lunes, 9 de septiembre de 2013

DESERCIONES DE LA ÉTICA SON LAS PEORES CONSEJERAS


ARGENTINA: 
FRACKING PROGRESISTA

Escribe  
RAUL CIBECHI (*) 
Fuente “La Jornada” de México  
6 de septiembre 2013

(*) RAÚL ZIBECHI- (URUGUAY 1952) Periodista, docente, investigador y escritor  Analista internacional en Red Voltaire. Logró en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las luchas sociales en nuestra América. Escribe la sección internacional de “Brecha” (Uruguay). Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina

La debacle ética siempre antecede a la material. Aunque no existe una relación mecánica entre ambas, la primera es condición de la segunda. Para las personas de
izquierda la experiencia histórica podría servir de referencia e inspiración, pero sobre todo como impulso hacia la coherencia más allá de las conveniencias del momento, que de eso trata la ética.. Algo deberíamos haber aprendido de la dramática experiencia del socialismo real. Quienes nos opusimos en la calle a la invasión de Vietnam a menudo guardamos silencio ante la invasión a Checoeslovaquia, por la sencilla razón de que el antimperialismo (estadunidense) nos impedía cuestionar al expansionismo soviético porque lo consideramos (erróneamente) enemigo de aquél. Terrible lógica que tuvo trágicas consecuencias.(.) Algo similar está sucediendo en relación a iniciativas de los gobiernos progresistas. El domingo 1º de septiembre Página 12 publicó un artículo
titulado Fracking, en el que defiende la fractura hidráulica porque oponerse sería tanto como sintonizar con la oposición derechista. Acusa a los que se oponen a esa técnica de ser ecologistas, a los que define como reaccionarios que antes se opusieron a la megaminería, a los transgénicos y los agroquímicos.El articulista, en un medio que supo ser crítico del poder neoliberal, señala que se trata de un pensamiento regresivo y asegura que “aún no aparecieron argumentos convincentes contra los supuestos efectos contaminantes del fracking”. Va más lejos y postula que “no hay razones para pensar que el fracking será más riesgoso que otras actividades extractivas”. Luego de despotricar contra los críticos, el articulista detalla la trascendencia de las conveniencias del momento, ya que las reservas no convencionales en el sur argentino serían 67 veces las actuales reservas de gas y 11 veces las de petróleo. La magnitud de esta riqueza parece inconmensurable
desde la perspectiva actual y tras la reaparición del déficit energético externo. Ese déficit apareció, por cierto, luego de la desastrosa política privatizadora de Carlos Menem en la década de 1990. Menem se convirtió en cadáver político porque en cierto periodo, hacia fines de la década en la que gobernó, las conveniencias del momento empezaron a jugarle en contra. No fue capaz de asumir las consecuencias de sus decisiones y su prestigio fue enterrado por un ciclo de luchas iniciado en 1997 que tuvo su
clímax en el levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre de 2001, que expulsó de la presidencia a su sucesor, Fernando de la Rua. Con el fracking, la megaminería y los monocultivos de soya sucede algo similar. Durante 10 años y gracias a los altos precios de las commodities la economía parece funcionar y hay dinero para pagar políticas sociales que aplacan la pobreza sin realizar cambios estructurales. Pero, ¿pueden los defensores del modelo mirar a la cara a las Madres de Ituzaingó, que vieron morir a sus hijos por los efectos de los plaguicidas, y decirles que son víctimas de un pensamiento regresivo y reaccionario?
 ( La nota de Raul Zibechi)

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