martes, 29 de octubre de 2013

DESDE QUE SNOWDEN DIVULGO UN APARATO MASIVO DE ESPIONAJE

BAJO LA MIRADA


Escribe 
DAVID BROOKS (*) 
Corresponsal de 
La Jornada” en EE UU
29 de octubre 2013

(*) DAVID BROOKS (Toronto, 11 de agosto de 1961), periodista canadiense-estadounidense especializado en política. Columnista del New York Times  y PBS, NYT entre otras Agencias..  Ha sido redactor jefe del Weekly Standard y colaborador en Newsweek y Atlantic .Corresponsal en Estados Unidos de “La Jornada” de México. Entre varios otros medios Autor del bestseller “The Social Animal” (“El animal social”)

Dejen de vigilarnos fue la consigna de miles de estadunidenses que se manifestaron el sábado en Washington, así como el mensaje de los últimos días desde Alemania,
Frente a Casa Blanca este sabado 26 octubre
Brasil, Francia y México. El gobierno secreto está bajo la mirada de todos y ante ello se revelan los peligros de esa parte del poder que opera en las sombras. Desde que Edward Snowden se atrevió a divulgar y comprobar la existencia de un aparato masivo de espionaje estadunidense sobre los pueblos y gobernantes del mundo, a través de la ejemplar valentía de los periodistas Glenn Greenwald y Laura Poitras (entre otros) y del diario The Guardian (y después, unos cuantos medios más), parte del disfraz democrático de Wa-shington se ha deshilado y deja ver detrás de la máscara.Resulta que el gobierno
de Barack Obama, que pronunció desde sus inicios que sería el más transparente de la historia, tiene mucho que ocultar no sólo a sus enemigos, sino a los que dice que son aliados y socios –entre ellos, México– y de su propio pueblo. Si ves algo, di algo, ha sido el lema desde el 11 de septiembre: o sea, todos son sospechosos. De repente, lo más sagrado en la retórica oficial de este país –los derechos y libertades del individuo ante el Estado, que el poder del gobierno se ejerce con autorización de los gobernados– se subordinó ante una amenaza que se caracterizó como constante, brutal y permanente. Se olvidaron los consejos de los padres
Laura Poitras
fundadores, como el de Benjamin Franklin: Los que son capaces de ceder la libertad esencial para obtener un poco de seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad. En nombre de la seguridad nacional se lanzaron las guerras más largas de la historia del país, se amplió un aparato de seguridad interna y se desarrollaron programas de espionaje y operaciones secretas a escala mundial, tal vez sin precedente. El siempre existente gobierno secreto se volvió en un gobierno súpersecreto, con vastos programas de asesinato selectivo, secuestros clandestinos y, como ahora se sabe, una vigilancia masiva de tales proporciones que esta columna posiblemente será vista por algún espía antes de ser revisada por el equipo editorial de este periódico.
( Nota de David Brook en “La Jornada” )






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