LA
FARSA DEL LIBRE COMERCIO
Escribe
JOSEPH E. STIGLITZ
Fuente “BOLPRESS” http://www.bolpress.com/
Viernes 12 de julio 2013
(*)
JOSEPH EUGENE STIGLITZ (1943) es un economista estadounidense. Ha
recibido la Medalla John Bates Clark (1979) y el Premio Nobel de Economía
(2001). Es conocido por su visión crítica de la globalización, de los
economistas de libre mercado (a quienes llama "fundamentalistas de libre
mercado") y de algunas de las instituciones internacionales de crédito
como el FMI y el BM En 2000 Stiglitz fundó la Iniciativa para el diálogo
político, un centro de estudios (think tank) de desarrollo internacional con
base en la Universidad de Columbia (EE. UU.). Considerado generalmente como un
economista neokeynesiano,
Aunque
la Ronda de Doha para el Desarrollo de negociaciones comerciales mundiales de
la Organización Mundial del Comercio no ha dado resultado alguno desde que se
lanzó, hace doce años. Fue torpedeada por la negativa de los
Estados Unidos a eliminar las subvenciones a la agricultura, condición sine qua
non de cualquier ronda de verdad para el desarrollo, en vista de que el 70 por
ciento de la población de los países en desarrollo depende de la agricultura
directa o indirectamente. La posición de los EE.UU. tenía subvenciones
del algodón de los EE.UU., que benefician a menos de
25.000 cultivadores ricos.
sobornando al Brasil, que había presentado la reclamación, para que abandonara
el asunto y dejase en la estacada a
millones de cultivadores pobres de algodón del África subsahariana y de la
India, que padecen las consecuencias de unos precios muy bajos por la
generosidad de los Estados Unidos para con sus cultivadores ricos.En
vista de esa historia reciente, ahora parece claro que las negociaciones para
crear una zona de libre comercio entre los EE.UU. y Europa y otra entre los EE.UU. y gran parte de los países del
Pacífico (exceptuada China) no van encaminadas a crear un verdadero sistema de
libre comercio, sino que su objetivo es un régimen de comercio dirigido, es
decir, para que esté al servicio de los intereses especiales que durante mucho
tiempo han impuesto la política comercial en Occidente. Hay algunos
principios básicos que quienes participen en las conversaciones se tomarán –es
de esperar– en serio. En primer lugar,
todo acuerdo comercial ha de ser simétrico. Si, los EE.UU., como parte en el
“Acuerdo de Asociación Transpacífico” (AAP), piden al Japón que elimine sus
subvenciones del arroz, deberán, a su vez,
ofrecerse a eliminar no sólo las
subvenciones de su producción de arroz, que es relativamente poco importante
para los EE.UU, y del agua, sino también de otros productos básicos agrícolas.
En segundo lugar, ningún acuerdo comercial debe colocar los intereses
mercantiles por encima de los intereses nacionales más amplios, en particular en los casos en que estén
en juego cuestiones no relacionadas con el comercio, como la reglamentación financiera
y la propiedad intelectual. En otros acuerdos comerciales se ha
insistido también en la liberalización y la desreglamentación financieras, si bien la crisis de 2008 debería
habernos enseñado que la falta de una buena reglamentación puede poner el peligro
la prosperidad económica.
(La nota completa de Joseph Stiglitz )
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