sábado, 5 de octubre de 2013

LOS ÚLTIMOS GOBIERNOS ERAN LA ESPERANZA PERO NO FUE ASI

BRASIL
25 AÑOS DE INDOLENCIA 
FRENTE A LOS DERECHOS 
TERRITORIALES INDÍGENAS

Fuente:
 MCP/ “Otramerica”  
 04  octubre de 2013


El Movimiento Popular de Comunidades (MCP) de Brasil acaba de hacer un llamado a las organizaciones urbanas, trabajadoras y estudiantiles para que se vuelquen con las luchas indígenas. A 25 años del reconocimiento constitucional de sus derechos territoriales las deudas políticas, sociales y legales se acumulan."Cuando los portugueses ocuparon Brasil, había alrededor de cinco millones de indígenas en este país. La población de Portugal era de un millón de personas. Con la ayuda de armas de fuego y de la religión, los colonos casi exterminaron a los  pueblos indígenas, tomando sus tierras, reprimiendo de su cultura y destruyendo su medio ambiente. Los que sobrevivieron,
resistieron. A partir de 1972, con el apoyo del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) retomaron la lucha de una forma más organizada. En 1988, lograron que la Constitución Federal de Brasil reconociera el derecho a sobrevivir en lo que queda de sus territorios. Sin embargo, era necesario eliminar a los invasores de sus tierras. El plazo para que los invasores salieran de esos territorios era de cinco años. Las mejoras realizadas por los agricultores serían compensadas ​​por el Gobierno. Los pequeños agricultores debían ser asentados en Proyectos de la Reforma Agraria en otras tierras. Han pasado 25 años desde que se consignaran estos derechos en la Constitución y la mayoría
de los territorios indígenas no han sido regularizados y los que sí han completado ese proceso están bajo amenaza. Los últimos gobiernos eran la esperanza de los pueblos para resolver los problemas legales vinculados a los territorios, así como la crisis de salud y de educación de los pueblos indígenas. Lamentablemente, ocurrió lo contrario: los problemas se agravaron. La prioridad sigue siendo la agroindustria y por esa razón aumentó enormemente la violencia contra los pueblos indígenas, tanto en Mato Grosso, Pará, Maranhão, Bahia, Rio Grande do Sul, Paraíba y Alagoas, al igual que en otros estados. El método se repite: violencia en todas sus formas
, ejercida por grupos institucionales o privados. El objetivo es uno: evitar que los indígenas conquisten sus territorios tal y como se establece en la Constitución Federal.Este estado de cosas permite que los colonos modernos sigan ocupando los territorios de indígenas, cimarrones (quilombos) y campesinos y así expulsar a estas personas hacia los suburbios de las ciudades. Así, la tierra queda ‘libre’ para que los empresarios brasileños y extranjeros puedan plantar monocultivos agrotóxicos, usar el agua de los ríos para hacer represas (hidroeléctricas) y extraer minerales para la exportación. Todo esto para desarrollar el capitalismo destruyendo lo que queda del medio ambiente y generando más calamidades, más además de las que ya se enfrentan

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