lunes, 5 de agosto de 2013

LA REACTIVACIÓN DEL TEMOR Y LA PARANOIA POR EE UU Y OCCIDENTE

EL CIERRE DE EMBAJADAS 
Y SU CONTEXTO
  EDITORIAL DE “LA JORNADA”MEXICO DF
Lunes 5 de agosto 2013


Un día después de que Estados Unidos advirtiera a sus ciudadanos sobre el peligro de viajar a Medio Oriente y el norte de África y ordenara el cierre de una veintena de sus embajadas y consulados en esas regiones –medida que fue secundada por Francia, Gran Bretaña y Alemania–, la policía internacional (Interpol) emitió una alerta mundial sobre la posibilidad de ataques terroristas contra objetivos occidentales. La reactivación del temor y paranoia estadunidense y occidental tiene como componente coyuntural la reciente fuga de cientos de presos –muchos de ellos acusados de terrorismo– de prisiones en Irak, Libia y Pakistán, con el presumible apoyo de la organización Al Qaeda. No obstante, en las expresiones de encono antiestadunidense que se extienden en países y regiones como los mencionados convergen factores mucho más profundos y diversos.El primero es la persistencia de una política exterior agresiva, injerencista, belicista y depredadora de Washington, que se acentuó durante los gobiernos de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001: luego de esos hechos, y con
el pretexto de hacer justicia para las víctimas, el político texano embarcó a su país en una aventura bélica que se saldó con la devastación de dos naciones –Irak y Afganistán– y con una multiplicación de la inseguridad y las violaciones a los derechos humanos en el mundo. La misma política se mantuvo en Pakistán, ante la sospecha de que Al Qaeda –la organización a la que se adjudican los ataques del 11-S– operaba al norte de ese territorio, y recientemente se reprodujo en Libia, con el supuesto fin de liberar a ese país del régimen de Muammar Kadafi.El resultado invariable de esa política no ha sido la pacificación de las naciones invadidas y devastadas, sino la multiplicación y perpetuación de la violencia y la profundización de los sentimientos antiestadunidenses y antioccidentales en poblaciones y regiones enteras.
( El editorial completo en “La Jornada” )

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