UN EXAMEN DESDE LA IZQUIERDA
Escribe
OSCAR A. FERNÁNDEZ O.
Profesor costarricense,
sociólogo y filósofo,
columnista en “Contrapunto”
la fuente de esta nota.
Colabora en la prensa alternativa
Las
temáticas conexas de la violencia, del crimen organizado, de las pandillas de
los grupos delincuentes y de la inseguridad son centrales para entender las
dinámicas de las sociedades latinoamericanas. Latinoamérica es una de las
regiones más desigual y violenta del mundo. La tasa de muertes violentas y la
tasa de homicidios cometidos por arma de fuego, siguen siendo unas de las más
altas del mundo. De manera diaria, la violencia, que sea política o de
carácter
contestatario, pone en tela de juicio a la institucionalidad pública y debilita
sumamente al Estado. En ciertos países, como El Salvador, Guatemala, México,
Honduras, Brasil y Colombia, la violencia es el factor principal de
deslegitimación de las instituciones.Lastimosamente, en la realidad actual,
esas políticas de seguridad para la ciudadanía no se diferencian mucho de las
políticas tradicionales de seguridad del Estado y tienden a usar métodos
eminentemente represivos. La
creciente implementación de políticas de “seguridad
ciudadana” en América latina no ha contribuido a bajar el número de crímenes,
de delitos y de hurtos. Por su acción constante de fragmentación de las
sociedades locales y de exclusión de los “malos ciudadanos”, esas políticas de
“seguridad” han contribuido más bien a la anomia social y al monopolio de la
violencia, dos aspectos nodales para el mal funcionamiento de la democracia. De
lo que estamos seguros, es que no se puede entender el problema de la violencia
social, sin entender la sociedad como la organización y reproducción
sistemática de determinadas relaciones de poder, y como la articulación de un
conjunto de medios para la preservación de éste.
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