martes, 24 de junio de 2014

TODAS LAS PARTES SE ACUSAN DE SECTARISMO O DE ESTAR AL SERVICIO DE INTERESES EXTRANJEROS.

   OFENSIVA YIHADISTA   
IRAK EN ESTADO DE SHOCK

Esçribe TINO BURGOS-
 Fuente: VIENTO SUR -  
21 de junio 2014

En los últimos meses la guerra en Siria entró en una fase agotamiento. Tras meses de impasse la situación parecía inclinarse a favor del presidente Assad. Sin embargo, la ofensiva desencadenada por el Ejército Islámico de Irak y Levante (EIIL) sobre Irak ha desmentido, aunque sea de forma parcial, estas previsiones. Quizás la guerra en Siria pase temporalmente a un segundo plano pero el traslado de los enfrentamientos a Irak abre un escenario si cabe más difícil y complejo por las consecuencias que pudiera tener. Con buena parte del protagonismo mediático centrado en Siria no eran muchos los analistas que
advertían de la inestable y compleja situación existente en Irak donde estaban convocadas elecciones para finales de abril de este año. Diversos analistas señalaban que en los últimos años se ha incrementado la pobreza en un país destruido por la guerra. De hecho se habla de seis millones de iraquíes viviendo en los límites de la miseria lo que facilita la inestabilidad y radicalización de segmentos importantes de la población. A la pobreza rampante habría que añadir otros elementos como son el fracaso en lo referente a la estabilidad y seguridad con un ascenso continuado de los atentados terroristas y por otro lado estaría el empeoramiento de sus relaciones con los países vecinos. La retirada norteamericana permitió albergar alguna esperanza con respecto al incremento de la estabilidad en el país. En efecto, retiradas las tropas invasoras
  parecía que los niveles de violencia disminuirían de forma drástica en la medida que una parte significativa de los atentados se dirigían contra ellas. Pero esta idea se sustentaba en que únicamente la presencia americana era la causante de la violencia en Irak olvidando un elemento tan importante como es la violencia sectaria protagonizada por sunnies y chiitas. Si se hubiera hecho un esfuerzo real por integrar a la comunidad sunnita en el proceso es posible que la situación no se hubiera deteriorado tanto como lo hizo en los últimos cuatro años. Pero la realidad es que los árabes sunnies han seguido sintiéndose como los grandes marginados y excluidos lo que ha favorecido su rechazo hacia el nuevo régimen al tiempo que alimentaban una creciente radicalización.
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