miércoles, 6 de noviembre de 2013

ESTADOS UNIDOS -CON SU SOCIO/PEÓN, CANADÁ- TRATÓ DE IMPONERLA

HACE OCHO AÑOS 
SE ENTERRABA EL ALCA

Escribe  
ATILIO A. BORON (*) 
Fuente BLOG del autor 
4 de noviembre 2013

(*) ATILIO BORON – Escritor. Economista y periodista argentino. Analista y politólogo. Director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED).  Premio Internacional de la UNESCO José Martí. Centro de Estudios Martianos.. Profesor Regular Titular de Teoría Política y Social, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires desde 1986. Autor entre otros de La Filosofía Política Moderna. Su ultima obra es “Geopolitica de EE UU en América Latina” Premio al Pensamiento Crítico

Para recordar: en el día de anteayer, 4 de Noviembre, se cumplieron ocho años de una fecha memorable para las luchas antiimperialistas de Nuestra América. En ese mismo día, pero del año 2005, se enterraba en Mar del Plata el más ambicioso proyecto de Estados Unidos para América Latina y el Caribe: la creación del ALCA, el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. Fue una batalla decisiva librada en el marco de la IV Cumbre de Presidentes de las Américas, en la cual había una ausencia que brillaba enceguecedoramente: Cuba, pero que estaba presente y hablaba nada menos que por la voz de Hugo Chávez. Pese a que en la agenda temática previamente acordada no se contemplaba discutir la propuesta del ALCA, Estados Unidos -con la ayuda de su socio/peón, Canadá- trató de imponer el tema y lograr un voto positivo en la Cumbre que abriese de par en par las puertas al proyecto imperialista. Este proponía instaurar la más irrestricta liberalización comercial bajo la forma de un tratado global de libre comercio –un TLC para las Américas- que, como enseña la experiencia práctica de países como México
(La economía con mayor período de vigencia del TLC), Colombia, Perú y Chile sólo profundizaría los lazos de dependencia, la vulnerabilidad externa, la extranjerización de las economías, la pobreza y la polarización social y el saqueo de los bienes comunes de la región. No es casual que sean precisamente los países “beneficiados” por los TLCs aquellos en donde más se agitan las protestas populares del continente. Como lo recordara Eduardo Galeano, el libre cambio cristaliza la división internacional del trabajo en la cual algunas economías se especializan en ganar y otras en perder. De eso se trataba el ALCA, y eso es lo que fue derrotado en Mar del Plata. Al pronunciar el discurso de apertura de las sesiones de la Cumbre, Néstor Kirchner se pronunció en contra de la pretensión de incorporar el tratamiento del ALCA en las deliberaciones, lo que provocó la insistencia de Canadá acompañado por los gobiernos conservadores de México (presidido por Vicente Fox); el de Panamá (presidido para su eterna deshonra por Martín Torrijos, que traicionó el legado de su padre, Omar Torrijos, quien recuperó el Canal de Panamá de manos yankees) y, sibilinamente, por el presidente de Chile, Ricardo Lagos. Pero las intervenciones posteriores de Luiz Inacio “Lula” da Silva, Tabaré Vázquez y, sobre todo, de Hugo Chávez, liquidaron definitivamente ese proyecto y en la Declaración Final quedó claro, en negro sobre blanco, que no había acuerdo sobre el tema y que, por lo tanto, quedaba postergado indefinidamente. Fue, dicho en términos diplomáticos, el certificado de defunción del ALCA. Hay muchas razones para celebrar un nuevo aniversario de esa gran victoria de nuestros pueblos. ¡No permitamos que tamaña proeza popular caiga en el olvido!

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