Escribe
RAÚL ZIBECHI (*)
Fuente: “Servindi”
20 de Febrero 2014
(*)
RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente, investigador y escritor Analista internacional en Red Voltaire. Logró
en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. En diversos medios
del continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las
luchas sociales en nuestra América.
Escribe la sección internacional de “Brecha” (Uruguay).
Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina
CRECE
DESIGUALDAD POR “LA APROPIACIÓN DE LOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS POR PARTE DE LAS
ÉLITES ECONÓMICAS” (OXFAM).Gobernar
para las élites muestra con datos fehacientes que la democracia fue secuestrada
por el uno por ciento para ensanchar y sostener la desigualdad. La tendencia
más importante que vive el mundo en este periodo de creciente caos es hacia la
concentración de poder y, por tanto, de riqueza. El informe de OXFAM señala que
casi la mitad de la riqueza mundial está en manos de uno por ciento de la
población, que se ha beneficiado de casi la totalidad del crecimiento económico
posterior a la crisis. Acierta Oxfam al vincular el crecimiento de la
desigualdad a “la apropiación de los procesos democráticos por parte de las
élites económicas”. Acierta también al advertir que la concentración de la
riqueza erosiona la gobernabilidad, destruye la cohesión social y “aumenta el
riesgo de ruptura social”. Lo que no dice Oxfam es que la concentración de
riqueza va de la mano con la militarización de las sociedades. Para defender la
gigantesca concentración de riqueza, los de arriba se están blindando,
militarizando cada rincón del planeta. América Latina es la región más desigual del mundo. Me
interesa destacar la tendencia a la militarización. El secuestro de los
derechos. La criminalización de la protesta. Los de abajo vivimos en un”estado
de excepción
permanente”, siguiendo la máxima de Walter Benjamin. La
militarización no es ni transitoria ni accidental. Se trata de algo intrínseco
al sistema, que ya no puede funcionar sin criminalizar la resistencia popular. El
Ministerio de Defensa de Brasil acaba de difundir (parcialmente por cierto) el
Manual de garantía de la ley y el orden (GLO), en el que se define la
intervención de las fuerzas armadas en la seguridad interna. Lo sintomático es que se actualiza luego de las
masivas manifestaciones de junio cuando se celebraba la Copa FIFA
Confederaciones, y cuando una parte del movimiento popular anuncia nuevas acciones
durante la próxima Copa Mundial de Futbol. Por eso se considera como sabotaje
cualquier
movilización durante “grandes eventos”. El problema no es que el
gobierno de Brasil haya cambiado, sino que el Estado siente la necesidad de
responder al desafío de la calle y lo hace como cualquier Estado que se
aprecie: garantizado el orden a costa de los derechos. De lo que se trata en
este caso es de asegurar que una de la más corruptas multinacionales, la FIFA,
pueda celebrar su actividad más lucrativa sin ser molestada por acciones
colectivas de protesta. Es apenas un ejemplo, no quiero focalizar en Brasil.
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