Y HAMBRE DE PLUSVALÍA
Escribe ALEJANDRO NADAL (*)· Fuente “ SIN PERMISO” 14
de ma yo 2013
(*)ALEJANDRO
NADAL es doctor en Economía (Université de Paris-X). Periodismo de opinión en
Reggio's, artículos, blogs, documentación, ensayo, periodismo ciudadano.
miembro del Consejo Editorial de SinPermiso, acaba de publicar un importante
libro de macroeconomía. Columnista de “La Jornada” de México y varios otros
medios de America y Europa.
Uno de
los factores determinantes de la actual crisis es la desigualdad económica que
creció en el mundo en las últimas cuatro décadas. El estancamiento en los
salarios condujo al endeudamiento insostenible de los hogares para mantener el
nivel de consumo. Así y con burbujas
especulativas se sostuvo la demanda agregada y el proceso de acumulación de
capital. Pero esa modalidad de crecimiento económico se acompañó de una
inestabilidad creciente en las principales economías capitalistas. En
vista de lo anterior, una pregunta clave concierne las causas de ese aumento de
la desigualdad. En el medio académico convencional se ha pretendido encontrar
en el cambio tecnológico la causa de esta desigualdad creciente. Esta explicación dice que las
innovaciones introducidas en las últimas décadas reemplazaron el trabajo poco
calificado con máquinas. Esto tuvo un doble efecto. Desvalorizó el trabajo poco calificado y
redujo las oportunidades de empleo de esos trabajadores en la escala inferior
de remuneraciones. Por otra parte, se incrementó la recompensa de aquéllos
trabajadores de mayor calificación. Así, como los trabajadores menos
calificados no pueden adquirir la capacidad técnica de manera rápida y, además,
hay menos oportunidades de empleo en los niveles superiores de la
escala, el cambio tecnológico transformó la escala de salarios y promovió la
desigualdad en los últimos decenios. Esta
narrativa le sienta bien a la ideología neoliberal. La desigualdad sería un
efecto colateral o accidental de las transformaciones en la base productiva de
las sociedades. No sería la política económica perversa la que está en el
origen del problema, sino un proceso natural de cambio técnico. En
otras palabras, estamos frente a una explicación políticamente neutra, muy
lejos de temas escabrosos como la ofensiva en contra de los sindicatos que ha
dominado la política social y económica desde hace décadas.
( La nota completa
de Alejandro Nadal )
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