viernes, 21 de febrero de 2014

SOCIEDADES MÁS CONTROLADAS EN EL NORTE O EN EL SUR, BAJO GOBIERNOS CONSERVADORES O PROGRESISTAS.

LA MILITARIZACIÓN DEMOCRÁTICA


Escribe 
RAÚL ZIBECHI (*) 
Fuente: “Servindi”  
20 de Febrero 2014

(*) RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente, investigador y escritor  Analista internacional en Red Voltaire. Logró en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las luchas sociales en nuestra América. Escribe la sección internacional de “Brecha” (Uruguay). Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina

CRECE DESIGUALDAD POR “LA APROPIACIÓN DE LOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS POR PARTE DE LAS ÉLITES ECONÓMICAS” (OXFAM).Gobernar para las élites muestra con datos fehacientes que la democracia fue secuestrada por el uno por ciento para ensanchar y sostener la desigualdad. La tendencia más importante que vive el mundo en este periodo de creciente caos es hacia la
concentración de poder y, por tanto, de riqueza. El informe de OXFAM señala que casi la mitad de la riqueza mundial está en manos de uno por ciento de la población, que se ha beneficiado de casi la totalidad del crecimiento económico posterior a la crisis. Acierta Oxfam al vincular el crecimiento de la desigualdad a “la apropiación de los procesos democráticos por parte de las élites económicas”. Acierta también al advertir que la concentración de la riqueza erosiona la gobernabilidad, destruye la cohesión social y “aumenta el riesgo de ruptura social”. Lo que no dice Oxfam es que la concentración de riqueza va de la mano con la militarización de las sociedades. Para defender la gigantesca concentración de riqueza, los de arriba se están blindando, militarizando cada rincón del planeta. América Latina  es la región más desigual del mundo. Me interesa destacar la tendencia a la militarización. El secuestro de los derechos. La criminalización de la protesta. Los de abajo vivimos en un”estado de excepción
permanente”, siguiendo la máxima de Walter Benjamin. La militarización no es ni transitoria ni accidental. Se trata de algo intrínseco al sistema, que ya no puede funcionar sin criminalizar la resistencia popular. El Ministerio de Defensa de Brasil acaba de difundir (parcialmente por cierto) el Manual de garantía de la ley y el orden (GLO), en el que se define la intervención de las fuerzas armadas en la seguridad interna. Lo  sintomático es que se actualiza luego de las masivas manifestaciones de junio cuando se celebraba la Copa FIFA Confederaciones, y cuando una parte del movimiento popular anuncia nuevas acciones durante la próxima Copa Mundial de Futbol. Por eso se considera como sabotaje cualquier
movilización durante “grandes eventos”. El problema no es que el gobierno de Brasil haya cambiado, sino que el Estado siente la necesidad de responder al desafío de la calle y lo hace como cualquier Estado que se aprecie: garantizado el orden a costa de los derechos. De lo que se trata en este caso es de asegurar que una de la más corruptas multinacionales, la FIFA, pueda celebrar su actividad más lucrativa sin ser molestada por acciones colectivas de protesta. Es apenas un ejemplo, no quiero focalizar en Brasil. 

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