Escribe
RAFAEL POCH-DE-FELIU (*)
Periodista itinerante de
“La Vanguardia” de España
en diversos
países.
27 de junio 2013.
(*) RAFAEL POCH-DE-FELIU (Barcelona, 1956) ha sido veinte años corresponsal de La Vanguardia en Moscú y Pekín. Antes estudió historia contemporánea en Barcelona y Berlín Oeste, fue corresponsal en España de 'Die Tageszeitung', redactor de la agencia alemana de prensa DPA en Hamburgo y corresponsal itinerante en Europa del Este (1983 a 1987). Actual corresponsal de La Vanguardia en Berlín
“El futuro es un país extraño”. Así tituló su
último libro-epílogo de una historia mundial del pasado medio siglo el
historiador Josep Fontana. Confieso
que ese título me desconcertó un poco.
Ahora, examinando la actualidad, no podría encontrar otro mejor. Hubo
un momento en el que parecía que la sociedad europea, por lo menos aquella más
azotada por la estafa neoliberal, despertaba. Islandia, Indignados, Bepe
Grillo, Ocuppy, Portugal… En Francia
parecía que el Front de
Gauche disputaba cierto espacio de malestar y de
reacción nacional republicana al Front National. Ahora la sensación es que todo
aquello fue poco; en algunos casos débil y disperso, en otros demasiado
despolitizado, y en todos insuficiente. Solo Grecia con sus 17 huelgas
generales en dos años, mientras Syriza ascendía hacia posiciones cercanas a las
de primera fuerza política, ha dado la talla, sin desmerecer la alargada e
inquietante sombra del “Amanecer Dorado”. Pero
solo Grecia no alcanza para que Bruselas, Berlín y el establishment global que
determina la gran política, tengan miedo y aflojen. Hacían falta tres o
cuatro Grecias para empezar. Mucha más desobediencia y legítima ilegalidad. No
se ha llegado a ello, ni hay, de momento, perspectiva. ¿Qué es lo que falla? ¿Por qué una juventud sin futuro se limita a
gesticular? Esta involución ha venido para quedarse y tiene consecuencias y
tendencias políticas muy claras, porque un mundo tan desigual, unas sociedades
tan injustas y desesperanzadas solo pueden ser gobernadas con métodos e
ideologías en sintonía con ello. Y eso es lo que asoma. Sí, es un buen
momento para releer La Agonía de Francia que Manuel Chaves Nogales. Hay que
hacer un gran esfuerzo para recordar que hace unos 30 años “Le Monde” todavía
era un gran periódico con una visión del mundo diferente a la anglosajona. Pero lo fundamental es otra cosa: que
el antifascismo ha perdido el apoyo mayoritario que tuvo en la sociedad
francesa. Lo alarmante es ese cambio de sentido común. Un claro aviso de que a
Europa le están asomando las viejas orejas pardas.
( La nota completa de Poch-De-Feliu )
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