domingo, 13 de octubre de 2013

EN LAS CRISIS FUNCIONARIOS DEBEN PROTEGER A CULPABLES

CUANDO UN PREMIER BRITÁNICO 
PENSÓ MATAR BRITÁNICOS


Escribe
 JUAN GELMAN (*) 
Fuente
 “Página 12” Bs. As. 
10 de Octubre 2013

(*)JUAN GELMAN (Bs. As. 1930) poeta y periodista argentino. Autor de varios libros de gran éxito.  Premio Cervantes en 2007. El escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum lo ha calificado como "el mayor poeta vivo de habla hispana". Se graduó de Quimico en la Universidad de Buenos Aires.  Uno de los fundadores del grupo de poetas “El pan duro”. En 1966 comenzó su actividad  como periodista, publicando habitualmente en medios de América y Europa.. Estuvo exiliado en la Dictadura retorno a la Argentina en 1988. Decidió radicarse en México, donde reside.

No era un don nadie: llegó a pensarlo el ex premier laborista Gordon Brown, según una autobiografía explosiva de quien fuera su asesor personal y miembro de su círculo íntimo, Damian McBride (Power Trip: A Decade of Policy, Plots and Spin, Kindle Edition, 2013)
. Preocupado por la crisis bancaria de octubre de 2008, el primer ministro británico temía la ruptura de la ley y el orden por las masas y buscaba cómo impedirla. La BBC dio a conocer algunas citas del libro de McBride (www.bbc.co.uk, 21-9-13). El autor, que renunció en el 2009 cuando se descubrió que procuraba difamar a políticos conservadores para abrirle camino a su jefe, cuenta que en octubre del 2008 se reunió con Brown antes de que éste anunciara la nacionalización parcial de los bancos británicos y que le manifestó muy agitado: “Si los bancos cierran sus puertas y los cajeros automáticos no funcionan y la gente va a Tesco (una cadena de supermercados) y no le aceptan las tarjetas de crédito, todo explotará. Si no puede comprar comida o gasolina o medicamentos para los hijos, la gente romperá las vidrieras y tomará lo que necesite. Y tan pronto vean esto por televisión todos pensarán que está bien, eso es exactamente lo que tenemos que hacer ahora. Será la anarquía. Es lo que puede ocurrir mañana”. Comenta McBride: “Era extraordinario ver a Gordon tan poseído por
los riesgos de lo que debía hacer y a la vez totalmente convencido de que había que tomar acciones decisivas inmediatamente”. ¿Habrá que imponer el estado de sitio –se preguntaba Gordon– “sacar el ejército a la calle, cómo hacer para que vuelva a imperar el orden?” Y comparaba la situación con la crisis de los misiles en Cuba. Las crisis económicas son así: provocan el terror de los funcionarios encargados de proteger a quienes las provocan. Algo similar le ocurrió en septiembre del 2008 al entonces secretario de Hacienda de EE.UU., Hank Paulson: advirtió que el gobierno estadounidense podría verse obligado a recurrir a la ley marcial si no se salvaba a Wall Street del colapso crediticio (The Global Economic Crisis: The Great Depression of the XXI Century, Michel Chossudovsky and Andrew Gavin Marshall editors, 2010). Nada de eso ocurrió: la presión de notorios intereses doblegó a los gobiernos y Parlamentos de ambos países y sacaron de apuros a los bancos con sumas ingentes de dinero. ¿Alguien habrá pensado en EE.UU., incluso antes del cierre parcial de su administración, en posibles levantamientos o rebeliones por la crisis económica, como en su momento lo hicieron Gordon Brown y Hank Paulson? Imposible saberlo y mucho menos probarlo. 
( Nota de Juan Gelman en “Pagina 12” )

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