WASHINGTON SE CIERRA
Fuente:
EDITORIAL DE "LA JORNADA"
de México2 de julio 23014
Por medio de su presidente, John Boehner, la Cámara de
Representantes de Estados Unidos dio ayer un varapalo a Barack Obama, al
advertirle que en lo que queda de este año no habrá reforma migratoria. Se
entiende que la negativa abarca la petición del mandatario al Legislativo de aprobar
fondos adicionales para repatriar a los miles de menores centroamericanos que
han sido detenidos por internarse en territorio estadunidense sin documentos. Para
poner el fenómeno en contexto, cabe recordar que desde octubre pasado las
autoridades del país vecino han arrestado a más de 52 mil niños que intentaban
pasar la frontera por cuenta propia. Por su parte, el Instituto Nacional de
Migración (INM) afirma haber rescatado a más de 10 mil que transitaban por el
territorio nacional. Tales cifras podrían representar sólo la punta del iceberg
de un flujo mucho mayor cuyo incremento
coyuntural carece, hasta ahora, de explicación precisa. Se ha dicho que el crecimiento en el número de esos migrantes menores se originó por un mal entendimiento, en Centroamérica, de disposiciones gubernamentales estadunidenses; se ha afirmado también que grupos de la delincuencia organizada han difundido la especie –falsa– de que Washington daría entrada a niños cuyos padres residieran en Estados Unidos. Más aún, sectores republicanos en el Capitolio han acusado a la Casa Blanca de haber instigado esa oleada como forma de presionar al Congreso para que aprobara un marco legal orientado a regularización a millones de indocumentados y a regular nuevos ingresos de extranjeros al país. Independientemente de las causas circunstanciales que propiciaron el incremento de la migración de menores, las raíces estructurales del flujo migratorio de Guatemala, El Salvador y Honduras hacia Estados Unidos son la miseria, la violencia y, en general, la falta de perspectivas de vida, trabajo y seguridad que afecta a buena parte de las poblaciones de esos países hermanos. .
coyuntural carece, hasta ahora, de explicación precisa. Se ha dicho que el crecimiento en el número de esos migrantes menores se originó por un mal entendimiento, en Centroamérica, de disposiciones gubernamentales estadunidenses; se ha afirmado también que grupos de la delincuencia organizada han difundido la especie –falsa– de que Washington daría entrada a niños cuyos padres residieran en Estados Unidos. Más aún, sectores republicanos en el Capitolio han acusado a la Casa Blanca de haber instigado esa oleada como forma de presionar al Congreso para que aprobara un marco legal orientado a regularización a millones de indocumentados y a regular nuevos ingresos de extranjeros al país. Independientemente de las causas circunstanciales que propiciaron el incremento de la migración de menores, las raíces estructurales del flujo migratorio de Guatemala, El Salvador y Honduras hacia Estados Unidos son la miseria, la violencia y, en general, la falta de perspectivas de vida, trabajo y seguridad que afecta a buena parte de las poblaciones de esos países hermanos. .
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