UNA LECCIÓN PARA TODO EL
MUNDO
Escriben AMY GOODMAN(*)
Y DENIS MOYNIHAN
- Fuente
“DemocracyNow” 17 de enero 2014
(*) AMY GOODMAN Locutora, periodista y escritora progresista
de EE UU. Egresada de Harvard University en 1984, Fundo”Democracy Now”
noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de
radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro
"Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos
extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono
Sur. Traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now!
en español.
Desde
Tokio.- "Escribo estas palabras de la forma más objetiva posible, con la
esperanza de que sirvan de advertencia al mundo", escribió el periodista
Wilfred Burchett desde Hiroshima. Su artículo titulado "La plaga
atómica" fue publicado el 5
de septiembre de 1945 en el periódico London
Daily Express. Burchett logró evitar el bloqueo militar estadounidense de
Hiroshima y fue el primer periodista occidental que visitó la devastada ciudad.
Escribió en aquel entonces: "Hiroshima no se parece a una ciudad
bombardeada. Es como si una aplanadora gigante le hubiese pasado por encima y
la hubiera aplastado hasta hacerla desaparecer". Viajemos 66 años en el
tiempo, hasta el 11 de marzo de 2011, y situémonos a casi 1.000 km. al norte de
Hiroshima, en la ciudad de Fukushima, tras el gran terremoto que sacudió el
este de Japón y provocó un tsunami ese día. Como sabemos ahora, el impacto
inicial que dejó 19.000 muertos y desaparecidos
fue apenas el comienzo. Lo que
empezó como un desastre natural se convirtió rápidamente en un desastre
provocado por el hombre, después de que, uno tras otro, fallaran los sistemas
de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi. Tres años más tarde, Japón aún sufre los
efectos del desastre. Más de 340.000 personas se convirtieron en refugiados
nucleares Atsushi Funahashi dirigió el documental "Nación nuclear: la
historia de los refugiados de Fukushima". La negativa del Gobierno japonés
a otorgarle el permiso a Funahashi refleja otro grave problema que ha surgido
desde que ocurrió el terremoto: el secretismo.
Wilfred Burchett |
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