publicado recientemente en la prestigiosa revista Proceedings of the Royal
Society –
Biological Sciences. Estos autores nos recuerdan que tras los
recientes fracasos de la agenda climática el mundo puede verse sujeto a un
aumento de al menos 2,4°C en la temperatura media global hacia mediados del
siglo XXI, lo que está por encima del límite de 2°C que hace una década era
considerado como “seguro”. El cambio climático antropogénico está
provocando un incremento en la frecuencia y la intensidad de eventos climáticos
extremos tales como sequías, olas de calor, inundaciones y huracanes, que será
aún mayor en el futuro. Ello podría tener
importantes efectos en la producción agrícola, que también se encuentra
amenazada por la progresiva erosión y degradación del suelo. La agricultura
actual es también excesivamente dependiente de los combustibles fósiles y
enormemente ineficiente en el uso de fertilizantes, agua y energía, lo que está
provocando un aumento de la contaminación ambiental y las emisiones de gases de
efecto invernadero, y una reducción de las reservas de agua. Por otra parte, el
cambio en la dieta de varios países hacia un mayor consumo de proteínas
animales está provocando la expansión de cultivos destinados a la producción de
grano para el ganado. Ello se produce
a costa de tierras fértiles que podrían utilizarse para alimentar a un mayor
número de personas, o de áreas no agrícolas (bosques, sabanas, humedales) que
proporcionan importantes servicios ambientales como la regulación del ciclo del
agua y los climas locales y regionales.
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