LO
VERDE NO TAN VERDE
Escribe
IVANA BELÉN RUIZ ESTRAMIL Fuente “Rebelión” Viernes 19 de abril 2013
En la
actualidad, son muchos los bosques que están siendo talados para plantar
árboles. Suena extremadamente incoherente, pero el sacar beneficios a toda
costa está operando, y cuando esto ocurre, la lógica cultivada durante siglos
por ilustres y cotidianos filósofos, poco importa.“Las plantaciones de árboles no son bosques”, aclaman cientos de
personas que se están viendo obligadas a hacer pozos en los lechos de los hasta
hace poco acaudalados ríos, ¿el motivo?, las plantaciones masiva de eucalipto
están dejando sin agua la mayoría de arroyos e incluso algunos ríos ven
fuertemente disminuido su caudal. Las principales especies que se
plantan son eucalipto y pino, ¿para qué? para proporcionar desde pasta para
celulosa, utilización como biomasa y la extracción de biocombustible, pasando,
como no, por la producción de carbón vegetal.Las grandes empresas que llevan a cabo estos proyectos, están
fuertemente brindadas, haciendo extremadamente difícil el poder “elevar las
quejas” y en el caso de hacerlo, como ya se dijese en Martin Fierro “son
campanas de palo las protestas de los pobres” . El control que poseen sobre el
propio territorio, es la muestra de una
alarmante acumulación tanto de las
materias primas como de su capacidad para transformarlas en productos, todo
ello en manos privadas, de un consorcio que tiene su sede central a miles de
kilómetros. Miles y miles de hectáreas, de vidas, se esquilman en ese
gran juego del capital en donde se destruye para “construir”, bajo el yugo de
una nueva dominación, que hará cerrar el círculo de la dependencia. Se pagan con miles y miles de dólares que
van a parar a los mismos bolsillos que hacen posible este saqueo a plena luz
del día, incluso con vítores del gran público. Quizás sea porque los dólares
son verdes… Se presentan como inocuos para el ecosistema, y al mismo
tiempo como garantes de importantes beneficios a nivel social: “se afirma que
crearán miles de empleos, especialmente en los países del sur, donde harán
producir las “tierras ociosas” de miles de campesinos pobres; se supone al
mismo tiempo que limpiaran el aire y permitirán combatir efectivamente el
cambio climático” . La experiencia ha demostrado que no son reales estas promesas, los
productos más básicos han aumentado en muchos casos más del cien por cien, el
impacto ambiental que genera tiene repercusiones sobre las personas incluso
mucho antes que el propio cambio climático, con graves enfermedades como el
cáncer, intoxicaciones, así como la contaminación y gasto de recursos tan
indispensables como el agua, “son necesarios 7 mil litros de agua para cultivar
12 kilos de caña, que son usados para la producción de un litro de etanol, cada
litro de etanol genera 10 litros de agua residual contaminada”
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